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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 10 DE OCTUBRE DE 2012

 
OPINIÓN / ANALISIS

El Murube un chollo para los negocios

Por Ricardo S.


La afición está revuelta y molesta. Más de uno ha puesto el grito en el cielo al conocer, por este periódico, que la penúltima “jugada” del binomio Ciudad-Federación de Fútbol es cambiar los asientos del estadio Alfonso Murube. Un estadio, por otra parte, que ha venido siendo hasta ahora un verdadero “chollo” para empresas de construcción y remodelación, a las que se han ido adjudicando trabajos que han dado muy buenos réditos para algunos.

Había de hacerse público, en honor a la ley de transparencia, cuantos miles de euros han revertido en el Estadio Alfonso Murube y cuántos más se van a invertir para que algunos se pavoneen de lo que hacen con el dinero de nuestros impuestos.

Se van a acometer obras sin ningún escrúpulo ni necesidad porque cambiar los asientos del Alfonso Murube ahora y sustituir los actuales azules por blanco y negros, para que lleven los colores de la bandera de Ceuta, aparte de ser una ligereza y frivolidad, también es un despilfarro innecesario, porque si es para sacarse la foto, ésta va a salir por un ojo de la cara. Pretendiendo la cuadratura del círculo, se quiere hacer lo que nadie entiende ni aconseja, para rizar el rizo del despilfarro.

No se puede sustentar una política de inversiones ficticia, tratando de sacar “tajada” al precio que sea, porque se ha venido demostrando que, con las sucesivas obras y remodelaciones en el Alfonso Murube, se ha ido aportando muchísimo dinero, sin que se fiscalice, y habría que hacerlo por ser dinero público, si las cuantías desembolsadas son realmente justificadas por las obras realizadas, no sea que la cuenta que se lleve, en este caso no sea “la cuenta de la vieja” sino esa que dice: “Dos más dos cinco y me llevo una”. Ustedes me entienden, “errores” de este tipo en la suma y el cálculo, de los que nadie se hace responsable y que originan pingües beneficios.

Por otra parte, la impermeabilización de las cubiertas, parece otro gasto inútil, cuando hace apenas dos años, ya se hizo y no han caído chuzos de punta para agujerear la misma, por lo que resulta harto difícil acometer ahora un gasto que también parece innecesario. Gasto que ya supuso unos 50.000 euros que, en tiempos de crisis es una cantidad muy estimable y prescindible.

Mientras todo este galimatías se desencadena, resulta que el sufrido aficionado, ahora que llega el mal tiempo, habrá de padecer los rigores de otoño, con lluvias y frio a la intemperie, mientras una serie de “sesudos” señores, deciden qué hay que realizar en el Alfonso Murube como si se tratara ahora de “la joya de la corona” y en vez de responder a las necesidades de todos, sólo parece prestar servicio a la parafernalia de Federación de Fútbol y Ciudad Autónoma, más preocupados del ornato (vaya palabreja mas mal considerada por superflua), muy similar a la “plantación” periódica de plantitas para que alguien haga negocio.

Y como de negocio se trata, desde aquí pronunciamos el descontento de la afición y su contrariedad, hasta el punto que ya se está organizando un plataforma que se colocara con pancartas a la puerta del Ayuntamiento, reclamando otro tipo de comportamiento en el Alfonso Murube y menos fuegos fatuos por no llamarlos fuegos artificiales. Pero es que resulta todo tan fantasmagórico, que da miedo pensar el negocio que puede suponer para alguno/os un “pelotazo” (y nunca mejor dicho) en el propio Alfonso Murube. Eso sí que es un gol por toda la escuadra al Plan de Ajuste de Mariano Rajoy y al de Sostenibilidad.

Y de paso, la tomadura de pelo, de rigor al contribuyente, que a la vez es el ciudadano de a pie y por ende, el propio aficionado al fútbol que ve cómo sus impuestos van a apara a un grupo de desaprensivos, dispuestos a despilfarrarlo en cualquier cosa, aunque resulte injustificada.

Esto, desde luego, valga el símil, es una cuestión de pelotas. Y también de poca vergüenza. Y de negocio.

 

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