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OPINIÓN - SÁBADO, 1 DE SEPTIEMBRE DE 2012

 

OPINIÓN / EL OASIS

Los ‘gilistas’ siguen gobernando
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

La última vez que escribí sobre la llegada del GIL a Ceuta fue en mayo del año pasado. Y lo hice para recordar que tan grande desgracia se debió a que el Gobierno presidido por José María Aznar no le prestaba la menor atención a los problemas de esta ciudad. Semejante dejadez gubernamental, que mucho tiempo después me confirmó una persona que tenía toda la información para aseverarla, fue la que hizo posible que los ceutíes, casi mayoritariamente, acudieran a festejar la arribada de Jesús Gil a esta tierra.

Hablé de arribada, porque el propietario de ‘Imperioso’ llegó en barco. Hizo la travesía, desde Marbella, en un día soleado y luminoso de 1999. Y el líder tan deseado fue recibido por una multitud entusiasmada, amén de convencida de que era el hombre que, al fin, iba a sacar a Ceuta de su tan cacareado atraso secular.

Han pasado ya doce años más uno desde entonces y sin embargo aún tengo fresca en la retina la figura de Jesús Gil dejándose ver a bordo de la nave que le traía. La gente vibraba, gritaba, estaba enfebrecida. ¡Qué aplausos, qué hurras, que bravos, que todo! Todo era una demostración de entusiasmo sin precedentes.

Pero aquel recibimiento de JG no se produjo por arte de birlibirloque. De ninguna manera. Aquel esplendoroso recibimiento se gestó en Ceuta por parte de destacadas personas de esta ciudad. Destacadas en cuanto a medios, posibilidades y ocupación de cargos públicos. Personas que estuvieron yendo a Marbella para rogarle a JG que participara su partido en unas elecciones que tenía ganadas de antemano. Porque ellas, esas personas, ya se habían encargado de prepararle el terreno en todos los sentidos.

A esas personas, que aun a sabiendas de que estaban cometiendo un disparate no cejaban en su empeño de propalar que el GIL era la panacea, el remedio que iba a poner fin a todos los males de esta ciudad, las tengo yo en la punta de la lengua. Pero tampoco creo que deba mencionarlas. Sobre todo porque ya se encarga la gente de airear sus nombres en cuanto no comulga con las decisiones tomadas por el Gobierno local.

Conviene decir, antes de continuar, que Juan Vivas ha estado siempre, y me imagino que no habrá cambiado de parecer, más que orgulloso de haberse rodeado de políticos que se significaron cual ‘gilistas’ convencidos y que, en su momento, nos contaron sus proyectos faraónicos: hotel flotante en la bahía, Policía similar a la del Canadá, es decir, todos los jinetes a caballo, procedentes de Jerez, que bailaban como lo hacía mi admirado Manuel Bermúdez Junquera, ‘Anzonini’ del Puerto, para que en Ceuta reinara la ley y el orden por encima de todo.

Pues bien, vengo observando, una vez más, lo que suele ocurrir en cuanto, como digo arriba, el Gobierno local es fuertemente contestado por tomar decisiones que la gente cree injustas. Suele ocurrir que si al frente de la defensa del asunto discutido entre partes, aparece un señor, o una señora, que hizo proselitismo del GIL y encima ocupó cargo importante con los ‘gilistas’, la gente pone el grito en el cielo. Y es que, sinceridad obliga, si a cualquiera le da por desparramar la mirada por organismos e instituciones locales, se encontrará con que los mejores sitios están ocupados por ‘gilistas’. Nuestro alcalde suele decir que si están en puestos claves es porque fueron, y siguen siendo, los mejores en todo.
 

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