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                     Pasan los días y uno sigue sin 
					enterarse en qué lugar, o lugares, está pasando sus 
					vacaciones nuestro alcalde. Nunca antes, créanme, había 
					estado yo tan huérfano de noticias al respecto. Ya que 
					siempre había el asesor de turno que me iba poniendo al 
					tanto de los pasos que daba Juan Vivas durante su 
					descanso estival. Así cómo el de sus acompañantes. Que iban 
					convencidos de que su misión consistía en dedicarle 
					ditirambos al presidente. Y, sobre todo, en quitarle de la 
					cabeza la idea de querer regresar cuanto antes a Ceuta. 
					Debido a que pronto le podía la nostalgia de ésta y, por 
					encima de todo, el más evidente deseo de regresar a su 
					despacho. Con el fin de seguir enfrascado en su tarea: la de 
					hacer de esta ciudad un oasis en todos los sentidos.  
					 
					De seguir así la cosa, y no hay motivos para que cambie, en 
					cualquier momento me entero de que nuestro alcalde está ya 
					encerrado entre las cuatro paredes del Ayuntamiento, 
					sometido a la dictadura de una labor que jamás le será 
					reconocida por sus detractores, que de pocos han ido a más y 
					mucho me temo que el número de ellos siga aumentando. Y es 
					que hay gente pató… Que es la clásica expresión que suelen 
					emplear sus rendidos admiradores, en cuanto alguien airea 
					estar en desacuerdo con el alcalde más votado.  
					 
					Lo que sí sé, y perdonen que publique el hecho, es que allá 
					donde esté nuestro alcalde, aunque sea en Puerto Rico, 
					siempre dedicará unos minutos de su preciado tiempo a leer 
					esta columna. Como también me consta que, una vez puesto, 
					leerá otras cosas. Faltaría más. Pero, por si acaso no es 
					lector de Pablo Sebastián, de quien se decía que 
					usaba el seudónimo de Aurora Pavón para hacer una 
					crítica desvergonzada contra el gobierno de Felipe 
					González, y que también ha hecho de Marcello un 
					perro deslenguado para poder cantarle las cuarenta al 
					mismísimo lucero del alba, le daré el siguiente consejo.  
					 
					Procure, alcalde, pasar por Marbella antes de regresar a 
					Ceuta. Sí, ya sé que usted se hace tirabuzones con los 
					consejos. Salvo si proceden de gabinete compuesto por 
					abogados prestigiosos. Aun así, le ruego que me haga caso. 
					Ya que, según lo que le he leído a Marcello -perro que se ha 
					venido distinguiendo siempre por discurrir mejor que muchas 
					personas, que es muy ordenancista y capaz, como buen 
					sabueso, de olfatear a gran distancia-, es en Marbella donde 
					se está cociendo el futuro de Mariano Rajoy. El cual 
					parece que tiene en Luis de Guindos su mayor 
					adversario.  
					 
					Bueno, que De Guindos sea el mayor adversario de Rajoy es 
					algo que, siendo como es usted, alcalde, tan observador, 
					sagaz, inteligente y conocedor de las debilidades de los 
					hombres, no me cabe la menor duda de que lo percibió desde 
					el primer día. Aunque, si bien tampoco lo aseguraría yo, por 
					saber de su enorme pericia en comportamientos humanos, 
					pudiera habérsele escapado la posibilidad de que sea 
					Aznar quien esté manejando al ministro de Economía. De 
					ahí que le recomiende hacer todo lo posible por vivir varias 
					noches marbellíes antes de arribar a Ceuta, y, naturalmente, 
					poder codearse con ellos. Lo cual será para usted pan 
					comido. Que siempre será bueno verlos sacar pecho y prestar 
					oído a cuanto digan ambos, cuando los primeros tragos y la 
					presencia de señoras encopetadas les pongan en las mejores 
					condiciones para irse de la lengua. Acepte mi consejo, 
					alcalde, y procure ponerse al día… 
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