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OPINIÓN - MARTES, 18 DE SEPTIEMBRE DE 2012

 
OPINIÓN / ANALISIS

Las barreras arquitectónicas y calidad de vida

Por Nuria de Madariaga


En esta ciudad se llama “accesibilidad” y la Consejería de Medio Ambiente parece haberse volcado en una serie de actuaciones que ya se llevaron a cabo hace muchos años en otras ciudades, promovidas por el movimiento asociacionista que reúne a los diferentes colectivos de discapacitados y a las personas de la 3ª edad con las capacidades locomotrices disminuidas. De hecho en los programas electorales de todas las elecciones municipales se ha venido insistiendo en la eliminación de barreras y ya en las obras de acerado se dan por descontado la existencia de rampas que faciliten el acceso a los discapacitados, de semáforos con sonido para los que sufren dificultades de audición y de cuantas innovaciones puedan aportarse para hacer de las ciudades lugares que puedan ser disfrutados por todos sus habitantes sin ningún tipo de exclusión.

¿Sensibilidad y concienciación con respecto a este tema? Absoluta. Porque todos somos conscientes de que la eliminación de barreras arquitectónicas nos beneficia de forma genérica y afecta a la población en general y no sólo a quienes tienen reducida la movilidad por una incapacidad. De hecho cualquiera puede sufrir un accidente que le obligue a andar con muletas o a ir en silla de ruedas, por lo que se verá obligado a utilizar las rampas de acceso y los WC habilitados para minusválidos en todos los establecimientos abiertos al público y en todos los centros oficiales. ¿Riesgo de vernos afectados accidentalmente por una incapacidad sobrevenida? Existen. ¿Y perspectivas de llegar a la 3ª edad y necesitar facilidades para acceder por escalones, escaleras, cuestas, utilizar servicios y requerir una ciudad accesible? Garantizadas. Todos agradeceremos antes o después vivir en una ciudad sin trabas impuestas por el cemento, que viene a significar un lugar que ofrezca una calidad de vida y de servicios a quienes más los necesitan.

Elogiable y ¡Chapeau! Para el empeño de Gregorio García Castañeda en hacer de las calles lugares sin “barreras” ¿Existe el mapa de las barreras arquitectónicas de Ceuta? Que viene a significar el croquis de esos “puntos negros” contra los que el Consejero ha emprendido, con realismo y buen criterio, su particular “cruzada”. ¿Problemas de presupuesto? Serán continuados hasta finales del 2013 eso lo tenemos claro como el agua de la fuente, de ahí que resulte más meritoria la apuesta personal de Gregorio para utilizar sus escasos medios en “domesticar” esta ciudad que puede convertirse en una “jungla urbana” para quien se encuentra disminuido en sus capacidades : una sucesión de obstáculos y de situaciones de riesgo.

Una rampa por aquí, unas barandillas por allá, una calzada con recubrimiento para evitar resbalones por acullá, artilugios elevadores de sillas de rueda donde se pueda, servicios adaptados y así responder a la colectiva demanda ciudadana de una ciudad “a la que lleguemos todos” que es sinónimo a una ciudad “de calidad”.
 

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