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                     Ya comentaba ayer domingo en esta 
					columna las advertencias de Yahya Yahya, presidente del 
					Comité de Coordinación para la Liberación de Ceuta, Melilla, 
					Peñones e Islas (y supongo que lo que haga falta cuando 
					proceda), senador y alcalde de Beni Ensar y Farhana 
					(poblaciones que rodean Melilla), confiadas a este escribano 
					del limes el pasado viernes en Alhucemas: “No vamos a parar, 
					es el momento, seguiremos reivindicando la integridad 
					territorial de Marruecos sin desmayo”. Pues dicho y hecho: 
					porque hace un ratito, les escribo desde Tetuán, una 
					exultante llamada del digamos “jefe de operaciones del 
					Comité”, Said Chramti, me comenta con voz vibrante como si 
					de un parte de guerra se tratara lo siguiente, que 
					reproduzco textualmente: “A las 15.10 horas de hoy domingo 
					dos jóvenes activistas del Comité, después de nadar cientos 
					de metros evitando los puestos de vigilancia de las Fuerzas 
					Auxiliares, han colocado una bandera de Marruecos en el 
					islote de Perejil. Si el ejército marroquí es un cobarde 
					(sic) la sociedad civil no, reivindicamos lo que es nuestro 
					con todas nuestras fuerzas”. Quedo a la espera de las fotos 
					de prueba, pero es lo que hay según el Comité. Punto pelota. 
					 
					No me ha hecho gracia dejar a mi pequeña familia y volver a 
					casa a escribir, pero así van las cosas. Parece que de un 
					modo u otro y con la preceptiva luz verde, los activistas 
					del Comité en sintonía sin duda con la propaganda oficial de 
					la cúpula marroquí (y no hace falta recordar quién ocupa el 
					vértice) parecen empecinados en un salto hacia adelante, un 
					“fait complet”, es decir abrir de una forma u otra el melón 
					de la soberanía compartida en los territorios españoles del 
					norte de África: empezando por los Peñones de Alhucemas, 
					Vélez de la Gomera y las Chafarinas; luego Melilla, antes 
					que Ceuta. Y ya le tocará el turno (denlo por seguro) a las 
					Islas Canarias.  
					 
					Aunque finalmente el Ministerio del Interior ha desmentido 
					la ocupación, vayan algunos interrogantes sobre la marcha: 
					¿qué diría Marruecos si algunos patriotas españoles colocan 
					(colocamos) la bandera de España en Perejil?; ¿o si se 
					organiza (organizamos), bien sea virtualmente, un Comité 
					para la Liberación de la España Transfretana?. No me lo 
					digan porque sé la respuesta. En cuanto a las acciones del 
					senador Yahya Yahya, ¿con qué cobertura política, al más 
					alto nivel, cuenta…? En puridad… ¿quién manda en Marruecos?. 
					Con la fecha de la RAN teóricamente encima, ésta diplomacia 
					paralela revela no solo el instinto político de apretar la 
					cuerda en torno al cuello en un momento de extrema debilidad 
					de España… sino también como excelente oportunidad para 
					tapar la crisis larvada en ese Reino de Marruecos que 
					empieza a cabalgar ya sin freno. ¿El gobierno del islamista 
					parlamentario Benkirán…? Un cero a la izquierda (más bien a 
					la derecha), no cuenta nada y como denunciaba el pasado día 
					12 Omar Harchane, dirigente de Justicia y Espiritualidad, 
					”El gobierno Benkirán es impotente, sin prerrogativas y sus 
					ministros son simples funcionarios”. En nuestra larga y 
					franca conversación, no era solo yo el que preguntaba: en un 
					determinado momento, Yahya Yahya (con el que me unen el 
					mutuo sentido del humor y el sabor de la cerveza, Flag 
					naturalmente) me inquiere sobre cómo veía el futuro de 
					Marruecos en cinco años: “pues mal” le repliqué: “Marruecos 
					es un país que avanza paso a paso hacia el islamismo 
					radical, el islamismo ya es sociológicamente la mayoría del 
					país, los partidos digamos de talante ‘liberal’ tienen 
					escasa implantación y, mucho me temo, que a este paso todo 
					indica que Mohamed VI sea el último rey de Marruecos”. 
					Señalando de paso que el enemigo de Mohamed VI no es España: 
					su mayor enemigo lo tiene dentro del país. Ergo, la mejor 
					defensa ante lo que le “chuia chuia” le viene encima a la 
					Dinastía Alauí es el doble juego: en un sentido predicar la 
					amistad con España y en otro, por la espalda claro, jugar 
					fichas para galvanizar a la población con un enemigo 
					exterior, política por lo demás y a los hechos me remito, el 
					régimen del joven soberano alaui viene practicando desde su 
					llegada al poder. Lo que a Yahya Yahya no le dije (se lo 
					escribo ahora), es que a los españoles sn distinción 
					regional o ideológica, nos sigue uniendo la Roja, el vino y 
					las cervecitas, el jalufo y (por las circunstancias que 
					fuere) el sentimiento antimarroquí. Quien siembra vientos 
					cosecha tempestades. España está mal, muy mal sí, pero aun 
					tiene muchas cosas que decir incluso en el Frente Sur. Y hay 
					capacidad de sobra: económica, diplomática y militar. Por 
					cierto, pese a las generosas pero imprudentes 
					regularizaciones de Rodríguez Zapatero, en España hay 
					todavía unos doscientos mil marroquíes sin papeles, en 
					clamorosa situación ilegal. ¿Qué tal si de forma ordenada se 
					acuerda con Marruecos su repatriación?. Y que Rabat se los 
					coma como el pulpo, con patatines. Invito al presidente 
					Rajoy a incluirlo en la agenda de la próxima RAN. Visto. 
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