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					El presidente de la Asociación Deportiva Ceuta ha 
					comparecido en rueda de prensa para exponer un hecho 
					gravísimo: la incompatibilidad del presidente de la 
					Federación de Fútbol de Ceuta que ha utilizado su cargo para 
					lucrarse a través de su agencia de viajes con la 
					exclusividad de sus operaciones mercantiles a base de dinero 
					público. 
					 
					La contraprestación económica que Viajes Trujillo de la que 
					García Gaona es socio y administrador con la Federación de 
					Fútbol, sitúan a éste en un claro “fuera de juego” a efectos 
					legales. Y además, su condición federativa de máximo 
					dirigente, condiciona igualmente la vinculación mercantil 
					con otros clubes federados, obteniendo beneficios 
					empresariales e infringiendo la normativa establecida al 
					efecto (“no podrán ocupar el puesto de presidente de la FFE 
					(…) aquellas personas que directamente obtengan benef icios 
					como consecuenc ia de actividades económicas relacionadas 
					con el fútbol”). Una cuestión obviada por el Instituto Ceutí 
					de Deportes que debería haber intervenido y por la propia 
					Ciudad Autónoma de Ceuta, a la hora de otorgar dinero 
					público en la subvención que concede a la Federación de 
					Fútbol. Un comportamiento que pudiera generar 
					responsabilidades por omisión de actuaciones legales que no 
					se han emprendido, ya que desde el 2009 se viene tolerando 
					una irregularidad manifiesta que pudiera traer consecuencia 
					a los funcionarios que suscriben documentos que podrían 
					entrañar responsabilidades subsidiarias. 
					 
					José Antonio Muñoz ha puesto sobre la mesa un tema 
					escandaloso y grave, desde el punto de vista de la 
					tolerancia que el discurrir de los años, han demostrado. 
					¿Cómo se puede tolerar que presida una Federación un señor 
					que se lucra directamente en su empresa privada? ¿Cómo se 
					puede vulnerar la legislación y cambiar los Estatutos en 
					beneficio propio sin que la Ciudad Autónoma ponga el más 
					mínimo inconveniente? ¿Cómo se puede amparar desde la 
					institución pública un dislate de estas características? 
					 
					La desfachatez de García Gaona de rectificar el párrafo que 
					le hacía incompatible para soslayar su propia 
					descalificación, ha sido un artilugio tan fraudulento e 
					ilegal como vergonzoso. Y más aún, sin que nadie en la 
					Ciudad Autónoma ni en la oposición política de la Asamblea 
					se soliviante ante tamaña vulneración legal. Se ha 
					subvencionado al organismo federativo para que García Gaona 
					siguiera nutriendo su capítulo de beneficios empresariales 
					en Viajes Trujillo. 
					 
					García Gaona ha sido tan falto de escrúpulos que ha hecho 
					bueno el comentario que se hacía cuando accedió a la 
					presidencia: “Quiere ser presidente para cobrarse todo lo 
					que le debe la Federación de Fútbol en viajes”. Y su 
					conducta lo ha demostrado logrando facturaciones 
					millonarias. Y curiosamente, la misma incompatibilidad que 
					le hizo inviable su acceso a la Consejería de Turismo que 
					parecía tenerle reservada Juan Vivas, no lo es para seguir 
					“chupando” a través de la Federación de Fútbol del dinero 
					público. 
					 
					En cuanto a los asientos contables presentados por José 
					Antonio Muñoz por los cargos pasados por la Agencia Trujillo 
					a la Asociación Deportiva Ceuta en materia de viajes es 
					escandaloso. No se entiende tantos dispendio económico y, 
					muchos menos, que García Gaona aglutine la exclusiva de los 
					viajes institucionales y que, encima, reciba la Federación 
					una subvención generosa de la Ciudad para que la gestione el 
					mismo empresario que recibe dinero público a espuertas. 
					 
					Antonio García Gaona y Viajes Trujillo, su empresa, se han 
					constituido en uno de los proveedores preferenciales de la 
					Ciudad. Por algo será. 
					 
					La Ciudad Autónoma de Ceuta ha de exigir responsabilidades y 
					no mirar para otro lado en este escabroso asunto donde el 
					dinero público surge con generosidad y, a lo que parece, sin 
					control, sobre la legalidad del destinatario para 
					gestionarlo, con la ilegalidad como soporte a una conducta 
					deleznable y bochornosa. 
					 
					Es una auténtica vergüenza que se solapen estas situaciones 
					y que el silencio se convierta en el mejor cómplice de un 
					despropósito que merece llegar a los Tribunales para depurar 
					todas las responsabilidades: políticas, personales, 
					funcionariales y federativas. No es lógico que esta “bomba” 
					económica caiga en saco roto y, mucho menos, que el silencio 
					sirva para diluir como un azucarillo una conducta tan 
					denigrante y falta de ética como la de Antonio García Gaona. 
					Y todo, al amparo de quien debería convertirse en el garante 
					de la legalidad: la Ciudad Autónoma de Ceuta. 
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