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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 25 DE JULIO DE 2012

 

OPINIÓN / EL OASIS

Mario Draghi nos la tiene jurada
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Eduardo Ballestero, perteneciente al Regimiento de Ingenieros, como teniente, se ganaba la vida en la España del pluriempleo, dando clases de matemáticas. Cada vez que me tocaba salir a la pizarra para efectuar una operación, antes explicada por él, me podían los nervios por haberme hecho a la idea de que aquella asignatura no estaba hecha para mí. La odiaba. La aborrecía. Mientras que en otras disciplinas iba sacando adelante mi bachiller con muy buenas notas.

EB se enojaba conmigo a cada paso. Puesto que no entendía cómo un alumno celebrado por todos los profesores del colegio nunca daba pie con bola en el encerado donde se resolvían las ecuaciones. Un día, al profesor de matemáticas le pudo la ira y me lanzó un paquete de tiza que pude esquivar a tiempo. Lo que no esperaba él, ni por asomo, es que yo le devolviera el disparo con un tintero de hojalata de los que se incrustaban en un orificio de cada pupitre.

A partir de ese momento, y tras recibir el correspondiente castigo, siempre que pude eché mano del escapismo para no tener que vérmelas con aquel profesor de matemáticas. Una situación inesperada, hizo posible que ambos nos dejáramos de ver durante bastante tiempo. Aunque, años más tarde, tuvimos la oportunidad de hablar de nuestro problema y hasta sellamos la paz con un abrazo fraternal.

Yo no sé si el profesor Ballestero vive. Ojalá que así fuera. Porque no tengo la menor duda de que se llevaría las manos a la cabeza si le dijeran que yo estoy haciendo un curso acelerado de economía por mor de la prima de riesgo y sus nefastas consecuencias para los más débiles. Un curso acelerado que hasta me está haciendo aprenderme de memoria todo lo concerniente al Banco Central Europeo leyendo cuanto al respecto viene en el Tratado por el que se establece una Constitución para Europa. Imagínense ustedes si hay que echarle bemoles para emprender esa tarea por parte de alguien que nunca fue capaz de sacar más de un cinco en asuntos de números.

Por lo cual quedo enterado de que el dichoso banco puede emitir billetes, y que su objetivo principal es mantener la estabilidad de precios y vigilar los desequilibrios económicos de los países miembros y avisarles del déficit entre bastidores; así como darles un tiempo prudencial para que rectifiquen y, si se muestran renuentes, comunicarlo a los bancos inversores. También pueden comprar deuda a los países necesitados de fluidez mediante una trampa de una vulgaridad aplastante pero a veces necesaria. Con el fin de evitarles que sean víctimas de los Mercados. Semejante operación, que es llamada secundaria, me recuerda, salvando las distancias, a los dineros que muchos alcaldes y presidentes autonómicos conceden a cualquier amigo, a modo de subvención, para que éste a su vez pague a otro amigo cualquier servicio prestado (de la Federación de Fútbol de Ceuta no sé nada).

El director del BCE, Mario Draghi, se niega a favorecer de ese modo a España. Y airea que el BCE cumple con su política monetaria. Pero resulta que Draghi le contó a Eugenio Scalfari, fundador del diario italiano La Republica, tras la derrota de la selección española frente a la italiana, la mucha aversión que siente hacia los gobernantes españoles. A los que puso a parir. Y hasta auguró que llorarían como Balotelli. Este tío merece un tinterazo.
 

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