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política - JUEVES, 28 DE JUNIO DE 2012


mohamed ali. f. raso.

EL OTRO PLENO
 

La multiplicación de los panes y los peces

Rabea Mohamed aludió al milagro bíblico para justificar los problemas presupuestarios en época de crisis, mientras que Aróstegui habló de “malversación moral de caudales públicos”
 

CEUTA
Juan Merino

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Nuestras señorías parecen empeñados en no aburrirnos pese a que las sesiones plenarias sean maratonianas. La del martes no es que lo fuera en sí mismo, pero con el añadido de las Juntas Generales de las Sociedades Municipales, se prolongó hasta bien entrada la tarde. Aún así, nos dejó algunas “perlas” que bien merecen el comentario desenfadado porque no todo va a ser crispación o debate político puro y duro.

A las seis de la tarde, el debate sobre los sueldos, esa propuesta de José Antonio Carracao que, al paso que lleva en la autopista de Estrecho, con su trabajo en Algeciras y su pernocta en Ceuta, vamos a tener que declararlo “pasajero del año”, pues destapó la Caja de Pandora: pedía, nada más y nada menos, que privar a sus señorías de la indemnización por asistencia a Pleno, esa que no figura para algunos en la declaración de bienes expuesta en la página web de la Ciudad Autónoma. Unos mil y pico euros de nada, si no se es portavoz y que supondría, según las cuentas del joven socialista, un ahorro de 500.000 euros anuales a las arcas públicas. Y Guillermo Martínez dijo que no, que los “recortes” sean para otros, haciendo válido aquél dicho: “Haced lo que yo diga pero no lo que yo haga”. No es un mensaje bíblico pero casi. O como diría Blas de Otero: “Que inventen (o piensen) otros”, que es tanto como decir “que se descuenten otros” (los sueldos). Lo dicho: el PP no tiene ninguna voluntad política de mengüar sus sueldos. Este capítulo según parece no entra en el Plan de Ajuste. Mala suerte.

Aróstegui acusó al Gobierno con sus calificativos habituales de “malversación moral de caudales públicos”, aludiendo al uso restrictivo de la televisión pública que él denomina como Radiotelevisión Vivas por no existir paridad entre la apariciones televisivas del presidente de la Ciudad y las suyas. Acuñó un bautizado por él “plus de peloteo” atribuido a trabajos de carácter especial por sacar al mencionado Vivas y llamó al partido del Gobierno “Partido Popular y de las casualidades” por las razones ventajosas que se dan en circunstancias que les son siempre favorables.

Yolanda Bel que tampoco va mal de locuacidad, le replicó llamándole listo, “el más listo, el primero de la clase de allí” (de la oposición, indicó extendiendo el brazo) y le recordó algo muy singular: “Le cogimos en paños menores” en clara referencia a cuando con los micrófonos abiertos, se captaron unos comentarios de Aróstegui a Mohamed Alí sobre sus verdaderas intenciones con la televisión pública: echar a los trabajadores, tras crear un Estatuto de la RTVCE.

Rabea Mohamed también tuvo su minuto de gloria en forma de frases que rememorar, como al replicar a Fatima Hamed sobre el Pacto Local contra la Pobreza aludidiendo a los capítulos presupuestarios y recurrió a un pasaje bíblico del Cristianismo: la multiplicación de los panes y los peces, algo que ella no podía conseguir. Obvio, ya que si no, sería santa. Y no es el caso: con los ajustes caben pocos milagros. Si acaso, buenas intenciones y poco más.

De maquiavélico planteamiento llamó Guillermo Martínez la alusión de Aróstegui al Gobierno de promover la conmemoración en 2015 de una efeméride portuguesa a gravés de la Fundación “Ceuta Crisol de Culturas”, ya que en esa anualidad hay coincidencia electoral.

Susana Román también aludió a José Antonio Carracao como “instalado en la más pura demagogia” y éste de “maledicencia” a Guillermo Martínez en su intervención por su réplica a Juan Luis Aróstegui en la relación portuguesa-electoral.

Mohamed Alí, en la intervención polémica sobre los sueldos, hizo de Pepito Grillo, una llamada a las conciencias de sus señorías: “En la calle, los ciudadanos dicen que cobramos mucho y trabajamos poco”.

Aróstegui, que es maestro en decir lindezas de todo signo, aún se prodigó en algunas más en alusión a los escaños del PP: “Son más lentos que Zapatero para enterarse de la crisis” y concluyó su retahíla de calificativos con éste: “Dicen las cosas para que la gente no se entere” y a modo de autobombo.

Al márgen de la esgrima dialéctica, nuestros políticos, siempre se encargan de hacernos el debate más llevadero y nos regalan intervenciones cargadas de chascarrillos unas veces, de frases rimbombantes otras y, en algunos casos, de ocurrencias no exentas de ironía, sarcasmo y, hasta humor. Ya saben: al mal tiempo, buena cara. No todo va a ser crisis económica.
 

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