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sociedad - LUNES, 6 DE AGOSTO DE 2012


Comunidad del Diamante, en el lago Cocibolca. CEDIDA.

reportaje / sanidad
 

La experiencia de la cooperación durante tres semanas en Nicaragua

María José Guil pertenece a Cruz Roja y es trabajadora del CETI dentro del programa de Prevención del VIH; ha desarrollado en julio una práctica formativa a través de Fuden Cooperación Enfermera y SATSE
 

CEUTA
P. Gardeu

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Nuestro trabajo consistía en hacer un diagnóstico de las necesidades, a través de las visitas a diferentes unidades de salud, de primer y segundo nivel: Centros de Salud (Puestos de Salud) y Hospitales; y una vez detectado el problema o necesidad elaborar un proyecto de cooperación que Fuden pudiera implementar”. Fuden Cooperación Enfermera y SATSE celebraron el pasado mes de mayo en Ceuta un curso de Cooperación al Desarrollo y sensibilización sobre Enfermedades Tropicales Desatendidas, que ofrecía la posibilidad de recibir formación práctica en uno de los países en los que la entidad desarrolla proyectos de cooperación. La beca de formación sobre el terreno era en esta ocasión Nicaragua. María José Guil Carrillo, trabajadora en el Programa de prevención de VIH del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) a través de Cruz Roja, optó a esta beca y así, a finales de junio, partió a Nicaragua.

“Ha sido una experiencia muy buena, ya antes había trabajado en cooperación, pero en proyectos que ya estaban en marcha, esta es la primera vez que he tenido que elaborar un proyecto a partir de los datos recogidos sobre el terreno”, explica Guil, quien asegura que ha vuelto de su viaje a Nicaragua “con la experiencia aprendida de otras personas que trabajan en colectivos vulnerables, como son poblaciones de dificil acceso”, pero en los mismos temas que ella trabaja en el CETI.

Tras volar por España, Guatemala, San Salvador y Nicaragua, la trabajadora de Cruz Roja llegó a Managua. Allí se encuentra la Oficina Regional de Fuden en Centroamérica, su “hogar” durante el mes que pasó allí.

El embarazo adolescente fue uno de los problemas que encontró entre la población. “Hay numerosos programas que trabajan en ese sentido, pero aún queda mucho por hacer”, explica. “Por otra parte, en los documentos consultados para la elaboración del proyecto se reflejaba un incremento alarmante en los casos de VIH/SIDA desde 20061. Sin embargo las causas no apuntaban tanto a un aumento de la epidemia como al subregistro generalizado de los datos epidemiológicos –problema reconocido desde el propio Ministerio de Salud– y al infradiagnóstico, lo que ha dado lugar a una invisibilización de la magnitud real de la epidemia”, anota Guil, quien explica que la visita a los hospitales fue el mejor punto de partida.

“El inicio precoz de las relaciones sexuales, la alta tasa de embarazo adolescente, una mayor vulnerabilidad a contraer una ITS o el VIH/SIDA al no existir percepción del riesgo, mayor vulnerabilidad a sufrir algún tipo de violencia; e incluso en el caso de la orientación sexual, ser víctima del estigma y la discriminación”. Estas fueron algunas de las conclusiones alcanzadas.

Además, los problemas se agravaban cuando era necesario realizar un asesoramiento controlado al paciente. “En las personas con sida esta carencia en la atención resulta aún más perjudicial, dada la importancia del asesoramiento y la consejería para estos pacientes. Sin la aplicación de un protocolo adecuado, el paciente no llega a comprender la importancia del auto-cuidado, lo que aumenta la probabilidad de interrumpir el tratamiento, empeorando significativamente el curso de la enfermedad, por la creación de resistencias al tratamiento”, apunta la trabajadora, quien explica que aún existe en Nicaragua el estigma y la discriminación a las personas que viven con VIH/SIDA, lo que hace que una vez conocido el diagnóstico algunos pacientes no vuelvan a los servicios de salud, por temor a ser identificados.

Cooperación

“No vimos muchos turistas, pero sí cooperantes”, recuerda Guil, quien explica que a veces los proyectos de cooperación fracasan debido a una multiplicidad de iniciativas similares trabajando en el mismo problema de forma aislada, así como por la dependencia externa que se genera. “El desconocimiento de sus derechos por parte de la población es otro de los problemas, ya que esto limita su nivel de exigencia. Pero existen muchas personas que desde una visión crítica, y consciente de sus limitaciones, trata de mejorar día a día su país, son personas independientes, críticas, que se preocupan por buscar una información veraz, y que una y otra vez repiten, que no es un problema económico, que Nicaragua tiene recursos, que se trata de un problema de actitud”, agrega Guil. “Conformarse o exigir”, concluye.
 

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