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OPINIÓN - MARTES, 18 DE SEPTIEMBRE DE 2012

 
OPINIÓN

Ceuta-Algeciras la autopista marítima más cara del mundo

Por Fermín S.


Ni es el gasto de combustible, ni el coste del atraque ni la duración de la travesía. Es sencillamente, la tomadura de pelo y la mofa más escandalosa al ciudadano, cuando las navieras que operan en el Estrecho de Gibraltar, nos gravan el precio del billete para el trayecto Ceuta-Algeciras-Ceuta. Y se descuelgan con otro desafío, incluso al propio Gobierno de la nación que subvenciona el trayecto, vendiendo billetes mucho más económicos en Marruecos que los que ponen a la venta en Ceuta para los residentes.

Si las autoridades no ponen coto a este gran atraco, se habrá dado la primera puñalada al desarrollo de Ceuta y se habrá condenado al aislamiento más intolerable a la propia ciudad. ¿Quién va a visitarnos con los precios desorbitados que imponen las navieras?

Ni desde la lógica, ni la sensatez ni el sentido político más estricto, se entiende que no haya capacidad ética y legal para imponer un “precio político” al billete de barco. No es asumible que lo que hace la naviera Armas en el trayecto inter-islas no lo puede realizar aquí ninguna naviera con Ceuta y los ceutíes.

Sólo desde el despropósito y la desfachatez, desde la provocación y la mofa, podría entenderse una actitud así tan altanera y abusiva contra la que ni los poderes públicos ni nadie parece actuar. Se habla una y otra vez para nada. El último escenario de este sainete se escribió este verano con la venta de billetes a bajo coste en Marruecos para el mismo trayecto. Ni los hermanos Alvarez Quintero habría escrito una obra más esperpéntica.

El precio de oro que se cobra por nuestra travesía no hay subvención oficial que lo soporte ni bolsillo ciudadano que lo aguante, máxime en época de crisis cuando los sueldos bajan y el cinturón hay que “apretárselo” menos las navieras que hacen su agosto durante todos los meses del año, mientras en las Canarias sí se aplican precios tolerantes, asumibles, razonables y políticos para no aislarlos más.

Aquí, somos más quijotes que nadie: pagamos y no protestamos, soportamos cambios de horarios sin previo aviso, suspensiones de trayectos sin causa justificada, embarques atípicos de gente que no lleva billete para ese horario mientras se deja en tierra a quien sí lo tiene, nos suben los precios por sorpresa en Semana Santa, Navidad y verano…Asumimos sin rechistas estas situaciones, mientras los políticos nada más que hablan de reunirse una y otra vez, para prometer sólo en época electoral lo que no son capaces de cumplir nunca.

Es un escándalo y un insulto a la inteligencia de los ceutíes que un trayecto de dos horas más que el nuestro y por tanto, con mucho más consumo de combustible cueste muchísimo más barato que el de Ceuta. No hay explicación razonable posible y, si alguien la tiene, que la exponga.

Un hecho de estas características sólo es entendible desde abuso y la intolerancia empresarial de las navieras con la anuencia de los poderes políticos, incapaces de poner orden en este desaguisado que supone una cuchillada en el bolsillo de los ceutíes.

Si con ofertas, el trayecto de un pasajero con coche ha costado en la línea Ceuta-Algeciras 60 euros ida y vuelta, en las mejores condiciones, ¿cómo se explica que en Canarias con una persona más la ida y vuelta cueste nueve euros? ¿Es que, acaso allí en Canarias pierden dinero o no tienen sentido comercial?

Estamos, una vez más, dándole vueltas a un absurdo: mientras el precio no sea político, fijado por el Gobierno de la nación, Ceuta seguirá siendo rehén de las navieras y nosotros los esclavos que hemos de meternos en los ferry como si fueran galeras en las que estamos condenados a pagar y callar. Es la condena a la que nos someten las navieras y que el poder político es incapaz de levantar. Estamos encadenados a los precios de las navieras. ¿Hasta cuándo? Que lo digan los responsables públicos, ya que se trata de un servicio público. El cuento de nunca acabar.
 

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