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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 27 DE JUNIO DE 2012

 
OPINIÓN / ANALISIS

Los “recortes”no van con el Gobierno del PP

Por Juan Merino


Dice un viejo refrán español que no es lo mismo predicar que dar trigo. Y así han de pensar los miembros del Gobierno del Partido Popular que ayer defendieron con uñas y dientes -en sentido figurado, claro- pero con mucho brío que se produzcan “recortes” en sus sueldos. Bueno, ellos dicen que no es sueldo sino indemnización por asistencia a Plenos.

Se planteaba un ahorro al erario público de 500.000 euros anuales, un buen dinero para una causa justa, según nos vienen machaqueando día tras día, pero resulta que cuando les toca a ellos, se resisten a predicar con el ejemplo. Ya lo dijo un político destacado de los que se sientan en lugar privilegiado: “yo no estoy en política para perder dinero”. ¡Y vaya si lo han demostrado!

Una propuesta de José Antonio Carracao a la que se sumó Caballas pero que no obtuvo sus frutos porque la suma aritmética de los votos “peperos” aniquila cualquier intento de ponerlos contra las cuerdas. Y ayer fue tumbada sin paliativos.

En la nómina de este mes, los 800 empleados de las empresas municipales, comprobaran que son más pobres que el mes pasado, ya que sufriran un recorte entre el 3% y el 6%, según el baremo de sus retribuciones. De manera que disminuye su poder adquisitivo por la crisis y los Planes de Ajuste. Hace unos quince días, fueron cesados diez asesores para ahorrar -dijo el Gobierno- unos 300.000 euros anuales. Hace un año, los funcionarios, igualmente tuvieron recortes en sus salarios y se “vendió” como aquéllas plagas de Egipto: algo inevitable.

Y ahora, cuando los que tienen que dar ejemplo no lo hacen, se resisten a claudicar en favor de la crisis y alzan su mano sin el menor rubor para defender sus sueldos, algo que sería legítimo en circunstancias normales pero es que hablamos de excepcionalidad, de una situación -se dice a nivel nacional-, “de emergencia”, pero hasta en esto se comprueba que unos somos más iguales que otros, que no hay justicia, ni paridad, ni trato igualitario ni nada de nada. Simplemente una mofa general y un insulto a la inteligencia de la gente, un dislate que nos hace convivir -yo diría que malvivir-, en una sociedad aún de castas como en la Edad Media, donde hay unos privilegiados y unos desheredados, unos que juegan a ese diabólico despropósito de la llamada “Ley del embudo”: lo ancho para mí y lo estrecho... Y otros condenados al sufrimiento y el aguante.

¿Se explican ahora cómo surge el 15-M? Comportamientos de éstos facilitan los movimientos antisistema. Y no digamos el descrédito de los politicos.

De esta manera no es extraño que la credibilidad de quienes habrían de ser santo y seña, ejemplo de coherencia, testimonio vivo de admiración, resulta que representan el mayor sarcasmo del mundo mundial -que diría Torrente-, porque este estrambótico suceso al que asistimos en la tarde de ayer en el salón de Plenos, fue la representación más bochornosa imaginable, cuando unos señores trajeados y encorbatados y alguna señora, con una disciplina de voto que era más bien, una disciplina castrense a sus bolsillos, quisieron poner a buen recaudo sus dineros, sin el menor estupor ni vergüenza.

No se cortaron ni un pelo para escenificar que “lo mío es mío y que nadie me lo toque” y al que le vayan mal dadas, que se fastidie y, si sabe o puede, que rece todo lo que le sea posible. Se demostró que hubo dospartidos, PSOE y Caballas que sí estaban por la labor de dar ejemplo público y otro, el PP que no estaba por la labor de secundar la filosofía de Mariano Rajoy en materia de rebajas.

Y luego dicen que los ricos también lloran. Será de risa, claro.
 

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