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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 12 DE SEPTIEMBRE DE 2012

 

OPINIÓN / ANALISIS

Menos críticas y más soluciones
 


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Puede rehacer el Gobierno de Mariano Rajoy en ocho meses lo que “otros” han dinamitado en ocho años? Difícil coyuntura. ¡Y demasiado dignos están siendo los Gobernantes no refregando a diario a “los de antes” los resultados de sus calamitosas políticas! ¿Qué ha sido un duro comienzo del año escolar? Normal en un país sobre el que pende sombríamente la espada de Damocles del rescate. Y no precisamente por años de “gestión” del PP, porque cuando Aznar le cedió el testigo a Zapatero estábamos en plena euforia del “Estado del bienestar” y las cuentas más que al día.

Así resulta frívolo, necio e insolidario hacia la labor conjunta en la que todos los españoles nos hemos de empeñar, el pararse en críticas populistas en plan “los libros no son gratis y tienen que serlo”. ¿Será lo siguiente exigir que nacionalicen las Editoriales para proveer al alumnado de material didáctico gratuito? No se puede, nuestro modelo de economía liberal impide nacionalizaciones tipo ex–países tras el Telón de Acero. Críticas babosas y paletas, para “contentar” a los padres que tienen las lógicas e injustas dificultades a la hora de comprar los libros de texto y a las madres que tienen que apañar la comida en un “tupper”.

¿Y por qué no se centran en que Cataluña está pidiendo al Estado Central un “rescate” de 5.000 millones porque no tienen ni para pagar los sueldos del personal? Nada raro si se tiene en cuenta que el descontrol de la última legislatura no fue capaz de poner coto a la apertura de “embajadas” catalanas por medio mundo y a toda una serie de derroches que siempre acaban pasando factura.

No hay dinero. Dependemos del efecto “boomerang” de los mercados que, al saber que se nos va a otorgar un rescate (aún no nos han dado ni una peseta) tienden a energizarse y subir ante la evidencia de la recapitalización. Temas importantes y serios de auténtica ingeniería financiera, mucho más relevantes que criticar “el fracaso escolar” sin pararse a determinar los factores que inciden. ¿Tienen libros los alumnos? Los tienen. ¿Tienen a un maestro para explicar en clase y mandarles deberes? También. ¿Tienen padres para obligarles a hacer sus tareas y castigarles si traen malas notan? Con excepción de los huérfanos de quienes tienen a su padre en la cárcel (ese por cierto ha sido el caso de mis hijos, pero la ausencia del padre no impedía los castigos ni la norma “buena acción=premio; mala acción= sanción”) sí están los padres.

Mea culpa o culpa de los otros, porque mía no es, si durante años se han venido sucediendo una serie de desastrosas políticas educativas y una pérdida tal de valores que al empollón de la clase, al de los sobresalientes, no se le considera un “excelente” cómo en la cultura anglosajona, sino un “friki”. Y no anda equivocado el ministro Wert cuando vuelve los ojos al modelo educativo americano donde se premian y se potencian el esfuerzo, la voluntad, la disciplina y el espíritu de sacrificio. O se enseña a los alumnos que todo “hay que ganárselo” y el binomio castigo-recompensa, o el fracaso estará garantizado. Y no sólo el fracaso escolar.

Por cierto, para gimotear, quejarse y criticar, mejor dirigirse directamente al Banco Central Europeo que puede que nos diga que empecemos echando a los catalanes las cuentas de los gastos “en embajadas” y luego nos pregunte si no existe un Fiscal General del Estado para dirigir las inspecciones de las cuentas y determinar el destino de los dineros que hoy no tenemos. Dicen que “los grandes pecados tienen largas sombras” y el Zapaterismo fue mucho peor que un pecado para un gobernante: fue un error. Que ahora tendremos que pagar.
 

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