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					Un joven de 22 años se arriesga a una petición fiscal de 
					cuatro años de cárcel por un delito contra la salud pública 
					al declararse inocente. Normalmente, los juicios por tráfico 
					de droga se determinan mediante conformidad, a excepción de 
					casos muy concretos, como éste, en los que el acusado 
					proclama su inocencia y se niega a declararse culpable. 
					 
					Los hechos ocurrían el pasado 17 de mayo, en torno a las 
					8.45 horas, en las cercanías de Utrera. 
					 
					El joven Miguel Ángel J.P. había sido, según su testimonio, 
					requerido para ayudar como mozo de descarga en un transporte 
					de muebles desde unos almacenes de Ceuta hasta la localidad 
					sevillana de Dos Hermanas, en cuyo recinto ferial debía ser 
					descargado el transporte. 
					 
					Las fuerzas de seguridad del Estado interceptaron la 
					furgoneta donde aparentemente sólo había muebles y 
					finalmente encontraron un alijo de hachís de aproximadamente 
					unos veinte kilogramos. Varias personas que estaban 
					relacionadas con el transporte ya quedaron en libertad sin 
					cargos teniendo en cuenta que quedó comprobada su inocencia 
					en torno al alijo. 
					 
					El joven parece tenerlo “bien” a nivel judicial, puesto que 
					compareció sin ser acompañado por las fuerzas y cuerpos de 
					Seguridad del Estado. De hecho, tras haber cumplido prisión 
					provisional, fue puesto en libertad. Fuentes judiciales 
					pusieron de manifiesto que de hecho, la existencia de 
					pruebas en su contra está muy reducida, por lo que se confía 
					en una sentencia absolutoria. 
					 
					En el juicio que se celebró ayer en la sala de vistas del 
					Juzgado de lo Penal número 2, en el edificio Ceuta Center, 
					estaba previsto el testimonio de tres personas mediante 
					videoconferencia: eran testimonios que se iban a producir en 
					Sevilla, Carmona y Alcalá de Guadaira. Sin embargo, una 
					serie de circunstancias hicieron que dichas 
					videoconferencias finalmente no tuvieran lugar. La defensa 
					del acusado, que se desplazó a Ceuta desde Sevilla para 
					asistir a su patrocinado en la vista oral, pidió la libre 
					absolución del acusado, y subsidiariamente, que fuera 
					considerado sólo cómplice del delito. 
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