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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 26 DE SEPTIEMBRE DE 2012

 
OPINIÓN / EL OTRO PLENO

La gente no piensa en fiesta; piensa en trabajo

Por Juan Merino


Nadie entendió que Aróstegui arremetiera contra Carracao, algo que era contradecir un pacto no escrito de ser críticos desde la oposición al Gobierno pero no oposición contra oposición. “Mujer contra mujer”, que cantaría Mecano. Y es que Aróstegui, rompió esquemas el lunes: fue más del Gobierno que de la oposición en la reforma tributaria.

En otras cuestiones, Mohamed Alí siempre se mantuvo en su línea de otras ocasiones: alcanzar acuerdos con Marruecos, por los beneficios mutuos que puede comportar. Y señaló, al aludir en el punto de solicitar la presencia de Ceuta en las reuniones de alto nivel, que parece que hay cierto complejo en hablar de Marruecos. No era el caso, como se encargó de clarificar Guillermo Martínez, quien al abordar el Calendario Laboral de Fiestas, señaló que la multiculturalidad de Ceuta no se refleja sólo en el calendario, sino que es un día a día, y una fiesta “de facto”, que todos respetamos e innecesaria de polemizar.

A veces, los políticos, como si no hubiera ya problemas, suelen echar piedras en el camino y rizan el rizo, como tratando de dar una vuelta de tuerca más a la situación que ellos “se fabrican”: aquí, que sepamos, la ciudadanía no ha planteado ningún debate multicultural ni festivo de ningún tipo. Todo es una quimera de los políticos para sacar rentabilidad o eso se creen ellos.

En unos momentos en los que los denominados “moscosos” han desaparecido del mapa para los empleados públicos, marearnos con quito una fiesta de aquí y la pongo por allí, es un galimatías intolerable y una torpeza absoluta, que no viene a cuento. El ciudadano, el currante (si es que tiene curro, que ya es decir, en los tiempos que estamos), se aferra a cuestiones menos prosaicas y va a lo práctico. Esos artilugios de faena de aliño que diría un amigo mío, es superfluo, mera floritura e inútil. No están los tiempos para marear la perdiz.

La gente no piensa en fiesta; piensa en trabajo. El personal no está por el jolgorio sino por el curro. Y para currar, lo que han de hacer los políticos es ponerse las pilas, dejarse de gaitas y ponerse a emprender ya el Plan de Empleo y dar trabajo a la gente. No parece lo más prudente ni conveniente debatir por nimiedades con la que está cayendo.

Sí, la multiculturalidad es una seña de identidad de este pueblo. Ponerle coletilla, en forma de fiesta o matizar numéricamente quien es más que el vecino, resulta una mera anécdota en unos tiempos duros, en los que se habla de economía de guerra y de múltiples carencias esenciales.

Seamos serios, por tanto, y vamos a lo que vamos: a afrontar las cosas serias y a dejarnos de artilugios que sólo sirven para polemizar como si se hablara del sexo de los ángeles.
 

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