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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 10 DE OCTUBRE DE 2012

 
OPINIÓN / CARTAS AL DIRECTOR

Ética y generosidad del docente

Por Restituto Contreras Jiménez


En el punto de mira de la crísis española uno de los servicios básicos que está viéndose afectado es la educación. Los Colegios de Infantil y Primaria, Adultos, Institutos, Universidad, Conservatorios, Escuelas de Música y Centros en los que desempeñan su labor educativa cualquier clase de docentes, están sufriendo, no las reformas, sino unos de los más ingentes recortes que un Gobierno, como el actual, está desarrollando en la atención a las necesidades en ayudas, reducción de inversiones en infraestructuras, equipos y material, disminución de Profesorado, incremento del número de alumnos por aulas, disminución de servicios…

Me voy a centrar especialmente en el trabajo de uno de los pilares fundamentales de los Centros educativos, que es el del Profesorado. En una Comunidad Educativa considero que en primer lugar está el Alumnado, y muy cerca las Madres y Padres. Factores decisivos que influyen en la calidad de la educación. En otra ocasión escribiré sobre ellos. Espero que me disculpen, pero reitero que ahora voy a tratar el tema de los docentes.

He escuchado reiteradamente en los medios de comunicación a determinados cargos políticos actuales: Ministro de Educación, Ministro de Hacienda, Presidente del Gobierno… la petición de sacrificios y de esfuerzos a las Maestras, Maestros y Profesorado en general.

Quiero manifestar a estas altas autoridades y a la sociedad en general, que pueden estar tranquilos. A una Profesora o a un Profesor no les va a incentivar lo que oigan de cualquier autoridad en el mundo de la educación. Desde el momento que un estudiante optó por dedicarse a prepararse para ser un futuro educador. sabía qué compromiso llevaba esta decisión. Hace ochenta o noventa años los maestros y maestras apenas podían comer, pero el esfuerzo, dedicación y sacrificios por los alumnos estaba por encima de todas las dificultades. No necesitaron el ánimo de ninguna autoridad. La motivación y profesionalidad eran inagotables.

En la actualidad la motivación del Profesorado sigue estando intacta. Podremos tener crisis, se llenarán las aulas, disminuirán los recursos, pero por la mañana al llegar a clase, la Maestra, el Maestro, el Profesor o Profesora sólo piensa en las necesidades y en el mejor modo de atender a ese Alumno y a esa Alumna que lo están mirando. Su compromiso y lealtad para con todo el alumnado es infinita, porque el incentivo, la razón de su trabajo y diría sin deseo de exagerar, una de las principales razones de su vida se la proporcionan sus alumnos y alumnas. La ética y la generosidad de los docentes está asegurada. No quiero caer en la utopía de pensar que todo el Profesorado es perfecto. Me consta que algún pequeño porcentaje, aunque sea muy bajo, no está a la altura de las circunstancias, pero estoy seguro que es la pequeña excepción que confirma la regla, como sucede en todas las profesiones.

Se producirán Reformas Educativas, no sabemos el tiempo que durará la crisis, las dificultades puede que aumenten, pero la integridad profesional del profesorado no se resentirá y seguirán luchando por la mejora de la calidad de la enseñanza, procurando que la educación que reciban sus alumnos mejore la calidad de sus vidas y que su futuro esté asentado en unos pilares seguros, que día tras día y año tras año continuarán fortaleciendo sus Maestros/as y Profesores/as.

Para terminar, no voy a pedir mejoras para la situación personal y profesional de los docentes, que por dignidad y esfuerzo se merecen, por supuesto como también se merecen otros cientos de miles de trabajadores y trabajadoras de otras profesiones; así como los millones de parados; pero si quiero aprovechar para alzar la voz y que los dirigentes políticos del actual Gobierno, no perjudiquen con sus políticas obsesivas sobre el déficit, que deben corregirse, pero no a costa del sector de la Educación, Los recortes en este ámbito son inadmisibles, porque quienes pueden sufrir las principales consecuencias serán los niños y niñas, el alumnado en general. La calidad de la educación se puede resentir y con ello la competitividad de nuestro país. Esperemos que no se produzca esta circunstancia, pero lo que no se agrietará y lo reitero especialmente a las madres y padres, será la ética, profesionalidad, el trabajo denodado y la generosidad de todos los docentes, que desde sus puestos de trabajo constituirán la vanguardia para que los niños y niñas, así como el alumnado en general no se vea afectado.
 

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