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OPINIÓN - JUEVES, 28 DE JUNIO DE 2012

 
OPINIÓN

Melilla y Ceuta son iguales... menos en el trato al equipo

Por R. García


Estamos a muy pocas horas de que se cierre el plazo para hacer frente a las deudas por impago a jugadores. También para conocer el desenlace del futuro de la A.D. Ceuta.

Los aficionados ya se han pronunciado. Han puesto nombre y apellidos al respaldo, su identidad, su compromiso, su sentimiento. La Ciudad Autónoma no se ha pronunciado tras la presentación de más de 5.000 firmas de apoyo. De momento, el silencio es su respuesta que es tanto como una interpretación de indiferencia que no se corresponde con la actitud que hay en otra ciudad de idénticas características: Melilla. Allí no hay tantas facturas sin pagar ni aparecieron en los cajones impagos con la profusión que aquí. A nivel económico, se han hecho mejor las cosas y allí dicen que actuaron con inteligencia.

Con el equipo de fútbol de Segunda B, nada que ver con el caso de Ceuta. Al Melilla se le concede una subvención de 1.600.000 euros, mientras aquí se deja en la octava parte de esa cantidad, para el caso de que quiera competir (lo de competir es un decir, más bien, habría que señalar, “arrastrarse”). Una forma irrisoria de falta al respeto a quienes se desviven en gestiones y trabajo por el primer equipo de la Ciudad.

No es de recibo los cambios de conducta con tanta facilidad. Y máxime cuando leemos, en un caso que debería ser el paralelo a Ceuta, el espejo en el que mirarnos que el club melillense envió a primera hora del martes una transferencia de 208.000 euros al sindicato de futbolistas para abonar el segundo plazo de la ficha de la plantilla. De este modo, salva su primer “match-ball” para poder continuar en la Segunda División B la próxima temporada, ya que también deberá hacer frente a un aval de 200.000 euros a primeros del próximo mes de julio y que concluye el dia 5 de julio.

La diferencia entre Melilla y Ceuta, para desgracia nuestra es que allí sí hay un respaldo decidido, eficaz y claro con la U.D. Melilla y aquí, a lo que parece no. A pesar de que la AD Ceuta en los últimos 15 años a dado más a Ceuta que la UD Melilla a Melilla ¿Cuantos play off de ascenso a disputado la UD Melilla y cuantos la AD Ceuta? ¿Cuantas veces se ha enfrendado al FC Barcelona el equipo melillense y cuantas el equipo ceutí?

Las vicisitudes que han sido necesarias para desembocar en esta caótica situación, vienen jalonadas por una serie de incumplimientos políticos y un “pufo” económico en forma de embargos de la Agencia Tributaria por la catastrófica gestión de la directiva que presidió Felipe Escane con todas las bendiciones políticas y económicas de Juan Vivas, y el refuerzo del presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta, Antonio García Gaona. Se ha pasado de un fervor y entrega política al fútbol a un desinterés clamoroso, como si pincharamos un globo y se desinflara, sin justificación aparente posible.

No se entiende, a la luz de la inteligencia, un comportamiento tan variable como éste. Se ha pasado del fanatismo por el fútbol a la indiferencia, sin un paso intermedio que conlleve cierta justificación. Una actitud en el ámbito político, ya que se ha demostrado que hay 5.331 ciudadanos que han dicho que sí quieren fútbol profesional y ver a su Ceuta en Segunda B, a quienes se les ignora, de manera increíble y quienes bien merecen una respuesta del Gobierno, atendiendo una demanda que no puede caer en saco roto.

Si tantas veces no hemos comparado con Melilla, si nuestro Gobierno local dice “ir de la mano” con la Ciudad hermana, no se entiende, no puede entenderse que el único punto de divergencia y de diferencia, sea precisamente el fútbol al mismo nivel y en la misma categoría. Es evidente que la política deportiva en una y otra ciudad son distintas al igual que los comportamientos de los dirigentes y las concepciones de lo que supone el fútbol a nivel profesional y de carácter nacional. Por eso decimos que Melilla y Ceuta son iguales en todo...menos en el fútbol de Segunda División B. Una diferencia que ni se entiende ni se comprende. No cabe encogerse de hombros, hacer oídos sordos o mirar para otro lado. La indiferencia es una forma de cobardía e indignidad.

Cuando aún resuenan en nuestro oídos los gritos de “¡España, España, olé, olé, olé!” de los miles de aficionados ceutíes que exteriorizan un sentimiento, no cabe otra que no abstraerse de ese otro sentimiento local: el de la A.D. Ceuta.

Si el fútbol mueve pasiones, el sentimiento, la pasión y el corazón de la A.D. Ceuta está grabado en más de un ceutí. Y esto ni se puede ni se debe olvidar, al margen de la política y de los políticos.
 

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