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                     Es el suma y sigue, si lo miramos 
					desde Ceuta, por cuanto, en lo que va de año, han llegado 
					más de 500 y eso que las cifras, dicen, van en retroceso. 
					 
					Dicen las estadísticas, que no sé quien las adecua, que este 
					año han llegado un 40% menos que durante los diez primeros 
					meses del pasado año, pues menos mal, porque la invasión no 
					cesa, prueba de ello es que en las últimas dos semanas han 
					sido interceptados un total de 48 inmigrantes, naturalmente, 
					sin papeles. 
					 
					La situación que se lleva planteando, desde hace muchos años 
					ya, se hace insostenible. Es de todos sabido que se ha dado 
					un giro en el planteamiento y la distribución del mundo, 
					habiendo pasado del enfrentamiento este-oeste, a la 
					contraposición norte-sur, con un norte rico, aunque cada vez 
					menos, y un sur necesitado de todo. 
					 
					Sin embargo, esto no lo es todo, sino el negocio que ciertas 
					mafias están haciendo con todas estas gentes a las que 
					“embarcan” en dirección a Europa, les sacan todo lo que 
					tienen, todo lo que van a poder tener y unas gentes carentes 
					de todo salen de sus casas y de sus tierras rumbo a no saben 
					donde, que en muchas ocasiones es al fondo del océano o del 
					estrecho. 
					 
					Los países del centro africano, muchos de ellos, están 
					pagando ahora a Europa y sus colonizaciones todo lo que los 
					países europeos hicieron y saquearon de aquellas tierras 
					incultas, desfavorecidas, pero con recursos como para hacer 
					rentables las propias colonizaciones. 
					 
					Hoy, cada vez más, Europa se va poblando de gentes de color, 
					llegadas del continente africano. Los medios de 
					comunicación, especialmente la televisión, han presentado 
					una imagen de Europa que es más atractiva, en la imagen, que 
					en la propia realidad, como si fuera, de verdad, el Edén y 
					así es como, día a día, Europa se va poblando de gentes de 
					otros lugares, llegados por los caminos más tortuosos que 
					podemos imaginar. 
					 
					Y puestos a ver lo que significan las llegadas de los 
					indocumentados, Ceuta puede, y tiene que, decir mucho, en 
					este aspecto, pues aunque la llegada de inmigrantes 
					irregulares a la ciudad ha descendido, en más de un 45%, si 
					miramos al pasado año, sin embargo en el último mes ha 
					aparecido un claro repunte que nos hace pensar en otras 
					oleadas, cara al futuro. 
					 
					Y menos mal a que las relaciones con el país vecino son 
					ahora buenas y de auténtica colaboración, que de lo 
					contrario ya tendríamos la invasión, otra vez, con una clara 
					superación de todo lo previsto hasta ahora. 
					 
					Hay que repetirlo, Ceuta es uno de los puntos de mira, pero 
					hay más que Ceuta o que Melilla, y bastaría con que tuvieran 
					más posibilidades de paso, para que aquí estuvieran, tan 
					sólo, lo justo, en busca de otros lugares más rentables. 
					 
					En las últimas semanas los marroquíes han interceptado a más 
					de 2000 indocumentados antes de que pudieran acercarse a 
					Ceuta o a Melilla, pero no hace falta más que Marruecos 
					levante la mano para que las invasiones, otra vez, sean 
					insoportables en las dos ciudades del norte de África. 
					 
					El problema de los inmigrantes indocumentados ya tiene que 
					pasar de lo que es Ceuta o de lo que es Melilla, esto ya es 
					un problema de ámbito europeo que será la propia Europa la 
					que lo tenga que solucionar, desde allí. 
					 
					Ceuta o Melilla serán el lugar de paso, el resto de España, 
					Francia, Países Bajos y demás son el punto de destino. 
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