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sociedad - DOMINGO, 14 DE OCTUBRE DE 2012


Monseñor Rafael Zornoza Boy. reduan.

Entrevista / Rafael Zornoza Boy
 

«El año de la fe quiere dar respuesta a la desesperanza del mundo»

Monseñor Rafael Zornoza Boy inauguró oficialmente el Año de la Fe en la Diócesis de Ceuta a través de una Solemne Misa celebrada ayer en la Santa Iglesia Catedral
 

CEUTA
José Manuel Rincón

ceuta
@elpueblodeceuta.com

El Año de la Fe ha sido convocado por el Papa Benedicto XVI, para el 11 de octubre, coincidiendo con el cincuenta aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y concluirá el 24 de noviembre de 2013, festiidad de Jesucristo Rey del Universo. Precisamente, para inaugura de forma oficial y solemne en la Diócesis de Ceuta este Año de la Fe, acudió hasta la ciudad el obispo de Cádiz y Ceuta, monseñor Rafael Zornoza Boy, quien fue el encargado de celebrar en la Seo Septense, junto con los sacerdotes, diáconos, personas consagradas, familias, movimientos, asociaciones, hermandades, cofradías y fieles en general una solemne Misa. Para dar a conocer más en profundidad el sentido de este año de la fe, el obispo concedió una entrevista a EL PUEBLO.

El obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, monseñor Rafael Zornoza Boy, acudió ayer a Ceuta para celebrar en la Santa Iglesia Catedral una Solemne Misa con la que inaugurar de forma oficial el año de la Fe que hace un par de días abrió Su Santidad el Papa Benedicto XVI. La Misa se celebró a las 12.00 horas en la Seo Septense y en la misma participaron los sacerdotes, diáconos, personas consagradas, familias, movimientos, asociaciones, hermandades, cofradías y fieles en general.

Pregunta.- Hoy se encuentra en Ceuta para iniciar en la ciudad el año de la fe. ¿Qué es exactamente el año de la fe y cuáles son los objetivos marcados por la Iglesia para este nuevo curso?

Respuesta.- El Papa ha propuesto celebrar el año de la fe con la oportunidad del cincuenta aniversario del inicio del Concilio Vaticano II y la coincidencia con el veinte aniversario de la promulgación del catecismo de la Iglesia Católica, el cual se hizo como el último documento del Concilio y recogiendo los frutos y la enseñanza del Concilio. Entonces, lo que el Papa propone para toda la Iglesia, en la apertura que él mimo realizó antes de ayer, es más bien un año de experiencia interior. No es tanto un asunto de grandes eventos ni grandes celebraciones, no quiere ser una cosa hacia fuera vistosa. Habrá que tener celebraciones porque entre otras cosas los cristianos celebramos todo con la Eucaristía y alavando a Dios, y al final eso nos congrega siempre en algún sitio y hay una celebración, pero pretende ser un impulso interior.

¿Qué proponemos nosotros?, pues bien el Papa ha dado ya indicaciones, sobre todo aprovechando el Concilio y la efemérides del catecismo como decía, pues que haya una lectura nueva del Concilio, que se profundice en el catecismo, no es decir nada nuevo, pero todo el mundo tiene conciencia que hay mucha ignorancia. Entre que los sistemas educativos han cambiado, los sistemas pedagógicos, estamos ahora todavía discutiendo el Plan Bolonia como se lleva a cabo, en España han sido planes de Educación, la gente habla de mejor o peor formación según las épocas... El caso es que hace falta volver también a los contenidos de la fe y a la experiencia interior personal de la fe, pero ninguna de las dos solas. Hay gente que se siente muy cerca de Dios, sobre todo cuando lo pasa mal, que entonces recurrimos enseguida y tiene una experiencia de consuelo y ayuda de Dios, e incluso de oración pero sin embargo confunde una cosa con otra, es muy difícil vivir bien la fe cuando no se conoce y se profundiza un poco en ella.

