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					El capitán Carlos V.D. se sentó ayer en el banquillo de los 
					acusados en la sala de vistas del Juzgado de lo Penal número 
					2 de Ceuta. Lo sentó un ex soldado, ‘El Tarifa’, José 
					Alberto G.S., que le acusó de haber suministrado datos 
					personales y no accesibles para cualquier persona no 
					autorizada, para plantearlos ante un juzgado en un caso de 
					un accidente de tráfico. 
					 
					Ex soldado y capitán se veían las caras en lo Penal. Todo 
					venía de un hecho aparentemente banal. Cada uno conducía su 
					automóvil en el interior de las instalaciones del Regimiento 
					de Ingenieros número 7, en 2008. Según explicó el ex soldado 
					a este diario, el capitán “iba conduciendo su coche y venía 
					‘cargado’ de la cantina’. Sea como fuere, los dos vehículos 
					chocaron. 
					 
					Ambos firman un parte amistoso del accidente, pero el 
					capitán, según dijo en el juicio celebrado ayer, siguió 
					instrucciones de un abogado representante de la compañía de 
					seguros, Mutua Madrileña, para conseguir documentación 
					accesoria. El entonces soldado, tres días después del 
					accidente, se presentó a unas pruebas físicas del Ejército. 
					Según explicó, fue a Cádiz, a pasar una jornada de Carnaval 
					y volvió a Ceuta. Empezó a encontrarse mal -lesiones en el 
					cuello como consecuencia del accidente- y dijo que pasó 
					dichas pruebas en mal estado físico, pero que lo hizo ya que 
					había sido advertido por algún mando de que si no lo hacía 
					sería arrestado. 
					 
					Pasó satisfactoriamente las pruebas y éste hecho fue 
					determinante para que el capitán se hiciera con el resultado 
					del test de aptitud y dárselo a su abogado. Se trata de 
					datos personales que se encuentran inmersos en un programa 
					informático denominado Siperdef, en el que el Ministerio de 
					Defensa tiene anotados los datos personales -algunos de 
					ellos clasificados, como es lógico- de todos y cada uno de 
					los militares que están incluidos en él. 
					 
					El capitán habló con el brigada Antonio P.N. y le solicitó 
					el expediente mediante el cual se certificaba que el soldado 
					había pasado unas pruebas físicas duras y que se encontraba 
					en buen estado de salud, con el objetivo de que su abogado 
					demostrara que el joven soldado no había sufrido lesiones 
					tras el accidente de tráfico. El brigada declaró ayer en la 
					sala de vistas y dijo que en realidad no recordaba 
					exactamente el hecho, dado que era normal que sus superiores 
					pidieran informes de este tipo. También declaró un mando 
					superior, un teniente coronel, Francisco Javier M. L., a la 
					sazón jefe de personal del RING 7, en el acuartelamiento, 
					que fue quien compulsó el documento que el brigada había 
					extraído de Siperdef en referencia al soldado. Algo 
					habitual, en realidad, pero que en realidad no lo fue tanto, 
					puesto que el documento en cuestión fue puesto por el 
					capitán Carlos V. D. en la mesa del abogado de la Mutua 
					Madrileña. 
					 
					En la sesión también declaró ayer, uniformado por cierto, el 
					teniente coronel Carlos A., llamado para testimoniar en 
					cuanto a aspectos de carácter técnico en lo que respecta a 
					los programas informáticos del Ministerio de Defensa. Se le 
					preguntó si la divulgación a terceros de la información no 
					reservada ni clasificada contenida en los ficheros que cada 
					militar cuenta en Siperdef se puede facilitar a terceros. 
					“Depende de qué terceros”, señaló el militar. Los datos, en 
					definitiva, no son accesibles al público en general y desde 
					luego si son solicitados por cualquier persona que no sea el 
					propio interesado, esto es, el titular del fichero -se habló 
					incluso del acceso que pudiera tener la prensa- tendrían que 
					ser solicitados formalmente y pasar por toda una cadena de 
					mando para obtener una respuesta. La abogada que 
					representaba la acusación particular tuvo una actuación muy 
					brillante. El capitán acusado fue representado por una 
					abogada de la península que fue muy protocolaria en cuanto 
					al trato con el juez titular del Juzgado de lo Penal número 
					2 y prolija en detalles que en algunos momentos llegaron a 
					resultar cansinos. 
					 
					En todo caso, el Ministerio Fiscal pidió una multa para el 
					capitán, mientras que la acusación particular solicitó que 
					el militar fuera condenado a dos años de prisión y tres de 
					inhabilitación, así como a pagar las costas. También 
					solicitó una responsabilidad civil de 10.000 euros, 
					subsidiaria para el Ministerio de Defensa, que no compareció 
					representado en la vista oral. 
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