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					El juicio por el supuesto homicidio de Enrique González 
					Guerrero, que falleció el 8 abril de 2011 tras recibir 
					varias puñaladas de madrugada en el Poblado Marinero, quedó 
					ayer visto para sentencia en el Juzgado número 2 de la 
					Audiencia Provincial de Cádiz en su sección de Ceuta. Los 
					acusados, A.G.R. y Z.M.E. reconocieron haber efectuado un 
					robo con violencia sobre el fallecido, y el primero asintió 
					además a la acusación de homicidio, mientras su compañero 
					reconoció el encubrimiento. Las penas que pide para ellos el 
					Ministerio Fiscal son de 13 años y 6 meses y 4 años de 
					cárcel respectivamente.  
					 
					La madrugada del 8 de abril de 2011, A.G.R. y Z.M.E., ambos 
					ceutíes y con 27 años entonces, se encontraban en la zona 
					del Poblado Marinero. Ambos habían consumido varios tipos de 
					drogas, desde cannabis a ‘tranquimazín’ y cerca de las 
					cuatro de la madrugada fueron a encontrarse con Enrique 
					González Guerrero, a quien conocían, y al que le intentaron 
					robar la cartera que llevaba con 300 euros encima. Para ello 
					A.G. agredió a González con una navaja de ocho centímetros 
					que llevaba encima. González, de 56 años, salió tras ellos y 
					los encontró en una zona cercana donde esta vez A.G “decidió 
					acabar con su vida” atestándole varias puñaladas en zonas 
					vitales con un cuchillo de cocina que le dio su compañero, 
					Z.M.E. Enrique González Guerrero, sufrió un shock que en 
					poco tiempo terminó con su vida, pese a los intentos de 
					reanimación que se llevaron a cabo. Los dos atacantes 
					abandonaron la zona desplazándose al Morro, donde poco 
					después fueron detenidos por la policía. Hasta aquí el 
					relato reconstruido ayer por la Fiscal de la sala 2 del 
					Juzgado de Instrucción de la sección sexta de la Audiencia 
					Provincial de Cádiz, que los acusados reconocieron en cada 
					detalle, asumiendo las consecuencias de los hechos 
					perpetrados aquella madrugada. Lo único sobre lo que hubo 
					alguna discrepancia en las declaraciones fue la afirmación 
					de que A.G. “quería acabar con la vida” del fallecido. 
					Tampoco recordaba ayer si el cuchillo con el que le atestó 
					las puñaladas mortales lo guardó él mismo o se lo dio a su 
					compañero Z.M.E. para ocultarlo. Fueron detalles que tendrá 
					en cuenta el magistrado a la hora de dictar sentencia, si 
					bien pesan ya sobre ambos acusados varias sentencias previas 
					de prisión por robo con violencia. El único atenuante a 
					tener en cuenta será el hecho de que ambos actuaron bajo los 
					efectos de las drogas, a las que tenían grave adicción y 
					cuyos componentes en sangre se pudieron verificar la misma 
					mañana del suceso en el Hospital Militar de la ciudad.  
					 
					El Ministerio Fiscal pide para A.G. una pena de 3 años y 
					seis meses de cárcel por el delito de robo con violencia, 
					además de 10 años por homicidio, ya que imputa el “ánimo 
					innegable”, dado que apuñaló a la víctima en repetidas 
					ocasiones. “La energía y contundencia de las puñaladas, así 
					como la repetición de las mismas” así lo demuestran para la 
					Fiscalía. En el caso de Z.M.E, se pidió una pena de 3 años y 
					6 meses, así como 6 meses de prisión por el delito de 
					encubrimiento, al haber procedido a ocultar el cuchillo con 
					el que se llevó a cabo el delito. Para A.G.R. se pide 
					también que haga frente a una indemnización de 69.842 euros 
					a los hijos de la víctima, por daños y perjuicios.  
					 
					El fallecido era un conocido taxista de la barriada de Juan 
					XIII, separado y con dos hijos, que ayer presenciaban la 
					última fase del procedimiento judicial, que no excedió las 
					dos horas de duración en total, desde el banquillo de atrás. 
					Varias veces a lo largo del mismo, el acusado de homicidio 
					intentó hablar sin habérsele concedido el turno de palabra, 
					ante lo cual el Juez le indicó que los últimos en declarar 
					antes de terminar el juicio serían él y su compañero. “¿Lo 
					entiendes?, le preguntó el magistrado a A.G. antes de 
					continuar con el juicio. “Sí”, respondió el acusado.  
					 
					Una vez que hubieron declarado todos, los propios acusados, 
					los testigos y la fiscal procediera reconstruir al relato de 
					los hechos según los datos aportados por las partes, el 
					juicio quedó visto para sentencia. Quien tuvo la última 
					palabra fue el supuesto homicida, que se acercó al micrófono 
					para dirigirse a la familia de Enrique González Guerrero. 
					“Que me perdonen, por favor”, dijo. Al otro lado de la sala 
					se escuchó romper a llorar a una de las familiares.  
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