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					Una vista oral por tráfico de drogas fue suspendida ayer en 
					el tramo final de la vista oral ante la incomparecencia de 
					un testigo que desde el punto de vista de la defensa sería 
					clave: uno de los guardias civiles que estuvieron presentes 
					en la detención de un joven que se declaró inocente de un 
					delito de tráfico de drogas y por el que se le piden cuatro 
					años de cárcel. La letrada defensora solicitó la suspensión 
					teniendo en cuenta que el testimonio del agente podría ser 
					clave para determinar cómo se comportó el joven en el 
					momento de ser detenido en posesión de casi 18 kilos de 
					hachís que transportaba en un coche. 
					 
					El magistrado juez titular del Juzgado de lo Penal número 2 
					de Ceuta decidió ayer suspender hasta nueva fecha 
					-concretamente el 14 de agosto- un juicio por tráfico de 
					drogas contra un joven, Aziz E.A., que se declara inocente 
					de dicho delito. 
					 
					La detención se produjo en Ceuta, el pasado 15 de mayo de 
					2011, cuando el joven pretendía embarcar hacia la península 
					conduciendo un vehículo Mercedes en el que fueron hallados 
					nada menos que 17,9 kilogramos de hachís, con un elevando 
					índice de tetrahidrocannabinol (un 18,5%), con un valor 
					estimado de más de 23.500 euros. 
					 
					El acusado se trasladaba hacia Zaragoza para trabajar en el 
					campo durante dos meses. Un amigo le dijo que para ahorrar 
					dinero -ya que tenía que presentarse en el puesto de trabajo 
					con poco margen de tiempo- se llevase su automóvil y que él 
					ya lo recogería en Zaragoza. Era una persona que había 
					conocido anteriormente en Córdoba, donde estuvo trabajando 
					en el sector olivarero. El joven dijo que no sospechó nada, 
					pero en el interior del automóvil se encontraba la droga, 
					oculta. 
					 
					La letrada de la defensa pidió en un primer lugar que se 
					localizara a esta persona, ya que dijo que le constaba que 
					había sido detenida en España, aunque el juez se negó al no 
					haber aportado prueba documental alguna, máxime cuando ya se 
					había tratado de localizar al individuo en cuestión. 
					Finalmente, declaró un agente de la Guardia Civil, del grupo 
					encargado de localizar y extraer la droga oculta en 
					vehículos, que no aportó datos en torno a cómo reaccionó el 
					joven, Aziz E.A., cuando fue detenido en la estación 
					marítima. La suspensión del juicio se produjo después de que 
					no compareciera otro guardia civil que sí podría haber 
					aportado datos, según la defensa, del comportamiento de 
					sorpresa y colaboración del joven acusado. Así, el juicio 
					fue aplazado hasta nueva fecha. 
					 
					Por otra parte, también quedó visto para sentencia un juicio 
					por tráfico de drogas contra Abdelaziz B., que fue 
					encontrado el día 23 de mayo de 2011 en posesión de 39 
					kilogramos de hachís, ocultos en el interior de un vehículo 
					Mercedes con el que pretendía embarcar hacia la península. 
					La Fiscalía pide para él tres años y diez meses de prisión. 
					 
					El joven viajaba hasta Málaga procedente de Melilla. Indicó 
					días antes de su partida había dejado el automóvil en un 
					taller de Nador, para que le efectuaran varias reparaciones, 
					entre las que se contaba la sustitución del radiador del 
					automóvil.  
					 
					Allí, en el taller, una de las personas se interesó por la 
					compra del vehículo, haciendo de intermediario con un 
					comprado de Málaga, que finalmente pagaría al joven 9.000 
					euros por el coche. 
					 
					Le dieron 300 euros a cuenta y teniendo en cuenta que el 
					billete desde Melilla a la península cuesta del orden de 300 
					euros, decidió realizar el viaje por carretera hasta Ceuta y 
					comprar el billete hasta Algeciras, que le saldría por unos 
					90 euros. 
					 
					La droga fue hallada oculta en el salpicadero del vehículo. 
					El joven acusado indicó que cuando recogió el vehículo no 
					encontró nada extraño. El fiscal, por su parte, puso de 
					manifiesto la extrañeza que produce el hecho de que el joven 
					indicara que la ruta Melilla-Ceuta-Málaga pudiera salirle 
					más barato que tomar simplemente un barco hasta Málaga, 
					donde dejaría el coche en manos de su comprador. Indicó que 
					existen elementos que restan verosimilitud al testimonio del 
					acusado. El juicio quedó, finalmente, visto para sentencia. 
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