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OPINIÓN - DOMINGO, 12 DE AGOSTO DE 2012

 

OPINIÓN / EL MAESTRO

¡Eran otros tiempos!
 


Andrés Gómez Fernández
andresgomez@elpueblodeceuta.com

 

Dos de mis amigos y compañeros de Colegio, en nuestra etapa de escolar, comentaban sobre el problema actual de la escolarización de sus nietos. En comparación con la de ellos, repito, también asistí al mismo centro escolar y después de tantos años, están convencidos que no hemos mejorado en nada. Como resumen, que la enseñanza de sus nietos, con respecto a la que recibimos nosotros, no ha progresado. ¡Son menos competitivos¡. Y , encima, disponiendo de mejores medios que ellos.

Recuerden los materiales que utilizaban: en primer lugar una Enciclopedia que podía haber sido “Álvarez”, aunque se podía optar por la de “Dalmau Carles”; aunque precisamente se elegía en nuestro Centro, la primera que, según, los niveles, había que utilizar los de Grado 1º, 2º y 3º, y para finalizar curso, la de Grado Superior.

La estructura de la misma estaba formada por la Religión –obviamente Católica-, se le añadía el Catecismo del Padre Ripalda en particular, cuando el alumno tenía que prepararse para la 1ª Comunión; junto a la Religión, se incluía la Historia Sagrada, que comprendía una serie de actividades globalizadas como Dibujo, Redacción, Caligrafía, Dictado y Copias y, en particular, Lectura y Comentario de la Biblia. Junto a la Religión, Lengua Española, la Aritmética, Geometría, Geografía, Historia de España, Ciencias de la Naturaleza, Formación del Espíritu Nacional, Dibujo, Trabajos Manuales, etc. Como se ve una completa Enciclopedia.

Junto a la Enciclopedia, el alumno disponía de dos cuadernos; uno de dos rayas para escritura (Copia y Dictados) y otro para Matemáticas. SE le añadía el llamado “plumier” para lápices y plumas, un palillero y varios modelos de plumas y una goma de borrar mixta.

Con una sencilla y modesta cartera o carpeta, se guardaba todo el material, para desarrollar un jornada escolar. Como en el Centro Educativo no se disponía de un campo de Deportes; nuestro centro era privado, la Educación Física la desarrollábamos en nuestros “partidillos” en cualquier descampado o en algunas calles, si no se molestaban a los vecinos o no parecía el Guarda Jurado del Barrio.

Queda, pues, muy claro que con un sólo libro de texto, material para escribir y hacer operaciones y problemas, se resolvían las necesidades de enseñanza y, por supuesto, educativas del alumno, ya que con el “Álvarez”, se abarcaba todas las áreas de aprendizaje, contenidas en el programa.

Se estudiaba de memoria y cada alumno, conociendo su horario, se aprendía el fragmento del tema que le correspondía. No eran preguntas muy extensas, las que le correspondía, si bien, en algunos temas se hacían excepciones y había que estudiar más.

Como quiera que el Maestro era un “enamorado” de la caligrafía –él mismo elaboraba a mano los modelos-copias-; de la Ortografía, utilizando la ORTOGRAFÍA PRÁCTICA de la LENGUA ESPAÑOLA de MIRANDA PODADERA por lo que en ese aspecto había una gran garantía de que saliesen de las aulas alumnos muy beneficiados.

Por todo ello no era sorprendente que de las aulas del Colegio, llamado “Santo Tomás de Aquino” ubicado en la Calle Genaro Lucas de la Barriada de Villa Jovita, regentado por D. Juan Romera y su hijo D. Modesto, acogieran en sus aulas a un centenar de alumnos, varones, entre los seis o siete años hasta los trece o catorce.

De lo que además, estaban seguros los padres era que por su liviana carga, sus hijos no sufrieran de la columna vertebral en el transporte del material escolar.

En el transcurso de los años, la Enseñanza/Educación ha cambiado mucho. Por eso, los dos abuelos que analizaban el desarrollo del proceso educativo, muestran, a través de tantos años, su descontento por los conocimientos adquiridos por sus nietos, cada día menos y y el exceso de “equipaje” que les hacen llevar a los Colegios.

Ha sido hace unos años, cuando la Comunidad Murciana, ha actuado de manera acertada: ha hecho desglosar los libros de textos clásicos de cada materia, en los tres trimestres que forman el curso educativo. Y repito de forma acertada, porque han sido mayoritarias las voces que así lo demandaban. Se había puesto en entredicho la columna vertebral de los alumnos al tener que transportar desde sus domicilios al centro educativo la pesadísima carga de todos los materiales escolares, reduciendo aproximadamente en un tercio la mochila transportada. Indudablemente que un equipo de traumatólogos tuvo que aconsejar la citada división para cuidar de la salud de los escolares.

Parece ser que la idea de la Comunidad de Murcia se ha extendido a otras y también han dividido el libro en tres trimestres. Aunque se sigue con lo de un libro para cada materia.

Lo más destacado en esto de la imposición de los libros es que hay libertad para cada Centro o cada responsable elija el formato que crea conveniente, quedando a la libre decisión del profesorado dándose el caso que en cada centro se puede presentar por la libre elección, no ya de los padres, que aquí no tienen competencia alguna. Lo que si se ha llegado a la situación del “libro a la carta”.

Otro capítulo es el de la subvención, que en nuestra ciudad, los últimos años se han financiado por el propio Ministerio, bien por la Comunidad. Ahora con la crisis, todavía no se sabe como se podrán financiar los libros.

Mientras tanto, mis amigos siguen recordado su paso por el colegio: la regla de tres, simple y compuesta, la regla de compañía, el área de las figuras planas….y expresiones gramaticales como “ahí hay un hombre que dice ¡ay¡”

Muy oportuna la “Lección de matemáticas del desaparecido humorista gráfico, publicada en las páginas del diario ABC en septiembre de 2008”
 

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