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OPINIÓN - JUEVES, 22 DE NOVIEMBRE DE 2012

 

OPINIÓN / SNIPER

¡Todos somos Pedro de Estopiñán!
 


José Luis Navazo
yebala07@yahoo.es

 

De sainete si no fuera por caer dentro del campo de la delincuencia. Antes de proseguir, disculpen los originales autores de la página en Facebook de este nombre que este escribano del limes acaba de utilizar para su columna, todo sea por la causa. Gracias amigo Eduardo Bilbao, compañero en nuestra gijonesa y entrañable ‘Agrupación Montañera Astur Torrecerredo’, por incorporarme a ella. Y advirtamos a navegantes que, cuando menos, dos asturianos andan por estas agrestes tierras, tú en Melilla y yo en Ceuta, siempre Ciudad Querida. Y el que quiera entender que entienda, escrito está y escrito queda. Volvamos al cobarde atentado al patrimonio y a la sensibilidad de los españoles (millones somos los que nos consideramos, sin más ínfulas, como tales) que supuso el reciente expolio al monumento a Pedro de Estopiñán, recordando que Estopiñán fue fundador de Melilla en 1497, cuyas primeras defensas levantó sobre las ruinas de una ciudad destruida y abandonada tras la guerra entre los Reinos de Fez y Tremecén, hoy desaparecidos. Melilla fue incorporada a la Corona española en 1556 y el Reino de Marruecos, tal y como es conocido, vino por cierto después y, si andaba, era en pañales. Tome nota el Comité de marras. Pero esa es otra historia.

Tras la protesta oficial española, ésta vez por fortuna con la voz un poco más alta de lo normal (siempre he escrito que los vecinos marroquíes solo nos respetarán cuando nos hagamos respetar), el pasado 19 fue detenido en Nador el activista Said Chramti, viejo conocido y personaje cuyas circunstancias darían para escribir varias columnas y quién tras pasar una noche en los calabozos fue liberado el martes 20. El lunes su móvil de siempre permanecía mudo, mientras que ayer mismo estaba desconectado. Otro teléfono mutante ha sido el de Yahya Yahya, senador de Su Majestad y alcalde de Beni Enzar (¡a ver cuando nos tomamos otras gambitas y platicamos un poco, Yahya, ésta vez pago yo), que estos días era descolgado por otra persona diferente de su titular y se hacía el despistado. Según parece, Chramti va a ser acusado de insulto a funcionarios públicos, organizar concentraciones no autorizadas y desobediencia a la autoridad, mientras el Comité de Liberación de Ceuta, Melilla, Islas y Peñones (y por qué no Cuba y Filipinas), del que es vicepresidente, niega ahora su participación en el destrozo de la estatua de Pedro de Estopiñán y el robo de un brazo de la misma.

Según dice un tal Rachid Benai, el iluminado Comité niega que tuviera algo que ver con el atentado y que si el brazo de Estopiñán está en sus manos es después de que se lo regalaran (sic) los ladrones de la amoladora (“patriotas” para el Comité), unos jóvenes de Nador. Jóvenes, matizo, que jamás se habrían atrevido a dar ese paso, una escalada más en las agresivas acciones del Comité, sin la “luz verde” del mismo. Y esto no es una opinión, es una afirmación. Lo curioso es que un individuo como Chramti, aparentemente siempre tan echado para adelante, se acobarde y no se atreva ahora a asumir sus responsabilidades, dejando a sus jóvenes activistas a culo pajarero, en el mejor estilo del capitán Araña... que embarca a la gente pero se queda en tierra. Hay una figura jurídica que se llama extradición y dado que Said Chramti y Yahya Yahya tienen pendientes delitos (presuntos en principio) en España, podría llegar el momento en el que en un ‘pis pas’ del complejo y sucio ‘juego’ en la frontera, Rabat decidiera prescindir de sus peones (tiene otros en conserva) a cambio de obtener de España alguna pieza mayor.

Yo le sugeriría calma, pero ojo avizor, a la Confederación Española de Policía (CEP), a ver qué pasa en el juicio y si hay alguna forma de que el Cónsul General de España en Nador, Jorge Cabezas, pueda personarse como acusación particular en nombre del Reino de España. Porque ese es el camino, no lo duden: no achantarse y, de frente y por derecho, cantar a las cuarenta cuando haga falta, exigir responsabilidades y, en último caso, parar en seco la impunidad o al menos hacer pagar un coste que genere, lisa y llanamente, disuasión. Ese ‘lenguaje’ se entiende a la perfección al otro lado de la frontera. Duro pues y a la cabeza, sin contemplaciones.

Los paños calientes no sirven ‘pa ná’ y como recordaba el general Muñoz Grandes (padre), “la diplomacia es muchas veces como la vaselina y la vaselina solo sirve para dar por culo”. Digo. Porque una cosa son las tradicionales reclamaciones oficiales de Marruecos y otra la “diplomacia paralela” al amparo de los servicios correspondientes. Porque, créanme, en la frontera nada es casual y Rabat no da, en su planificada estrategia de tensión-distensión con el anexionismo como horizonte final, puntada sin hilo.

Y en segundo lugar, una cosa es el activismo reivindicativo y otra la delincuencia: desde cerrar a las bravas la frontera, dirigir pedradas contra policías y guardias civiles o atentar contra el patrimonio histórico-cultural, como ha sido el último y lamentable caso de la rotura y expolio de la estatua de Pedro de Estopiñán, sita tras los muros de Melilla La Vieja. Todo eso está en el historial del Comité y Chramti (Yahya es más cauto) siempre ha sacado pecho alardeando de ello, ¿no es así amigo?

Por lo demás, atención, en la rica y plural historia de España está la tradición de Fuenteovejuna, ¡todos a una! y cágate lorito. Debemos informar. amablemente, a los jóvenes activistas del Comité de (la presunta) Liberación de Ceuta y Melilla, que no es bueno siquiera para la salud entrar a delinquir en ambas ciudades. Y que también pueden encontrarse con un ‘quid pro’, es decir, cortés devolución de las acciones cuándo y dónde menos se lo esperen. ¿A qué esperamos para organizar un Comité de Liberación de la España Transfretana? ¡Y a jugar!.

Así que ya saben, metiendo el culo y sacando el pecho: ¡todos somos Pedro de Estopiñán!. Y que cada palo aguante su vela. Arriba, abajo, Comité de Liberación de Ceuta y Melilla al carajo. Visto.
 

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