Nosotros, como Iglesia Diocesana, vamos a proponer también algunos caminos de renovación, con muy pocas celebraciones. Aquí por ejemplo, esto es como un pistoletazo de salida, como la campanada para que se entere la gente y se despierte, pero después como siempre, vendré al comienzo del Adviento para mantener un encuentro entre sacerdotes, laicos y consejos pastorales, para darles consistencia y un pequeño empuje a todo el trabajo que debería estar en marcha, y luego Dios dirá.

Si nos gustaría que haya un signo importante de caridad, que no se cual (risas). Le explico, he querido consensuarlo. Se lo he presentado a Cáritas, y lo están estudiando; se lo he dicho a todas las Hermandades y Cofradías, que lo han acogido estupendamente. Yo creo que sería bonito y representativo que todos a la vez, unos con ayudas económicas, otros con un local, otros con voluntariado, pudiéramos hacer algo que se viera, sobre todo como un recordatorio, como un estímulo. Osea, la fe, la esperanza y la caridad, van muy unidas, de hecho el gran impulso de caridad que vivimos hoy en España gracias a Cáritas en medio de esta horrorosa crisis tiene que ver con la fe, porque lo hacen las gentes de las parroquias, ONG’s cristianas, entonces si no hay fe no va haber caridad, y si no hay fe tampoco hay esperanza, entonces eso va de la mano y lo vamos a cimentar.

P.- ¿Piensa usted que al igual que en el aspecto económico, la fe se encuentra atravesando un periodo de crisis, o por el contrario en estos momentos difíciles tanto en el panorama económico, como en otros aspectos de la vida hace que la fe se refuerce?

R.- Pues las dos cosas son verdad porque no se contradicen. Es decir, yo pienso que más bien la crisis en este momento tiene mucho que ver con una crisis de valores, y se puede ir más lejos, es una crisis de fe. En este último siglo y medio en el mundo han dominado teorías agnósticas, materialistas, ateas, a veces de un ateismo virulento contra los creyentes. Todo eso ha dejado un lastre, ha creado un rastro con un déficit de no sólo de fe, sino de humanidad. El civilizado hombre moderno del siglo XX es el de los campos de concentraciones, con más de cien millones de personas muertas en el mundo a base de persecuciones violentas en campos de concentración. Con esto quiero decir que cuando falta Dios, que es el absoluto, que es padre y nos hace a todos hermanos, pues entonces cada uno se convierte en un tirano más que en un Dios. La característica que ha sido lo que ha determinado toda la cultura occidental del cristianismo ha sido precisamente el valor de la persona, los derechos humanos. Cuando lo que se da es el imperio del egoismo, pues volvemos a la selva y sálvese quien pueda. En ese sentido hay un déficit de fe pero también es verdad que cuando uno pierde apoyos humanos y ha habido un gran desencanto y un materialismo feroz, hay una vuelta a la espiritualidad, porque se da cuenta que todo lo material no resuelve la vida de las personas ni da la alegría que uno busca. El que tiene la fe, tiene donde agarrarse y le da una respuesta magnífica de superación, de alegría y de capacidad de entrega hacia los demás y el que no, pues tiene que buscar otra salida. Por este sentido pienso que el año de la fe quiere dar respuesta a la desesperanza del mundo.

P.- Una vez que ha quedado claro que la fe está atravesando una crisis ¿en qué sector de la sociedad se encuentra esa crisis de fe más arraigada y que se debería hacer para que esa parte de la sociedad recupere el camino de la fe?

R.- Bueno es que no creo que eso vaya por franjas sociales. Yo veo que ha habido mucha gente que se ha diluido en medio del mundo, que se le ha tragado una mentalidad egoista, atea, pero ha habido gente que se ha fortalecido y hoy por hoy hay unas comunidades cristianas con un renacimiento en la vida parroquial y con grupos de jóvenes fantásticos. La gente se lleva las manos a la cabeza, como cuando hace dos años vio como se vivió la Jornada de la Juventud y se preguntaba de donde había salido esa millonada de jóvenes, sabiendo que los que pueden viajar siempre son un cinco o tres por ciento de los que hay, y es que esos jóvenes están ahí.

