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					Al menos tres furgonetas de gran tamaño fletadas por la 
					Gendarmeria Nacional de Marruecos practicaban esta mañana 
					una formidable redada en el bosque de Gurugú, junto a la 
					frontera española de Melilla, donde el pasado martes murió 
					un soldado marroquí . Testigos presenciales aseguraban que 
					se trataba de una nueva detención masiva de inmigrantes 
					llegados hasta allí desde distintos puntos de Africa. 
					Anteayer, bajo este mismo despliegue, fueron capturados 
					alrededor de 80, pero las detenciones de ayer, que incluyen 
					a bebés y a mujeres embarazadas, pueden llegar a ser mucho 
					más numerosas. 
					 
					Así lo confirmó Helena Maleno, una cooperante española que 
					ha promovido la ONG Caminando Problemas y que mantiene 
					contactos frecuentes con estos migrantes a menudo 
					malqueridos en Marruecos. El destino final de los detenidos 
					podría ser el de Oujda, en la frontera argelina, aunque 
					también se especula con que puedan ser trasladados hasta el 
					campamento militar de Bab-Taza en Xauen, aunque esta última 
					hipótesis no es fiable.“Nos llega información de que la 
					autoridad marroquí está deportando a los inmigrantes a otras 
					zonas fuera de los alrededores de Melilla –afirmaba esta 
					misma semana Abdelmalik El Barkani, delegado del Gobierno 
					español en Melilla--. Están consiguiendo que muchos de estos 
					inmigrantes que están al acecho, y cercanos a la zona de la 
					valla, abandonen ese sitio, evitando que entren”. 
					 
					Llevan media vida intentando cruzar la frontera española, 
					aunque durante las últimas semanas han vuelto a probar 
					suerte con el salto de la valla, quizá como respuesta a la 
					creación de una Comisaría Conjunta entre las policías de 
					España y de Marruecos, puesta en marcha durante el pasado 
					mes de junio en Algeciras y cuyas misiones fundamentales 
					estriban en la lucha contra la inmigración irregular y el 
					narcotráfico. 
					 
					Cientos de sin papeles llegados a Marruecos desde distintos 
					puntos del mapa de la desolación africana siguen repartidos 
					en distintos puntos del norte del país, sobre todo en las 
					proximidades de Ceuta y Melilla. Y en las últimas semanas 
					han protagonizado diversos intentos de salto masivo sobre 
					las vallas del perímetro fronterizo melillense, que ya 
					fueron reforzadas por las autoridades españolas cuando en 
					2005 se registraron incidentes parecidos. 
					 
					Ahora, según Helena Maleno, los alrededores de Ceuta no 
					registran poblamientos tan masivos como los de Melilla: 
					“Hasta Ceuta, llegan inmigrantes de distintos países 
					africanos que se encuentran radicados en Rabat. Si no 
					saltan, permanecen en la zona dos o tres días y vuelven a su 
					punto de origen”. En el caso de Melilla, se especula que 
					hasta las redadas y saltos de los últimos días, la colonia 
					de migrantes clandestinos podría alcanzar hasta 600 
					personas, de muy diferente procedencia. 
					 
					El pasado martes, un soldado de las Fuerzas Reales de 
					Marruecos murió en una de esas tentativas de salto, que 
					tuvieron lugar a primera hora del pasado martes 10 de julio 
					y que seguía la secuela de las que se registraron desde el 9 
					de junio, cuando doscientas personas de procedencia 
					subsahariana intentaron usar esa vía aunque sólo 48 lo 
					lograron. El día 26 de ese mismo mes, volvieron a repetirse 
					los incidentes, protagonizados entonces por 50 inmigrantes 
					irregulares.  
					 
					La intentona de esta semana fue reprimida con contundencia, 
					hasta el punto de que los guardias civiles españoles, con 
					apoyo del Cuerpo Nacional de Policía, llegaron a disparar 
					balas de goma, mientras los fugitivos de Africa arrojaban 
					piedras contra los agentes de un lado y otro de la frontera. 
					Una de ellas, según la versión oficial marroquí, alcanzó al 
					soldado acuartelado en Farhana y que sufrió traumatismo 
					encefálico y, como consecuencia del mismo, falleció cuando 
					era trasladado al hospital Hassani de Nador, donde ingresó 
					cadáver. 
					 
					Del militar sólo se sabe que tenía 45 años y procedía de 
					Ouarzazate. Ni siquiera, hasta ahora, ha trascendido el 
					nombre del soldado muerto, pero lo cierto es que dicha 
					noticia puede criminalizar aún más a dicho colectivo en su 
					conjunto, acentuando su marginalización y la represión que 
					vienen sufriendo desde que Marruecos se convirtió en paso 
					obligado para estos migrantes en su camino hacia el supuesto 
					paraíso europeo.  
					 
					Según el ministerio del Interior de Marruecos, que titula 
					actualmente Mohand Laenser, 26 inmigrantes irregulares 
					fueron detenidos y “las fuerzas del orden han respondido con 
					firmeza ante este asalto organizado y violento”.  
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					La patera que nunca existió 
					Helena Maleno, la cooperante 
					española de “Caminando Fronteras”, denuncia que, en las 
					últimas semanas, se ha incrementado el oscurantismo por 
					parte de las autoridades españolas y marroquíes, en torno a 
					la inmigración clandestina. Sin embargo, la información 
					parece fluir más entre los cuerpos y seguridad de ambos 
					países, que se coordinan a través de una Comisaría conjunta 
					que ya opera en la zona del Estrecho y cuya puesta en 
					marcha, decidida por el Gobierno anterior, se precipitó tras 
					la primera entrevista oficial entre el presidente español 
					Mariano Rajoy, del Partido Popular, y el primer ministro 
					marroquí Abdelilah Benkiran, del islamista Partido de la 
					Justicia y el Desarrollo. 
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