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sociedad - DOMINGO, 2 DE SEPTIEMBRE DE 2012


grupo scout. reduan.

reportaje / Asociación Scout de España
 

Desempolvar la vieja pañoleta

Casi cincuenta personas que en algún momento de sus vidas pertenecieron a grupos scouts de Ceuta como el ‘Omaha 238’, el ‘Abyla’ o el ‘San Pablo’ se dan cita en un encuentro lleno de anécdotas y viejos amigos
 

CEUTA
P. Gardeu

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Hacía treinta años para algunos. ‘Esa soy yo’, ‘Mira, ese es Fernando’, ‘¡Y Villanueva!’, ‘Con el cuatro bollos... y en la tienda’... Esos eran sólo algunos de los vítores que daban mientras señalaban exaltados las fotografías que se pasaban por la pantalla. Varias décadas después, más barriga y menos inocencia. Pero ayer recuperaron sus sonrisas de niños y adolescentes y desempolvaron del cajón sus viejas pañoletas. Siempre listos, como dice el lema Scout. Casi cincuenta personas se dieron cita ayer para rememorar un pasado en común: en algún momento de sus vidas pertenecieron a alguno de los diferentes grupos scout que ha habido en Ceuta.

Jesús Martín, presidente de la asociación Scout de Ceuta y jefe del único grupo que permanece, el ‘Omaha 238’, se encargó de organizar el encuentro bajo el nombre ‘Scouts de Ceuta de todos los tiempos’. Unos corrieron la voz, otros escanearon viejas fotografías guardadas en un álbum. Un pequeño impulso, un encuentro, varias generaciones y todos tenían algo que contar, muchos recuerdos que compartir.

Como María del Carmen Martín y Fernando Román, madre e hijo que pertenecieron al grupo ‘Abyla’. Una era jefe de grupo -está pensando en volver, un scout siempre es scout-; el hijo, un ‘lobato’ de siete años. María del Carmen se pasó noches enteras cosiendo pañoletas. El día que hizo su promesa fue uno de los más bonitos. Ese momento no se olvida, por muchas lunas que pasen.

Como las primeras responsabilidades. Antonio Díaz fue el primer ‘Akela’ de las ‘lobatas’, es decir, un adolescente de 17 años que debía hacerse cargo de un grupo de niñas de entre siete y once años. “Ahora me parece una locura, pero entonces era más seguro, pedíamos en la Delegación permiso de acampada, de fuego y de arma blanca para cocinar y nos íbamos al campo”. Un monte que estaba cerca y al que siempre estaban prestos a subir a pie. Nos les hacía falta coche, recuerdan, tenían todas las ganas de disfrutar del mundo, y pasar una noche en la tienda de campaña en mitad de García Aldave era emocionante. Mery Rodríguez también lo recuerda así y del mismo modo lo ha inculcado. Es frecuente que quien ha sido Scout, le ceda el testigo a su ‘prole’.

Diego Cobos, Julio del Valle y Eladio Merollo llegaron al encuentro en representación de la Federal y del Museo Scout. “Importa el pasado, pero sobre todo el presente”, apuntaron animando a que la vinculación con el movimiento scout continúe a pesar de que las obligaciones de la vida diaria dificulten una participación activa. “Siempre se puede colaborar”, agregan. Y así, la vieja pañoleta nunca se deja de lucir.
 

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