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OPINIÓN - MARTES, 7 DE AGOSTO DE 2012

 

OPINIÓN / EL OASIS

Dormir a ratos
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Una vez le oí decir a Juan Vivas, hace ya algunos años, ser admirador de Napoleón. Y que, aunque no se consideraba lector de cinco estrellas, había sacado tiempo de donde no lo tenía para empaparse de la vida y milagros de su héroe desde que vestía pantalón corto. Desde entonces traté de observar si el lenguaje corporal de nuestro alcalde dejaba entrever posturas, ademanes, visajes o algún que otro aderezo a fin de emular a su admirado Bonaparte. En suma: de qué modo lo mimetizaba.

Y debo confesar, sin ánimos de dármela de nada, que descubrí bien pronto que Vivas, además de ser un rendido admirador de aquel general republicano a quien sus soldados llamaban el Pequeño Cabo, se acicalaba el pelo a veces como el gran conquistador francés y jugaba con sus manos de manera casi idéntica.

Tentado estuve de preguntarle, durante aquel tiempo en el cual nuestro alcalde llevaba a gala ser accesible a cualquier ciudadano, si él conocía uno de los dones más grandes que tenía su idolatrado Emperador de Francia y conquistador consagrado como el mejor táctico bélico.

Pero me contenía, debido a que me parecía que mi pregunta podría ponerle en un aprieto. Vamos, que no supiera responderme. Máxime si ello sucedía delante de aquella cohorte que siempre le acompañaba en cualesquiera de sus comparecencias públicas. Que eran tantas como para asegurar que jamás había ocurrido antes con ninguna otra primera autoridad local.

Mas como nunca es tarde…, aunque ahora la dicha no sea buena, creo oportuno recordarle a nuestro alcalde, por si acaso él no lo sabe, tampoco está obligado a saberlo todo, que entre los dones de su admirado Napoleón había uno extraordinario: que era el de poderse dormir a ratos en cualquier parte, en cualquier momento que lo deseara. Lo cual le permitía no estar nunca cansado y poder aplicar a sus actividades los horarios más extraños que puedan concebirse.

Dicho ello, con el mejor de los fines, o sea, con el de decirle a nuestro alcalde que ese don, que a lo mejor hasta lo tiene, le vendría muy bien a él practicarlo en los momentos de ruina económica que estamos viviendo. Vamos, que dormir a ratos para estar lúcido muchas horas, es la mejor forma de poder laborar a favor de una ciudad que hasta ahora ha vivido como ha vivido… Lúcido y con ganas de trabajar intensamente por el bien de los ceutíes, se traduciría, por ejemplo, en moverse por la península a la búsqueda de empresarios con capacidad de instalarse en Ceuta con grandes almacenes o vaya usted a saber.

Verbigracia: un alcalde capaz de dormir a ratos, y abrir los ojos en plena forma física y mental, se acordaría de que nunca está de más pedirle una entrevista, válgame el caso, a Isidoro Álvarez, el líder del Corte Inglés y el primer empresario de España. Un IA que no veranea ni pierde el tiempo tomando copichuelas con zalameros de turno, sino que está de guardia permanente y paseando la España canicular para poder seguir manteniendo sus muchas empresas en pie.

Ceuta, alcalde, necesita que usted duerma a ratos y salga de la ciudad camino de los sitios en los que pueda vender nuestra marca. La marca Ceuta. Sería el mejor homenaje que usted le podría rendir a su admirado Napoleón Bonaparte.
 

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