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					Los guardias civiles no tienen más remediio que cumplir con 
					su obligación, pero no dejan de admitir que les invaden 
					sentimientos contradictorios cuando han de actuar contra los 
					inmigrantes. Además, la Asociación Unificada de la Guardia 
					Civil ha rechazado los comentarios del presidente de la ONG 
					Prodein, José Palazón, que acusó a los agentes de dar 
					“palizas” a los inmigrantes. 
					 
					La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) ha 
					asegurado que a los agentes que custodian el perímetro en 
					Melilla les invaden “sentimientos contradictorios”, ya que 
					sienten pena y malestar por las situaciones “inhumanas” de 
					los inmigrantes, pero su obligación es cumplir y hacer 
					cumplir la ley. 
					 
					En un comunicado, la AUGC ha querido hoy salir al paso de 
					los comentarios realizados hace unos días en un periódico de 
					Melilla por el presidente de la ONG Prodein, José Palazón, 
					en el que acusaba a los guardias civiles de “dar palizas” a 
					los inmigrantes y meterlos en los maleteros de los vehículos 
					para llevarlos en dirección al río. 
					 
					La AUGC ha lamentado que ningún responsable político ponga 
					delante de la justicia al autor de tan “graves acusaciones”, 
					así como que no se haga nada por evitarlas, y ha anunciado 
					que ante las mismas no se van a “cruzar de brazos”, por lo 
					que se estudia emprender acciones legales contra Palazón. 
					 
					“Es increíble y vergonzoso ver cómo se da la vuelta a la 
					tortilla y al final siempre los malos somos los que 
					cumplimos y hacemos cumplir la ley y, en cambio, aquellos 
					que no la respetan o la vulneran son las pobres víctimas de 
					un régimen democrático que para algunos pasa por ser un 
					régimen ultraderechista o dictador”, afirman. 
					 
					Según la AUGC, los guardias civiles están cansados de 
					recibir insultos y de que se les acuse de cometer delitos 
					contra los derechos humanos cuando son ellos los que reciben 
					pedradas, mordiscos y otro tipo de agresiones, entre ellas 
					el lanzamiento de una jeringuilla con sangre a la cara de un 
					agente. La AUGC destaca el sufrimiento de la familia de los 
					agentes cuando saben que se está intentando frenar una 
					“marea humana” de 400 personas, cuyo afán es el de cruzar la 
					frontera “cueste lo que cueste” y señala que los agentes 
					deben padecer que se les llame de madrugada mientras duermen 
					para incorporarse “con urgencia al servicio” ante un asalto 
					masivo de inmigrantes. 
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