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OPINIÓN - DOMINGO, 8 DE JULIO DE 2012

 
OPINIÓN

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


LUNES 2.


Cuando descienden los grados del termómetro de los comentarios de la Eurocopa, uno no se resiste a contar lo que le ha parecido la retransmisión de los partidos ofrecidos por Telecinco. El parecer es un desastre. Porque Manu Carreño, Paco González, Juanma Castaño y Sara Carbonero han sido el hazmerreír de quienes nos hemos sentados ante el televisor ávidos de que nos cuenten lo que no podemos percibir por estar fuera del campo. Los tales se nos han mostrado como unos fanáticos de tomo y lomo. Cambiando de opiniones a cada paso y diciendo una sarta de tonterías dignas de ser enmarcadas para situarlas en todas las redacciones con el fin de que nadie vuelva a caer en semejante error y horror. Con ellos estaba Fernando Morientes, figura indiscutible que ha sido de nuestro fútbol, como glosador. Y me cuesta lo indecible tener que calificarle de memo. Porque hay que serlo para en vez de contarnos lo que estaba ocurriendo durante los partidos, nos dijera todo el tiempo que la selección española estaba madurando la jugada. Los comentaristas siguen sin comprender que la televisión no tiene nada que ver con la radio. Y los glosadores tampoco se han percatado de que su labor consiste en enseñarnos lo que ellos saben de fútbol. Y, por lo que hemos deducido en esta Eurocopa, los comentaristas gritan cuán malditos y el glosador Morientes, en este caso, nos pareció que tuvo una actuación desafortunada.

Martes. 3


Minutos de conversación con Francisco Márquez, diputado por Ceuta. Hacía ya la tira de tiempo que no charlaba con él. Y hoy se me ha presentado la oportunidad de hacerlo. Debo confesar que ha sido debido a un encuentro casual. FM, como es habitual en él, ha mostrado su buen talante y ha sabido responderme a las preguntas que le hice. Eso sí, exhibiendo maneras. Las que conocemos quienes hemos tenido la suerte de tratarle. En mi caso, la verdad sea dicha, pocas veces. Aunque no he necesitado más para sentirme satisfecho de su comportamiento. La charla nos ha servido para afrontar los malos momentos que estamos viviendo, relacionados con la crisis económica. Y el diputado popular no ha tenido el menor inconveniente en anticiparme que saldremos de ella antes de lo previsto. Ojalá que sus augurios se conviertan en realidad. Cuando le he inquirido acerca del fútbol local, es decir, del problema de la AD Ceuta, el diputado ha renunciado a opinar del asunto. Y, claro está, aceptamos su renuncia. Faltaría más.

Miércoles. 4


En el verano de 1973, en las instalaciones del INEF, se celebró el Curso Nacional de Entrenadores de Fútbol, en régimen de concentración -dirigido por José Villalonga, quien, tras sufrir un infarto en las dependencias del centro, fallecería días después-, y en él tuve la suerte de conocer a Luis Aragonés. Luis llegó al curso muy preparado. Motivos tenía para ello: había contado con apuntes por los cuales se iban a regir los exámenes. Algo de lo que carecíamos los aspirantes que llegábamos de provincias. Luis, a simple vista, aparentaba sequedad y parecía poco dispuesto a entablar relaciones con sus compañeros de curso. Lo cual no dejaba de ser un error que se diluía en cuanto uno tenía la oportunidad de tratarlo. Durante unos ejercicios de lanzamientos de faltas, en los que yo era el encargado de mandar la prueba, recurrí a sus servicios como jugador para golpear el balón por el lado de la barrera que creí conveniente. Y Luis fue tan certero en su cometido como para ayudarme a obtener una buena nota por parte de Hector Núñez, que hacía de profesor. Luego, por casualidades de la vida, tuve la suerte de tratarle más. Y saqué la siguiente conclusión: ganarse la amistad de Aragonés era tan difícil como rentable era conseguirla. Nuestras relaciones salieron fortalecidas tras enfrentarse uno de los equipos entrenados por mí al Atlético de Madrid en la Copa del Rey. También por unas visitas suyas a mi pueblo de nacimiento. Y, más tarde, nos vimos en Ceuta, durante un torneo triangular en el cual participaron los del Manzanares. Así que tuve la suerte de compartir varias horas de charla con Luis y con el siempre recordado don Vicente Calderón. Hoy, cuando hace ya un mundo que no hablo con Luis, me causa tanta irritación como pena me produce, leer y oír los comentarios de muchos periodistas contra el seleccionador que hizo posible que España sea la que es. Y todo porque Luis ha opinado sobre la selección. Vaya tela…