P.- Entonces, ¿los jóvenes también jugarán un papel muy importante en el año de la fe?

R.- Si, yo creo que son muy receptivos, pero son también muy sensibles y muy vulnerables. Por desgracia los jóvenes dependen en gran parte de los mayores y son un reflejo de las crisis, de las inquietudes y de las torpezas de los mayores, y entonces les trasladamos a ellos muchas veces nuestros problemas. Ahora, también es verdad que cuando encuentran ilusión, motivos de esperanza, un ideal noble, se agarran a él porque son muy sensibles y porque además lo otro les decepciona enormemente.

P.- El próximo día 22 del presente mes cumplirá un año al frente del Obispado de Cádiz y Ceuta ¿que valoración puede realizar de este tiempo transcurrido?

R.- Yo soy muy torpe para estas valoraciones porque no se si soy objetivo o no, y luego porque tampoco me interesan mucho porque vivo muy al día, muy pensando hacia adelante. Para mi ha sido un año muy bonito. Había mucho deseo de conocer al obispo, porque para mucha gente es un organizador o es una autoridad, aunque generalmente los cristianos en las parroquias buscan un padre, y buscan su apoyo y una palabra de consuelo. Durante este año, prácticamente he visitado Ceuta dos veces al mes y pienso seguir haciéndolo porque estoy muy a gusto en la ciudad y siempre soy muy bien recibido. Durante este tiempo he visto muchas realidades, desde el carácter de la gente, su apertura, su capacidad de conciliar, su alegría, también su sufrimiento. Especialmente me he encontrado, a parte de una tremenda situación de paro, un problema de inmigración muy importante, de los que a veces somos poco conscientes porque no es la necesidad que tenemos en la familia. Son gentes que pasan sin pena ni gloria, porque tienen paises legísimos y no se sabe muy bien a donde van, pero ahí nos los encontramos, completamente desvalidos y hay muchos que utilizan la ciudad como lugar de paso, y otros que se quedan. En este momento preciso, lo están pasando muy mal porque las organizaciones, por lo menos las de la Iglesia, que han sido más eficaces, están a la cuarta pregunta ya que dependían un poco de subvenciones, ayuntamientos, de la Junta de Andalucía, están angustiadísimos y mantienen a trabajadores que están meses y meses sin cobrar y sin rechistar ayudando a los inmigrantes, trabajadores y personas muy buenas, y eso me ha impresionado mucho.

También he visto mucha religiosidad, eclesialidad, mucho deseo de vivir su fe y expresarla. Todo el asunto tan vivo aquí de las hermandades y cofradías, que es un capítulo aparte también pero muy bonito puesto que hay una fe grande, como un trato muy inmediato con Dios, con la Virgen, con Cristo que es una fuente de vida de fe estupenda, y después no me ha dado tiempo a más, pues yo he necesitado ver y conocer, ir haciendo un poquito más de equipo, por ejemplo con el nuevo vicario de Ceuta. A este respecto tengo que decir que estoy muy agradecido a don Francisco Correro, que ha sido vicario en Ceuta durante todos estos años y que me ha abierto las puertas, me ha facilitado todo, y la gente espera que haya un impulso y nuevas caras, y en la vida de los sacerdotes colaboradores todas estas cargas suponen una generosidad muy grande porque suponen un esfuerzo mayor a los trabajos que ya tienen y porque la gente cuando se decide a ser cura, se lo piensa, le cuesta y luego sueña con estar en una parroquia y estar con la gente, y los temas estos organizativos y de gobierno, pues son un poco más pesados.

P.- Con respecto a este cambio al frente de la Vicaría General de Ceuta y otros que se han producido en la ciudad, ¿qué ha querido buscar, una mayor funcionalidad o por el contrario evitar cierta relajación dentro del equipo sacerdotal?

