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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 10 DE OCTUBRE DE 2012

 
OPINIÓN / ANALISIS

La falta de respeto de la Asociación
Unificada de Guardias Civiles

Por Pablo M.


En la celebración de la festividad del Pilar (adelantada) por parte de la Guardia Civil de Ceuta, por razones de agenda de los políticos que han de acudir a Madrid para asistir a la celebración de la Hispanidad, hay que felicitar a la Benemérita por sus buenos y eficaces servicios a la sociedad. Un servicio que supone una tarea necesaria no ya a efectos de seguridad, sino también en el plano humanitario.

Un cuerpo que ha sido capaz de compatibilizar modernidad con los valores tradicionales, a pesar de las palpables carencias presupuestarias. Los ciudadanos así lo han entendido y lo reconocen año tras año, situando a la Guardia Civil entre las Instituciones mejor valoradas por los españoles.

La labor preventiva de la Guardia Civil, su abnegada tarea en pro de la colectividad, es un hecho reconocido y reconocible por cuanto es una tarea diaria con dimensión pública. Y esta función de servicio público no supone que, a efectos internos, el Cuerpo no tenga sus problemas como en todas las profesiones. Una problemática que se traslada, a veces, a través de la Asociación Unificada de Guardias Civiles, aunque ésta lejos de atender el interés general divulgando en todos los medios sus inquietudes, problemas, iniciativas o planteamientos corporativos, se muestra unidireccional desatendiendo el interés general, no sólo de los propios miembros de este Cuerpo de Seguridad sino del propio ciudadano que es su destinatario, ya que sólo se prodiga a través de un solo medio, con un desprecio absoluto al resto y a la propia sociedad. ¿Qué sucede? Pues que incurre en falta de credibilidad al renunciar “per se” a abrirse a todo el que quiera divulgar su problemática.

La AUGC en Ceuta actúa con una total falta de respeto a los lectores, oyentes o telespectadores de los medios de comunicación de la ciudad, salvo uno que ejerce de portavocía mediática. Pero además falta al respeto a todas y cada una de las personas que trabajan diariamente en esos medios de comunicación y a los empresarios que las sustentan.

Pero además, ese carácter excluyente, lejos de beneficiarle, le perjudica sobremanera, por entenderse que se juega al partidismo en su más amplia acepción. Y cuando se actúa en función de parte y no del todo, se provocan recelos por interpretarse como intereses particulares lo que, a lo mejor, no lo es. Así, se oculta la verdadera dimensión de una problemática que se ve limitada en su difusión y en su apertura social.

No es bueno poner cortapisas a los verdaderos problemas y, menos aún, que aquéllos dirigentes llamados a defenderlos de la mejor manera, se decanten por una opción hurtando la información a otros foros como si el sindicato AUGC fuera de su propiedad o se defendieran intereses personalistas y no corporativos.

Una lectura negativa al utilizar la acción sindical de manera torticera y limitada, dirigida a intereses particularísimos, sin pensar en los integrantes de la misma ni en la propia sociedad como receptora de sus asuntos.

El partidismo, sea del signo que sea, nunca es sinónimo de equidad ni apertura. Limitarse por amiguismo o por cualquier otra razón, es tan absurdo como intentar convencernos que sólo hay una manera de defender lo propio. A la AUGC le hace falta con urgencia una mayor altura de miras y a sus dirigentes, una mentalidad más abierta y democrática, predicando con el ejemplo de muchas de las cuestiones que ellos mismos reivindican. Eso sí, para su portavocía mediática.

Para finalizar, gracias a todos por ser de la Guardia Civil, gracias por defender las libertades de todos contra viento y marea y gracias por velar por la Democracia. Y a la AUGC suerte en su andadura informativa.
 

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