Jueves. 5


Me encuentro en la redacción de este periódico a Juan Redondo y a Jesús Gordillo. Ambos son dirigentes de los Verde-Grupo Verde de Ceuta. Y no tengo el menor inconveniente en invitarles a que me acompañen a refrescarnos en el Bar el Mentidero. A Jesús Gordillo lo conozco yo desde el primer día que arribé a Ceuta. En cambio, con Juan es la primera vez que hablo. Y a fe que nos ha cundido la charla. Desconocía yo que Juan fuera entendido en vinos. Vamos, ni idea tenía yo que chamullara tanto y tan bien de ese liquido preciado que es placer de dioses. Eso sí, se me ha olvidado recomendarle a Redondo el libro de ‘Tierra de vinos’. Donde viene el siguiente párrafo que es calcado a lo que él me ha dicho a mí en un momento de nuestra charla. “Un sacacorchos, un vaso y un rincón soleado para un rato campestre son suficientes para obtener un inmenso placer de una botella de vino. Por lo tanto, qué lastima si la botella esta tibia o demasiado fría; si el sacacorchos rompe el corcho; si el vino no se lleva bien con los alimentos que hemos puesto en la cesta…”. Resumiendo: que me lo he pasado la mar de bien pegando la hebra con Gordillo y Redondo. Espero repetir.

Viernes. 6


Veo venir de lejos a Pedro Gordillo por la Avenida Antonio López Sánchez-Prado. Hay un momento en el cual lo tengo a la distancia oportuna para llamar su atención. Pero me resisto a levantar la voz en plena calle. Con Pedro no hablo yo desde hace ya mucho tiempo. La última vez fue cuando lo entrevisté por teléfono. Por cierto, debo decir que yo esperaba su llamada cuando la entrevista vio la luz. Pero me quedé con las ganas. Aunque entiendo que Gordillo debe estar muy preocupado con sus cosas como para acordarse de que es conveniente ponerse en contacto con quien hizo todo lo posible por darle su sitio en todo momento. Bueno, pelillos a la mar. Ya que uno, a medida que cumple años, es más consciente de que casi todo el mundo actúa en la vida acorde con sus conveniencias. Como debe ser… Así que a otra cosa, mariposa.

Sábado. 7


Se ha cumplido una semana desde que fuimos informados que se había producido el descenso administrativo de la Asociación Deportiva Ceuta. El primer equipo de la ciudad. Por no poder pagar sus deudas como consecuencia de los compromisos económicos incumplidos por el Gobierno presidido por Juan Vivas. La noticia no causó la menor sorpresa porque los aficionados ya sabían que Vivas había condenado al equipo desde hacía mucho tiempo. Con el fin de dedicarle todo su apoyo económico a la Federación de Fútbol de Ceuta. De la que es algo más que presidente. Y, por tanto, se puede permitir el lujo de codearse con los personajes de un organismo que están viviendo sus mejores años. Ahí es nada darse una vuelta por Madrid con Antonio García Gaona y compartir mesa y mantel con un Villar que manda más que cualquier ministro de la cosa. Lo que no sé aún es si Vivas forma ya parte de la Obra. Es decir, del Opus Dei. Ni en calidad de qué. Pero todo se andará. Y es que los hay que se apuntan a lo que sea con tal de vivir el poder a lo grande.
 

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