R.- Los periodistas, que sois tan profundos, vais más lejos de lo que voy yo (risas). No, yo creo que van las cosas unidas. Todo necesita un poquito de impulso. Un cambio de obispo no es como cuando cambia el gobierno de cualquier estamento político. El plan de la Iglesia es muy parecido, y esa renovación supone siempre un impulso de fe, esperanza, caridad. Si se produce un cambio de caras, pero la gente sigue trabajando sin que existan competencias. Yo directamente no puedo decir que haya procurado dar una mayor funcionalidad o evitar una relajación entre el equipo sacerdotal que usted me dice, y sin embargo van unidas y todo se irá consiguiendo.

P.-Uno de los pilares en el discurso ofrecido en su toma de posesión era Evangelizar ¿Qué avances se han producido en este aspecto?

R.-Quizás la mejor respuesta a eso es el año de la fe, porque nadie transmite, nadie da lo que no tiene. Entonces tenemos que buscar una mayor profundidad a nuestra fe, que nos hace comunicar. Sin embargo, si es verdad que eso es una respuesta muy de fondo, y luego en la realidad pues eso se hace en la práctica mejorando la catequesis, la liturgia, los grupos de cristiandad. Aquí en Ceuta hay muchos cursillistas de cristiandad, que son gente que vive su fe apasionadamente, con gran entusiasmo, y seria interesante fomentar los cursillos, la vida de los cristianos más comprometidos en las asociaciones, para impulsar la evangelización, aunque no se puede decir que sea con una acción. No se puede decir que yo este año haya revolucionado la evangelización, porque tampoco lo he pretendido, pero si es verdad que todas estas acciones, y sobre todo en este año de la fe, van a tener una resonancia fuerte en este aspecto.

P.- Después de este primer año durante el que ha podido conocer más en profundidad la Diócesis de Cádiz y Ceuta, ¿cuáles son los aspectos en los que la Iglesia debería centrarse para mejorarlos?

R.- Bueno, es que eso es muy amplio. La vida, sobre todo en las parroquias, se centra en la evangelización, la caridad, la enseñanza y la liturgia. Por ejemplo, la catequesis lleva más de veinte años en renovación, y en la última reunión que he tenido con más de setecientos catequistas, piden ayuda, pero ha habido ya una gran renovación y están esperando pasos de renovación, y eso es un aspecto que debemos potenciar. En este año, la delegación de catequesis ha propuesto iniciar una via especial para adultos sin bautizar. Cada vez son más los casos de personas que descubren la fe, descubren a Cristo, que están sin bautizar y piden el bautismo, y para ello es necesario tener un itinerario y un acompañamiento que deberíamos mejorar. Hay muchos aspectos, como el de caridad que se vive muy intensamente, pero es verdad que hace falta apoyos. La formación del clero, que continuamente se renueva y pide ayuda en un sentido de apoyo, para poder realizar su trabajo y afrontar los nuevos problemas que van surgiendo. El tema de la familia, hoy son muy frecuentes los fracasos familiares. Hoy en día no se puede preparar para celebrar un matrimonio como antiguamente, que no existían como ahora los problemas matrimoniales. En todo ello, en nuestra propia convivencia, el cura es muy valorado sobre todo por los cristianos, mientras que fuera de la Iglesia hoy el mundo es muy crítico con la Iglesia especialmente, y el cura está un poco desamparado y necesita apoyo, y todos esos son aspectos que tenemos que ir cuidando mucho.

P.- Por último, ¿cuáles han sido las directrices dadas al equipo que integra la Diócesis de Ceuta para este año?

R.- Pues todavía no he tenido oportunidad de hacerlo (risas). Bueno la respuesta es que en este momento va haber unos nombramientos de los nuevos arciprestes, (la Diócesis entera tiene trece arciprestados), y en cuanto estén estos nuevos arciprestes, que formarán como un nuevo equipo de gobierno, se celebrará un nuevo consejo de donde saldrán esas directrices, aunque debo decirle que más que directrices será un programa pastoral que vendrá marcado con el año de la fe y la carta pastoral mia que saldrá la próxima semana.
 

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