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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 31 DE OCTUBRE DE 2012

 
OPINIÓN

La compra de flores para los difuntos decrece con los años

Por David G.


Son días de tradición y de visita al Cementerio. Mientras la Ciudad Autónoma de Ceuta prepara desde hace quince días el “lavado de cara” del Camposanto de Santa Catalina, desde el pasado fin de semana tres floristerías se han instalado a las puertas del Cementerio de Ceuta. Allí, como tantos otros años, muestran sus flores: colorido y variedad para una tradición que, al decir, de los propios vendedores, va a menos. Los jóvenes no son en la actualidad tan proclives a visitar el Cementerio como sus antepasados y las personas mayores, a duras penas acuden ya, aunque sí es verdad que para el Día de los Difuntos y para el de Todos los Santos, la visita tradicional se mantiene, por el momento.

Una visita que conlleva gasto para la adquisición de flores cuya oferta es variada, tanto en género como en precios. Los ramos se adaptan a todos los bolsillos en cuestión de precios y van, de los 3 euros que es lo más económico en adelante, con paquetes de 15 y 20 euros o más en función de la demanda.

En Ceuta, las preferencias de la clientela se inclinan mayoritariamente por la modalidad de flores naturales y las artificiales apenas se venden, muy al contrario que en la península, donde no sucede igual ya que, aquéllos que quieren adornos que perduren, optan por ellas.

Desde hace quince o veinte años, la tradición de acudir al Cementerio a visitar a los familiares ya fallecidos, va decreciendo y es un síntoma que aprecian los mejores observadores de esta situación: los floristas. En el año 1.979 se daba la circunstancias que, hasta de noche, se vendían flores y la afluencia de público era extrema, mientras que ahora es un “goteo” intermitente pero no se da esa afluencia de clientela de antaño. Una mirada nostálgica al pasado que, para los vendedores de flores, no deja de ser una sensación de que cualquier tiempo pasado fue mejor que el actual. Ahora, a las siete de la tarde, apenas hay compradores interesados en adquirir flores. Algo inimaginable en otro tiempo.

Entre las prioridades de los compradores, los clásicos crisantemos, las margaritas, las clavellinas, los claveles…en una gran variedad que se exponen en amplios recipientes. Son días de ventas sin excesos, no ya por la crisis sino también por la pérdida paulatina de una tradición que lucha contra los tiempos de la modernidad con el cambio de costumbres y el imperio de las tecnologías.

Nadie discute que, en estos días tradicionales de cultos a los fallecidos, la visita al Cemenetrio es un ritual y el engalanamiento floreado de los nichos y tumbas, un clásico. Sin embargo, algo se mueve en este proceso: la dinámica va en regresión y con el paso de los tiempos, se vislumbra un futuro incierto.

El sentimiento, el recuerdo, la memoria por aquéllos que nos dejaron parece que emprenden un sentido regresivo. La venta de flores, hoy por hoy, ya no es lo que era. Y lo dicen los propios vendedores.
 

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