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OPINIÓN - DOMINGO, 22 DE JULIO DE 2012

 
OPINIÓN

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


LUNES 16.


Hay columnistas, de periódicos de gran tirada nacional, que aprovechan el momento para recordarnos lo honrados que eran los políticos de la dictadura. Con el fin de no escribir ni un párrafo de nuestro presidente: Mariano Rajoy. Porque no encuentran motivo alguno para hacerle el artículo. Ya que Rajoy más que achicharrado está ya carbonizado. De entre esas columnas, he leído una en ‘La Razón’ y rápidamente se me ha venido a la memoria lo que cuenta en sus memorias el doctor Puigvert acerca de Blas Pérez González: catedrático de Derecho Civil, que llegó a ser ministro de la Gobernación. Los ministros, en aquella época, la verdad sea dicha, no eran mucho más que secretarios de despacho. En fin, a lo que iba: cuenta el célebre urólogo catalán la escena que le había relatado don Blas. Era la época de las restricciones de gasolinas derivadas del bloqueo económico mundial al régimen español. Don Blas obtuvo una lista nominal de los usuarios de 4.600 coches oficiales destinados al servicio familiar de personajes con cargo oficial. Y se la mostró a Franco, con la información de los miles de litros de gasolina que aquellos coches dispendiaban. El Jefe del Estado la revisó con minuciosidad, informándose a fondo. Luego le dijo simplemente: “De esto ya hablaremos otro día”. Como quiera que ese “otro día” no llegaba, Blas Pérez, pasado un tiempo que consideró prudencial, volvió al Pardo a plantear el tema. Franco, después de revisar la lista de nuevo le respondió: “Guárdese usted la lista; sólo conseguiría hacerme 4.600 enemigos más. No interesa”. Esta historia se volvió a repetir entre Franco y don Felipe Abárzuza, ministro de Marina entre finales de los cincuenta y principio de los sesenta. Yo estaba en el Ministerio de Marina. Ocupando destino en la planta del ministro.

Martes. 17

Permanezco, casi una hora, delante del televisor, viendo imágenes de la sesión plenaria. Y compruebo lo que ya sabía: las magnificar relaciones que mantienen los diputados populares con los de Caballas. Sobre todo con su dirigente principal: Juan Luis Aróstegui. Siempre bajo la sonrisa y la mirada complaciente de Fatima Hamed. Como ya es costumbre. No puedo por menos preguntarme a que se deberá el buen rollo que mantienen ambas partes. Y pronto caigo en la cuenta de que ha vuelto a producirse el mejor entendimiento entre Juan Vivas y Juan Luis. De tal forma, que si no votaron los populares la propuesta de Caballas acerca de implantar un ‘observatorio de la convivencia’ fue, sin duda alguna, porque semejante patochada no pegaba de ninguna manera. Debo reconocer, sin embargo, que Aróstegui estuvo brillante en su disertación. Me pareció, además, verle arrepentido, de verdad, de aquel pasado suyo cuando se desgañitaba en los medios haciendo declaraciones con ribetes de racismo. Nunca es tarde… Pero debería frenar un poco ese ímpetu por querer saber, deprisa y corriendo, qué momento se está viviendo en las relaciones entre personas de culturas diferentes. Ah, me quedé de piedra con lo que le dijo José Antonio Carracao al dirigente principal de Caballas. Señor Aróstegui: “No me gusta su forma de ser, ni su forma de hacer política”. Sentencia breve, claro está, pero contundente.

Miércoles. 18

A fe que me esperaba una respuesta como la que ha dado el alcalde sobre los chismes referidos a que, más pronto que tarde, él estaría viviendo plácidamente en la Costa del Sol tras dejar el cargo. La respuesta se veía venir: “Estoy más motivado que nunca”. Y, claro, una persona que está viviendo con tanto entusiasmo su cargo, en momentos tan difíciles, cómo se le va a pasar por la cabeza salir de naja. Largarse de una ciudad donde es adorado por innumerables ciudadanos que sufrirían lo indecible si acaso a Juan Vivas le diera por liarse la manta a la cabeza y dejarlos. Dejarlos, a estas alturas, sería abandonarlos a su suerte. Pues a ver quién va a ser capaz de sustituir a una autoridad tan competente y tan entregada a su labor desde hace casi doce años. De haber dimitido Vivas, como alcalde, seguramente que habría habido una manifestación dolorosa. El hecho en sí, unido a la lamentable situación económica que se está viviendo, supondría un verdadero drama para la ciudad. Por lo tanto, nada más leer la noticia, he sentido un alborozo indescriptible. Satisfacción que me ha hecho gritar con fuerza: ¡Vivas no se va, Vivas no se va, Vivas no se va! ¡Vivas es cojonudo, Vivas es cojonudo! Ahora, en cuanto ceda mi emoción, me iré a la calle a celebrarlo. Y ya les contaré mañana, a qué hora he regresado a mi casa y cómo he festejado semejante buena nueva. Y es que ya era hora, créanme, de recibir una noticia de tanta trascendencia para el devenir de esta tierra. Aleluya. Albricias. Ya ha pasado lo peor…

