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					El principal argumento con el que se está atacando el 
					derecho de los padres a educar a sus hijos según sus propias 
					convicciones es la afirmación de que la enseñanza 
					diferenciada es discriminatoria. En la otra cara de la 
					moneda la mejor forma de garantizar este derecho de los 
					padres es la organización de la financiación de los centros 
					de enseñanza mediante la figura del cheque escolar entregado 
					por el Estado a los padres para que estos lo entreguen en el 
					centro escolar de su elección, sea de iniciativa pública o 
					privada, y este centro escolar sea quien finalmente lo 
					cobre. 
					 
					La UNESCO distingue entre discriminación y no discriminación 
					en los siguientes términos _”no serán constitutivas de 
					discriminación la creación o el mantenimiento de sistemas o 
					establecimientos de enseñanza separados para los alumnos de 
					sexo masculino y para los de sexo femenino, siempre que 
					estos sistemas o establecimientos ofrezcan facilidades 
					equivalentes de acceso a la enseñanza, dispongan de un 
					personal docente igualmente calificado, así como de locales 
					escolares y de un equipo de igual calidad y permitan seguir 
					los mismos programas de estudio o programas equivalentes”. _ 
					 
					Diferenciar por sexo no es discriminar y no sólo por que lo 
					diga la UNESCO sino también y sobre todo porque es evidente, 
					por que es de “cajón”; y la evidencia no está para ser 
					demostrada si no para ser mostrada. 
					 
					Si algunos magistrados, gobernantes y políticos no entienden 
					lo evidente, ¿cómo van a entender el funcionamiento de la 
					economía globalizada que es mucho más complejo?. Así nos vá. 
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