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                     El verano, como no podía ser de 
					otra forma, está siendo calentito y, por el camino que 
					vamos, mucho me temo que el otoño e incluso el invierno no 
					van a ser muy fríos en todo lo que atañe a la Economía. 
					 
					El viernes fue el día negro, 610 fue el tope de la prima de 
					riesgo, con lo que quedamos al borde de ser rescatados. 
					 
					¿A dónde vamos?. Por este camino, a ninguna parte, y que no 
					nos venga Mariano Rajoy con milongas del pasado, porque lo 
					que había lo tenía que saber y, desde que llegó al poder, no 
					ha dado una a derechas, ha incumplido todas sus promesas 
					electorales, sólo sabe decir que “sabemos lo que tenemos que 
					hacer”, pero hasta ahora no ha dado un paso seguro, ha ido 
					de recorte en recorte, no atina a nada y nos pone la 
					situación cada vez peor. 
					 
					Y no seré yo quien le culpe a él solo de las “soluciones” 
					que está dando a la Economía. Él no tiene por qué saber 
					mucho de Economía, pero los ministros del ramo están dando 
					cada resbalón que cada vez que hablan “sube el pan”, y ni de 
					Guindos ha dado una a derechas, ni el otro, el de “cara de 
					conejo” se aclara, con lo que no hace falta más que hable 
					cualquiera de ellos para que se disparen los mercados, caiga 
					la bolsa y la inseguridad esté llamando a nuestras puertas. 
					 
					¿Hasta donde vamos a llegar? Hoy por hoy no se sabe, pero el 
					hecho de que ya haya pedido ser rescatada la Comunidad de 
					Valencia, nos dice por donde van las cosas. 
					 
					Y qué casualidad, Valencia, una de las comunidades 
					autonómicas que ha estado y está bajo el manto político del 
					PP. 
					 
					Ésta es la primera que se ha atrevido a pedir el rescate, 
					pero ni va a ser la única, ni van a tardar mucho otras 
					varias en pedir lo mismo. 
					 
					Ahora es cuando se ven los despilfarros, esos aeropuertos a 
					los que no se dirigen aviones, esos circuitos locales para 
					presumir ante el mundo y todos los galimatías que se han 
					venido prodigando en tierras valencianas. 
					 
					¿Quién es el responsable de todo esto?¿Quién va a tener que 
					pagar esos cacharros rotos de Valencia y de otras 
					comunidades?. A todo eso Rajoy no suelta prenda, no dice ni 
					una palabra, en los problemas de profundidad no entra, se 
					queda en la superficie y de ahí no pasa para nada. 
					 
					Por este camino el rescate, si no algo peor, es lo que se 
					nos puede estar viniendo encima, es lo que nos puede estar 
					esperando para un futuro no muy lejano. 
					 
					Rajoy o no tiene conocimientos de la situación, o no tiene 
					dignidad para abordar los problemas que tiene por delante, y 
					una vez más hay que decirle que haga uso de su mayoría 
					aplastante para solucionar la estructura del Estado, las 
					Comunidades Autonómicas, las Diputaciones, el Senado, las 
					subvenciones a partidos políticos, a sindicatos, a entidades 
					empresariales, etc, etc. 
					 
					Rajoy se está perdiendo en los árboles, pero no es capaz de 
					ver y controlar el bosque. No tiene entidad suficiente para 
					abordar los problemas de peso y sin que tengamos que alabar 
					a su predecesor, Rodríguez Zapatero, debemos decir que ese 
					fue fatal, muy malo, pero Rajoy no le va a la zaga. Zapatero 
					nos metió en el barro, pero éste no sólo no nos saca, sino 
					que nos hundirá un poco más. 
					 
					Ahora, a tres años y medio de unas próximas elecciones, el 
					camino marcado por Mariano Rajoy es incierto, es tortuoso. 
					En él nos vamos a perder, salvo que haya algún milagro, que 
					por ninguna parte se vislumbra. 
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