Jueves. 19


Leo la ‘Canela Fina’ que le dedica Luis María Anson a Mariano Rajoy. La cual se refiere a la relación que mantiene el presidente con los medios. En ella, el maestro Anson escribe que el presidente del Gobierno “cree más bien poco en los medios de comunicación” y que para él los periodistas “no pasan de ser mamarracheros parlanchines”. Luis María Anson no duda en denunciar el error que comete Rajoy despreciando a los medios. Y le advierte: “Si no establece una comunicación seria con los periódicos impresos, hablados, audiovisuales, digitales y las redes sociales, hasta las ranas del Retiro clamarán por su dimisión”. “La gente está que brama”, añade. Aprovecho lo de la ‘Canela Fina’ para decirles a quienes forman parte del Gabinete de Comunicación del Ayuntamiento de Ceuta que vayan con cuidado. Que no está el horno para bollos. Y que ellos, es decir, los periodistas que forman parte del reseñado gabinete han sido colocados a dedo. Y las colocaciones a dedo, en los tiempos que corren, están expuestas a todo. Sean, pues, profesionales y déjense de jugar al escondite con los medios que no son de su agrado.

Viernes. 20


A quien pueda interesar: un joven nacido en España de padres marroquíes lleva en sí dos pertenencias evidentes, y debería asumir las dos. Y digo dos por simplificar, pues hay en su personalidad muchos más componentes. Ya se trate de la lengua, de las creencias, de la forma de vivir, de las relaciones familiares o de los gustos artísticos o culinarios, las influencias españolas, europeas, occidentales se mezclan en él con otras bereberes, africanas, musulmanas… Esa situación es para ese joven una experiencia enriquecedora y fecunda si se siente libre para vivirla en su plenitud, si se siente incitado a asumir a toda su diversidad; por el contrario si cada vez que confiesa ser español hay quienes lo miran como un traidor, como un renegado incluso, y si cada vez que manifiesta lo que le une a Marruecos, a su historia, su cultura y su religión es blanco de la incomprensión, la desconfianza o la hostilidad, llegará asentirse marginado. Ah, muy conveniente sería que algunos periodistas aprendieran a distinguir las diferencias existentes entre multiculturalidad e interculturalidad. Por último: felicito a los musulmanes en su fiesta.

Sábado. 21

Acudo a la piscina a darme el primer baño de la temporada. Debido a mi costumbre de hacerlo, después de la festividad de la Virgen del Carmen. Allí encuentro a los conocidos de los últimos veranos. Y, entre baño y baño, nos cunde la conversación. Hoy, tras haber escrito en la columna de la contraportada acerca de que los sindicatos están exentos de hacer públicas sus cuentas y los sueldos de sus dirigentes, aunque reciban subvenciones estatales, se me ha preguntado por parte de un contertulio de qué manera las centrales sindicales, UGT y CCOO, controlan las cuentas. Y les he dicho que pasan un examen anual por parte de las denominadas comisiones de control técnico. Lo llamativo es que dichas comisiones están compuestas por miembros del propio sindicato, que elaboran un informe anual para después elevarlos a los distintos órganos federales para su posterior aprobación. Una particular estructura que hace imposible que alguien fuera del sindicato pueda conocer las cuentas de ambas centrales. Es decir, que es imposible conocer a qué se destinan los dineros de las cuantiosas subvenciones que les llegan provenientes de las arcas del Estado. Semejante situación, como no podía ser de otra forma, provoca desconfianza absoluta en sus dirigentes. Precisamente, cuando los sindicatos son tan necesarios para podernos enfrentar a quienes tratan de echar abajo el Estado del Bienestar.
 

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