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cultura - DOMINGO, 14 DE OCTUBRE DE 2012


estado actual de las obras. ep.

patrimonio
 

La aparición de nuevas
estructuras obliga a replantear el plan de la Califal

Lo que en principio se creyó era una muralla “maciza”, de época portuguesa, está conformado por dos muros unidos por otros y material de relleno que se ha analizado
 

CEUTA
Tamara Crespo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

El avance en las obras en el conjunto de la Puerta Califal, situado en el interior de las Murallas Reales, no deja de deparar sorpresas tanto a los investigadores como a los técnicos encargados de su ejecución. Así, lo que en un principio se creyó era un elemento “macizo”, la muralla de época portuguesa, ha resultado ser un doble muro unido a su vez por otros transversales y reforzado con material de relleno. Esto, junto con el descubrimiento de otras estructuras, como varios merlones del mismo periodo (siglo XVI) obliga a replantear un proyecto arquitectónico cuyos criterios se someterán al dictamen de la Comisión de Patrimonio.

El trabajo que se desarrolla en la Puerta Califal supone una “aproximación muy interdisciplinar” al proyecto. Así lo resume el arqueólogo de la Ciudad, Fernando Villada, gran conocedor de este importante conjunto histórico por cuanto ha dirigido todas las excavaciones que se han llevado a cabo en el enclave, situado en las entrañas de las Murallas Reales.

El comienzo de las obras y estudios preliminares como el llevado a cabo mediante un georradar han servido para confirmar datos que ya conocían los historiadores y arqueólogos pero también han deparado algunas sorpresas relevantes para el desarrollo del proyecto.

Tal como lo explica el arqueólogo, aunque en un principio se pensaba que el lienzo de muralla que une los baluartes de la Coraza y de la Bandera era un elemento continuo, “macizo”, indica, la excavación ha determinado que se trata en realidad de “una doble muralla dentro de la portuguesa”. Ambos muros están a su vez unidos por una serie de paramentos transversales que en algunos puntos contienen los rellenos típicos de las construcciones defensivas. Además de ello, el análisis de la estructura mediante la técnica de georradar ha permitido detectar un nuevo “quiebro” en el muro que podría corresponderse con una torre. No obstante, y según advierte el experto, esto no es sino una interpretación de la “imagen” interior obtenida con este aparato, una especie de radiografía que representa los volúmenes e identifica, por su densidad, materiales como mampostería, argamasa o metal, por citar algunos de los ejemplos que el director técnico de la empresa ‘Georadar’, Luis Avial, citó a este diario durante la jornada en la que se desarrolló el trabajo de campo, el pasado mes de julio.

Al hallazgo de esta estructura compleja de la muralla portuguesa y tal como explica en este caso el arqueólogo de la Ciudad y director de la obra, Javier Arnáiz, se uneel de los merlones que en la misma época, el siglo XVI, la coronaban. Bajo la primera capa que hay después de los merlones contemporáneos, construidos en los años 60 del siglo XX, han aparecido los cimientos de los portugueses, estructuras que según las define el arquitecto tienen unos 50 centímetros de altura y donde se apoya a su vez un muro que tiene intención de conservar en el proyecto de ejecución definitivo, en proceso de elaboración en estos momentos como un modificado del original, que fue redactado por el arquitecto de la Consejería de Fomento José Pedro Pedrajas.
 


La cerámica hallada completa un periodo, el moderno, de los menos representados en el Museo de Ceuta

Las obras que se llevan a cabo en las Murallas Reales cuentan con supervisión arqueológica, dirigida por el arqueólogo de la Ciudad, Fernando Villada. Cibeles Fernández, de la empresa ‘Arqueotectura’ es la encargada de la excavación, que está proporcionando, según Villada, datos de interés. “En el caso de Ceuta es especialmente interesante porque se ha encontrado mucho material, sobre todo cerámica, de época moderna, que era la peor representada en la importante colección con que cuentan los museos de la ciudad”, concluye.

La datación de muchos de los elementos encontrados se sitúa entre los siglos XVI y XVII, y entre ellos se encuentra cerámica portuguesa, italiana e incluso algo de porcelana china, más rara en la ciudad. Pipas, proyectiles, munición, el soporte de una bandera de la que se conoce la ubicación en época portuguesa por las señales en la Muralla... son sólo algunos de los restos hallados a medida que avanza la obra. Todo ello se suma a la gran cantidad de materiales descubiertos anteriormente en el interior, desde época romana (siglo I d.C.) a nuestros días.
 


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