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OPINIÓN - MARTES, 23 DE OCTUBRE DE 2012

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

El tercer problema de los españoles, según una encuesta realizada, es la clase política. Una clase política cada día más deteriorada por los asuntos extraños, vamos a llamarlos de esta manera suave que día sí y día no aparecen en los medios de comunicación.

No es cierto, las cosa claras, que en líneas generales, la clase política española sea corrupta aunque la crecida de los asuntos extraños empiecen a alarmar. Nuestros políticos no son corruptos sino, salvo las debidas excepciones, mediocres y carentes de preparación.

Lo he escrito en varias ocasiones y me reafirmo en ello. Desde el primer gobierno de la Transición a nuestros días, algunos pintorescos personajillos han ascendido a los cielos de los elegidos, incluso a los cielos ministeriales sin tener experiencia, sin titulación, sin idiomas y lo que es más importante sin requisito alguno, llegando a la llamada clase política como nacen los pollos de granjas. Así nos crece el pelo.

Han de pasar varias generaciones, hasta que desaparezcan del mapa político, eso mal llamados políticos que no tienen ni la menor idea de lo que es la política ni, por supuesto, cuál es el trabajo que deben realizar en favor del pueblo y no de sus intereses particulares o de los intereses de sus partidos.

Para trabajar en cualquier empresa privada, usted deberá pasar por ciertos requisitos y tener ciertos conocimientos que la empresa creerá necesarios para darle ese puesto de trabajo. Sin esos requisitos de los conocimientos que debe usted tener, impuestos por las empresas privadas, no alcanzará a ocupar ese puesto de trabajo. Para ser político no es necesario tener título universitario ni máster ni bachillerato ni idiomas ni experiencia ni nada.

Es lógico que así sea porque en una democracia corresponde a los electores elegir a los que nos van a gobernar. Naturalmente que como contrapartida, a esos electores que van a seguir a los que nos van a gobernar deberían darnos unas listas abiertas, para poder tachar de las misma a aquellos que consideremos unos inútiles que no van a aportar nada, debido a sus escasos conocimientos no sólo de política sino culturales.

Claro que eso es una cosa y otra que los políticos elegidos nombren para los cargos políticos a sus parientes o a sus amiguetes, sin otra exigencia que la relación de quienes le nombran por el asunto del ”dedatil”.

En éste hermoso país, llamado España, tenemos 400.000 cargos públicos, 200.000 mil más que Alemania, a pesar de los alemanes nos doblan en población. Y a esos cargos, dados por el sistema del “dedatil” nos se les exige preparación alguna sólo la lealtad y decir a todo “sí, bwana” al familiar o amiguete que les ha dado semejante puesto, para el que no están ni mínimamente preparados.

Naturalmente esto ha dado lugar a que los españoles, que no somos tan tontos como algunos políticos creen, han tomado la medida a la clase política, sean del partido que sean, y los han situado en el tercer lugar entre los diez grandes problemas que tiene España.
 

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