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					Akihiro Koido, Shingo Kato y Haruna Fukasawa, dos profesores 
					de la ‘Hitotsubashi University’ de Japón y una investigadora 
					de la Embajada visitaron el Centro de Estancia Temporal de 
					Inmigrantes (CETI) el viernes, dentro de un viaje que están 
					realizando para hacer un trabajo de investigación sobre el 
					fenómeno migratorio en ocho países: Japón, España, Francia, 
					Reino Unido, Austria, Australia, Estados Unidos y Corea. Les 
					ha llamado mucho la atención los servicios que se dan en 
					España a los inmigrantes. “En España, el control fronterizo 
					es más permisivo, y en el caso de Ceuta vemos que el CETI es 
					una institución muy humana que facilita la vida de los 
					inmigrantes, sobre todo si se compara con Japón o Estados 
					Unidos”, apuntan. 
					 
					“Impensable” les parece que pudiera existir en Japón un 
					centro de acogida de inmigrantes como el CETI (Centro de 
					Estancia Temporal de Inmigrantes) de Ceuta, sobre todo, “tan 
					humano”. Así lo han explicado los profesores universitarios 
					Akihiro Koido y Shingo Kato, junto a la investigadora de la 
					Embajada de Japón en Madrid Haruna Fukasawa, que visitaron 
					el viernes las instalaciones del CETI para comprobar cómo es 
					el funcionamiento del centro, qué prestaciones se llevan a 
					cabo y qué servicios podrían trasladarse a Tokio.  
					 
					Pertenecen a un grupo de trabajo formado por diez personas 
					de la ‘Hitotsubashi University’, una de las universidades 
					más prestigiosas de Japón, en el cual están investigando la 
					recepción de inmigrantes en diferentes países y las 
					políticas de inmigración. “Tenemos un fondo nacional para 
					hacer un proyecto de comparación de política migratoria”, 
					explican. Cada equipo de personas está analizando un país y 
					ellos se están encargando de España. En total se van a 
					analizar ocho países: Japón, España, Francia, Reino Unido, 
					Austria, Australia, Estados Unidos y Corea. 
					 
					“En muchos países están incorporando inmigrantes en los 
					últimos años”, explican, y describen que el fenómeno 
					migratorio en su país es “mucho más lento” que en España. La 
					velocidad es, precisamente, uno de los aspectos que más les 
					llama la atención a estos profesores sobre cómo se 
					desarrolla el fenómeno en este país.  
					 
					“Los centros en España tienen una alta tecnología y 
					capacitación, pero en Japón se mantiene un control más 
					riguroso e inhumano de los inmigrantes que llegan”, 
					explican. Lo mismo sucede, detallan, en centros como los de 
					Estados Unidos. “En Australia también tienden a excluir o a 
					querer más inmigrantes de alta capacitación”, comparan. 
					 
					Los profesores reconocen que España y Japón tienen cosas en 
					común en cuanto al fenómeno de la inmigración. “La historia 
					en ambos países es recientes, antes mandaban emigrantes y 
					desde hace unos veinte o veinticinco años reciben 
					inmigrantes; sólo que en España el proceso tiene mucha más 
					velocidad”, apuntan, y agregan que en su país, los 
					inmigrantes ocupan en torno al 2% de la población total 
					mientras que en España la cifra asciende al 13%. “En Japón, 
					para aumentar en un 1% necesitan diez años, mientras que 
					España aumenta en siete años unos cuatro millones, es una 
					progresión drástica y en Japón podemos aprender mucho de 
					ello”, apuntan. En ese sentido, relacionan esa diferencia 
					con lo “restrictiva” que es la política migratoria de su 
					país.  
					 
					“En España el control fronterizo es más permisivo, y en el 
					caso de Ceuta vemos que el CETI es una institución muy 
					humana que facilita la vida de los inmigrantes, sobre todo 
					si se compara con Japón o Estados Unidos”, apuntan, y 
					explican que en su país no existen centros de residencia, 
					sino “de retención”; los centros son más similares “a una 
					cárcel” y en ningún caso se les dan las prestaciones que se 
					dan en España. “Ellos pueden aprender japonés, pero no se 
					les enseña ni es para trabajar en Japón”, agregan.  
					 
					En ese sentido, les ha sorprendido también los servicios 
					sanitarios que los inmigrantes reciben en España, a pesar de 
					que ayer entraba en vigor las medidas del Real Decreto Ley 
					por las que se limita la atención sanitaria, a excepción de 
					las urgencias, a inmigrantes irregulares. En Japón 
					-explican-, los trabajadores deben pagar el 30% de lo que 
					cuesten las prestaciones sanitarias que reciben, mientras 
					que los inmigrantes deben pagarse la cobertura al cien por 
					cien o no recibirla. “A veces hay instituciones al estilo de 
					Cruz Roja que cubren parte de esa sanidad, pero sólo en 
					algunas zonas del país”, matizan.  
					 
					La mayoría de los inmigrantes que reciben en Japón -apuntan- 
					provienen de China o de Brasil, en muchos casos con raíces 
					japonesas, pero la situación es mucho “más excluyente”, y 
					esa es “una de las razones” por las que quieren presentar 
					este proyecto en la Universidad, según indican estos 
					profesores.  
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