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sucesos - VIERNES, 13 DE JULIO DE 2012


El Regimiento de Ingenieros número 7. ep.

reportaje / justicia
 

“¿Yo soy su perro?”

Un ex soldado lleva al banquillo a un capitán y le acusa de revelación de información conocida por razón de su oficio, en una vista celebrada ayer en el Juzgado de lo Penal número 2 de Ceuta
 

CEUTA
El Pueblo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

El capitán Carlos V.D. se sentó ayer en el banquillo de los acusados en la sala de vistas del Juzgado de lo Penal número 2 de Ceuta. Lo sentó un ex soldado, ‘El Tarifa’, José Alberto G.S., que le acusó de haber suministrado datos personales y no accesibles para cualquier persona no autorizada, para plantearlos ante un juzgado en un caso de un accidente de tráfico.

Ex soldado y capitán se veían las caras en lo Penal. Todo venía de un hecho aparentemente banal. Cada uno conducía su automóvil en el interior de las instalaciones del Regimiento de Ingenieros número 7, en 2008. Según explicó el ex soldado a este diario, el capitán “iba conduciendo su coche y venía ‘cargado’ de la cantina’. Sea como fuere, los dos vehículos chocaron.

Ambos firman un parte amistoso del accidente, pero el capitán, según dijo en el juicio celebrado ayer, siguió instrucciones de un abogado representante de la compañía de seguros, Mutua Madrileña, para conseguir documentación accesoria. El entonces soldado, tres días después del accidente, se presentó a unas pruebas físicas del Ejército. Según explicó, fue a Cádiz, a pasar una jornada de Carnaval y volvió a Ceuta. Empezó a encontrarse mal -lesiones en el cuello como consecuencia del accidente- y dijo que pasó dichas pruebas en mal estado físico, pero que lo hizo ya que había sido advertido por algún mando de que si no lo hacía sería arrestado.

Pasó satisfactoriamente las pruebas y éste hecho fue determinante para que el capitán se hiciera con el resultado del test de aptitud y dárselo a su abogado. Se trata de datos personales que se encuentran inmersos en un programa informático denominado Siperdef, en el que el Ministerio de Defensa tiene anotados los datos personales -algunos de ellos clasificados, como es lógico- de todos y cada uno de los militares que están incluidos en él.

El capitán habló con el brigada Antonio P.N. y le solicitó el expediente mediante el cual se certificaba que el soldado había pasado unas pruebas físicas duras y que se encontraba en buen estado de salud, con el objetivo de que su abogado demostrara que el joven soldado no había sufrido lesiones tras el accidente de tráfico. El brigada declaró ayer en la sala de vistas y dijo que en realidad no recordaba exactamente el hecho, dado que era normal que sus superiores pidieran informes de este tipo. También declaró un mando superior, un teniente coronel, Francisco Javier M. L., a la sazón jefe de personal del RING 7, en el acuartelamiento, que fue quien compulsó el documento que el brigada había extraído de Siperdef en referencia al soldado. Algo habitual, en realidad, pero que en realidad no lo fue tanto, puesto que el documento en cuestión fue puesto por el capitán Carlos V. D. en la mesa del abogado de la Mutua Madrileña.

En la sesión también declaró ayer, uniformado por cierto, el teniente coronel Carlos A., llamado para testimoniar en cuanto a aspectos de carácter técnico en lo que respecta a los programas informáticos del Ministerio de Defensa. Se le preguntó si la divulgación a terceros de la información no reservada ni clasificada contenida en los ficheros que cada militar cuenta en Siperdef se puede facilitar a terceros. “Depende de qué terceros”, señaló el militar. Los datos, en definitiva, no son accesibles al público en general y desde luego si son solicitados por cualquier persona que no sea el propio interesado, esto es, el titular del fichero -se habló incluso del acceso que pudiera tener la prensa- tendrían que ser solicitados formalmente y pasar por toda una cadena de mando para obtener una respuesta. La abogada que representaba la acusación particular tuvo una actuación muy brillante. El capitán acusado fue representado por una abogada de la península que fue muy protocolaria en cuanto al trato con el juez titular del Juzgado de lo Penal número 2 y prolija en detalles que en algunos momentos llegaron a resultar cansinos.

En todo caso, el Ministerio Fiscal pidió una multa para el capitán, mientras que la acusación particular solicitó que el militar fuera condenado a dos años de prisión y tres de inhabilitación, así como a pagar las costas. También solicitó una responsabilidad civil de 10.000 euros, subsidiaria para el Ministerio de Defensa, que no compareció representado en la vista oral.
 

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