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OPINIÓN - DOMINGO, 4 DE NOVIEMBRE DE 2012

 

OPINIÓN / SNIPER

En memoria de Mehdi Ben Barka
 


José Luis Navazo
yebala07@yahoo.es

 

Algo se mueve en Marruecos y los habituales paños calientes no parecen enfriar la situación. ¿Quizás estos nervios internos pueden incidir en la sucia y enorme presión que, como es habitual de forma interpuesta, está ejerciendo el Reino de Marruecos sobre Melilla?. Su alcalde (porque lo de presidente de una presunta Ciudad Autónoma es hilarante), Juan José Imbroda, se reunirá el próximo miércoles en Madrid con el presidente Rajoy, a fin de “hablar de Melilla”. ¿Es que acaso Mariano no está al tanto de la gravedad de la situación, informado puntualmente por el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani?. Menos mal que las relaciones con Marruecos van muy bien (versión oficial) y que la última RAN (Reunión de Alto Nivel) ha sido un éxito. ¿Quizás a costa de los Peñones… y de Melilla?; ¿o de empezar a ir de palmeros con las peculiares Provincias del Sur de nuestros vecinos?. Porque mientras en la frontera de Ceuta, Rabat ronronea como un gato cebado y satisfecho para tranquilidad de Jesús Vivas y del sobrado Paco Antonio González, en la frontera melillense sus irregulares arañan y muerden sin ninguna vergüenza. Si en el interior del Reino el pan (jobs o agrum) nuestro de cada día sigue estando subvencionado, más les vale, el precio de otros productos como frutas y legumbres ha subido en unos casos hasta el triple y de la carne para qué hablar; las divisas remitidas por los emigrantes (MRE) han caído en picado y el mismo turismo va tocado del ala: en Agadir, los alemanes han descendido en pocos años de 150.000 a unos 50.000, con la consiguiente caída de la economía local y Marrakech sigue sin levantar cabeza. Volviendo a Melilla y Ceuta, además del Estrecho, la colaboración marroquí es siempre de agradecer, pero hasta que España no demuestre su voluntad política y de recursos (materiales y humanos) plasmados en su decidida capacidad para defender, por sí sola esa es la cuestión, sus fronteras y territorios de soberanía, el Reino de Marruecos seguirá con su burda y tradicional política del chantaje y el chuleo, aplacadas por el momento las técnicas propias de conflicto de baja intensidad (CBI) practicadas hasta hace pocos años. Es lo que hay.

Volviendo a Rabat, el pasado lunes 29 el Parlamento vivió un hito insólito en la balbuciente democracia marroquí, en esta larga y lenta evolución (que no transición) dentro del régimen: a propuesta del PAM (Partido de la Autenticidad y Modernidad) secundado rápidamente por la USFP (Unión Socialista de Fuerzas Populares) e incluso por el PJD (los islamistas parlamentarios en el gobierno), los diputados guardaron un minuto de silencio en memoria del 47 aniversario de la desaparición, por orden de de Hassán II, de Mehdi Ben Barka (29 de octubre de 1965), en un secuestro y asesinato de Estado organizado conjuntamente por los servicios marroquíes y franceses. A la vez y en la calle el IER (Instancia Equidad y Reconciliación), apoyado por diferentes organizaciones de derechos humanos, conmemoraba el “Día Mundial del Desaparecido”, en recuerdo de un sin número de ciudadanos asesinados (incluyendo unos quinientos saharauis) bajo el despótico régimen del sátrapa Hassán II, apoyado en todo momento para vergüenza de Occidente por los Estados Unidos y Francia.

El dossier sobre Mehdi Ben Barka sigue sin cerrarse, de igual modo que la meritoria labor del IER fracasó al abordar la durísima represión del Rif en 1959. Todavía al día de hoy, en numerosas instancias oficiales sobreviven sorprendentemente retratos de Hassán II incluso de un tamaño superior al del joven soberano actual, su hijo Mohamed VI. ¿Quién manda en realidad en el país…? Marruecos no pasará página hasta que sea juzgada, si bien sea simbólicamente, la tétrica época de Hassán II: desde los años del plomo a la aventura del espejismo del Sáhara, en la que las FAR arrojaron centenares de bombas de napalm sobre la población civil. Vienen tiempos duros, la inestabilidad interna se intuye y, desde el Majzén y contra la Constitución, se ha está dando un golpe de Estado interno. Prueba de ello es el inquietante y último viaje de Mohamed VI a los países petroleros del Golfo, en la que los consejeros reales se mostraron como el auténtico gobierno en la sombra relegando a un papel de comparsas a los ministros oficiales de Benkirán. ¿Reformas en Marruecos….? Sin duda, pero ya saben que solo se reforma… lo que nunca se quiere cambiar. Y la frontera de Melilla rompiéndose. Visto.
 

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