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OPINIÓN - JUEVES, 28 DE JUNIO DE 2012

 

OPINIÓN / EL OASIS

Perrilleros
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Se me pide en la calle, por parte de lectores de esta columna que mantengo en usufructo, que escriba algo sobre la declaración de bienes hecha por los políticos de esta ciudad. Y lo primero que se me ocurre decirles es que me cuesta lo indecible opinar acerca de lo que no deja de ser el mayor camelo concebido para hacernos creer que los políticos son personas transparentes. Personas cabales, de las que entran pocas en kilo.

La declaración de bienes de los políticos me parece a mí que no deja de ser la mejor versión del cuento del alfajor. O lo que es lo mismo: una fábula inverosímil y absurda. Y uno, con la edad que tiene, y sabiendo lo que sabe, no está ya en condiciones de decir amén como si aún fuera un monacillo ejemplar.

Uno ha oído, entre otras muchas cosas, que ha habido políticos, en esta ciudad, como en muchas otras, que han guardado grandes sumas de dinero en una maleta, y la han situado debajo de la cama de su dormitorio. Sí; usted puede responderme que lo dicho por mí no deja de ser una leyenda urbana. Quizá. Pero yo le concedo la misma credibilidad que a las declaraciones de bienes aireadas por la clase política de esta tierra.

La clase política de esta tierra, tuvo en el último pleno la posibilidad de comportarse como Dios manda y de paso recuperar parte del prestigio perdido hace ya bastantes años. Porque a ver quién es el guapo, o la guapa, que se atreve a decirme que no se tapa la nariz cuando le toca referirse a ciertos políticos.

Verbigracia: ¿cómo es posible que en el pleno celebrado el pasado martes los consejeros populares votaran en contra de prescindir de los mil trescientos euros que ganan por asistir a una sesión plenaria, cada mes?

Semejante postura, como comprenderán ustedes, demuestra que son unos perrilleros. Perrillero, por si usted no lo sabe, se dice en Andalucía de la persona que es muy económica, y que no pierde oportunidad de ganar aunque sea una pequeña cantidad.

De modo que conociendo de qué manera actúa el jefe de los perrilleros, no me extraña que la orden dada a los suyos, que son mayoría, fuera la de negarse a dejar de percibir lo que ellos llaman indemnización por hacerse notar en las sesiones plenarias.

Comportamiento muy apropiado (!) para los tiempos que corren. Tiempos donde el paro aterra cada vez más. Donde los centros de asistencia social se ven ya desbordados por una marea humana que no tiene para poner la olla diaria. Y, sobre todo, porque cada vez hay más miseria en una España en la que su bienestar social no cesa de deslizarse por la ladera de la perdición.

En esta ocasión, es decir, cuando los políticos tenían que aprobar la propuesta llevada al pleno por José Antonio Carracao y secundada por Caballas, que no era sino la de prescindir de los mil trescientos euros por asistir al pleno mensual, los populares en vez de aprovechar el momento para salir reforzados del envite, se pusieron de los nervios ante la idea de ver mermados sus dineros. Triste actuación la de todos ellos. Mucho más cuando el portavoz habló de que él no ha sido elegido como político por los ciudadanos para perder dinero. Tampoco los ciudadanos le han pedido a él que se convierta en profesional de la política. Que lo es porque se vota a unas siglas y no a las personas.

En fin, que viendo actuar a semejantes perrilleros, como quieren ustedes que yo crea en la declaración de bienes que han hecho.
 

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