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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 15 DE AGOSTO DE 2012

 

OPINIÓN / EL OASIS

Calor tórrido
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

En plena canícula, uno se levanta cada mañana como si hubiera estado echando una peonada en Marinaleda, por poner un ejemplo de donde el calor reina por encima de todas las cosas y quien ordena y manda es el hombre más mencionado de este verano y figura indiscutible del mes de agosto: Juan Manuel Sánchez Gordillo; alcalde del pueblo sevillano y diputado autonómico de Izquierda Unida.

Nadie ha despertado más interés que un Sánchez Gordillo que no para de echarle bemoles a cuantos están en contra de sus actuaciones y piden para él que sea juzgado por sus lamentables hechos; como ha sido dirigir el asalto a dos supermercados. Está tan crecido el alcalde de Marinaleda, que hasta ha propalado estar dispuesto a renunciar a su condición de aforado y que si lo quieren meter en la cárcel, para él “será un honor”. He aquí, más que un grano, todo un furúnculo en el trasero de Jorge Fernández Díaz y de Alberto Ruiz-Gallardón: ministro del Interior y de Justicia.

En plena canícula, soportando temperaturas desacostumbradas en Ceuta, paseo por sus calles y compruebo cómo la gente ya no camina con aire telendo –es decir, tranquilo e inmutable-, sino que se aprecia un lenguaje corporal de cabreo propenso a saltar a media vuelta de manivela. No me extraña, pues, que nuestro alcalde decidiera hace meses suprimir sus garbeos correspondientes por la ciudad. No vaya a ser que en cualquier momento le digan cuatro cosas que nunca resultan agradables.

En pleno agosto, mientras uno suda la gota gorda y no sabe ya qué postura adoptar para poder dormir aunque sea un par de horas a pierna suelta, lo que más preocupa en la ciudad son las medidas tomadas por la consejería de Sanidad en lo tocante a los perros. Aclaro: nos preocupa a todos los que somos propietarios de canes. ¿Quién le iba a decir al consejero de Sanidad, Aldelhakim Abdeselam, siempre tan reacio a figurar, que su nombre iba a estar en boca de tantísimas personas y en todos los medios? Él, que siempre ha dicho, y si no es así, yo se lo adjudico, “que es mucho más fácil evitar los primeros planos que conseguirlos”.

Pues bien, el consejero de Sanidad, respaldadas sus decisiones por el último comunicado del Ilustre Colegio Oficial de Veterinarios de Ceuta, se habrá sentido con más ganas, si cabe, de tratar de ponerle un bozal a José Antonio Carracao. Por cierto, que el socialista lo que quiso decir, en su momento, es que las medidas antirrábicas no sirvan como treta para condenar a muerte a un montón de animales. Otra cosa es que, como político, se haya extendido en sus comentarios. Quizá, cómo no, influido por saber la tirria que despierta en ciertas personas los animales. Y sobre todo los perros. Algo que no conviene echar en saco roto.

En este verano, tórrido donde los haya, existe una calma chicha que no impide que se nos quite de la cabeza la que puede liarse de aquí a nada. Vamos, en cuanto los gobernantes que están sesteando por verdes praderas y mares idílicos se dignen volver a su trabajo y sigan agobiando económicamente a las personas que menos tienen.

Menos mal que nuestro alcalde, Juan Vivas, me decía un señor con prosopopeya ritual, es lo más parecido a un japonés: porque es capaz, sin advertirlo, de adoptar las posturas, venias y ademanes de los orientales, como un verdadero camaleón. Y, con semejante estilo, puede que se libre de muchas broncas. Que así sea.
 

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