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OPINIÓN - DOMINGO, 25 DE NOVIEMBRE DE 2012

 

OPINIÓN / SNIPER

Al rebufo de Pedro de Estopiñán
 


José Luis Navazo
yebala07@yahoo.es

 

Don Pedro de Estopiñán, el manco de Melilla La Vieja. Manco mudo y silente al fin y al cabo, pues la estatua no pudo defenderse. De estar vivo, no la espada porque no la merecen sino la estaca, ¡una buena estaca se la iba Don Pedro a meter algunos por donde la espalda pierde su honesto nombre!. Y puede que a más de uno hasta les gustara… Don Pedro de Estopiñán que pisó tierra sin debelarla en el atardecer del 17 de septiembre de 1497, se encontró solo las ruinas deshabitadas de la ciudad que habían incendiado las huestes del rey de Fez en 1495, aunque al día de hoy todavía algún preboste local metido a gestor político habla con torpeza de “ocupación”, haciéndole el juego a los vecinos marroquíes. Pero esto es historia y aunque ciertamente siempre buena de recordar, paso palabra y en cambio permítanme antes de proseguir salir al paso de un comentario de sidi Yahya Yahya, alcalde de Enzar (Nador), cuando se ha quejado recientemente de que ellos y su Comité han sido tratados de delincuentes.

Y así es ciertamente al menos en lo que a mí respecta, consulte el respetable la última columna de este escribano del limes en la que me ratifico, ¡sostenella y no enmendalla!. Pero maticemos: si por un lado respeto el nacionalismo marroquí y entiendo, aunque en ello me bata el cobre, ciertas acciones mediáticas, lo que rechazo tajantemente son los atentados directos a la soberanía española (no ya forzando la entrada en un Peñón o desembarcando en las Chafarinas, eso es asumible) en forma de expolio o “kale borroca”, léase el último destrozo histórico-artístico a la simbólica estatua (y los símbolos son sagrados) de Pedro de Estopiñán, los intentos de cierre al libre paso de personas y mercancías por la frontera o los continuos insultos y pedradas a las sufridas Policía y Guardia Civil. Eso, Yahya, no es ninguna acción patriótica o nacionalista: es delincuencia pura y dura. Delincuencia que merece una respuesta serena y contundente y no solo diplomática. Aviso a navegantes: quien siembra vientos cosecha tempestades. Y si España está atravesando un periodo difícil y complicado… a ver en qué acaba el Reino de Marruecos, pues el 25 de diciembre se reactiva en todas las ciudades el Movimiento del 20 de Febrero (“¡Manfakinch!”, ¿recuerdan?), la llamada Primavera Árabe porque las espadas siguen en alto y al que posiblemente vuelva a sumarse la formación islamista radical de “Justicia y Espiritualidad”, el mayor movimiento de masas del Magreb. Sí, la situación en España es muy difícil… pero Marruecos tiene el techo de cristal.

Por lo demás, el atentado y parcial robo (robo Yahya, robo) de la estatua de Pedro de Estopiñán ha desencadenado, en el complicado juego de ajedrez de las espesas e insanas relaciones bilaterales hispano-marroquíes, tres observaciones: la primera sobre la seguridad real de Melilla, una ciudad en la que es un milagro que los coches conserven sus retrovisores y que ha demostrado con la estatua de Don Pedro su vulnerabilidad, mal rollo; en segundo lugar las consecuencias de esta planificada acción, que tanto la DGED marroquí como el CNI español ya habrán evaluado pero que representa: primero una escalada más en las violentas actividades del Comité, agresivas y parcialmente impunes. La efímera detención de Chramti es un brindis al sol; Said Chramti tiene excelentes conexiones con la seguridad marroquí, desde la policía a la Gendarmería Real y voy a dejarlo ahí, por no hablar de su manga ancha para moverse con lo que haga falta por la frontera. ¿Y el brazo partido y robado, con premeditación, nocturnidad y alevosía, de Don Pedro…? ¡Claro que se sabe, desde el primer momento, donde está escondido!.

Si tan buenas son las relaciones con Marruecos como presumen Mariano y los suyos, ¿a qué estamos esperando para recuperarlo?. Es un gran error que la Ciudad Autónoma se encargue de restaurar la emblemática estatua, un gran error. Lo que hay que hacer es exigirle a Marruecos, por las buenas o como haga falta, la devolución del brazo robado (robado Yahya, pura delincuencia) y además con las debidas disculpas. No hacerlo será, una vez más, una torpe y estúpida muestra de la habitual debilidad española. Y en tercer lugar, “felicitar” al Comité por la respuesta encontrada en la ciudadanía melillense y del resto de España: desde la inmediata puesta en marcha en internet del grupo Yo también soy Pedro de Estopiñán, con un éxito inmediato y rotundo, a la adopción de otras medidas en estudio, no descartándose un quid pro en cualquier momento. O sea que basta de chulería barata y delincuencia, basta de hostigamientos y de atizar un Conflicto de Baja Intensidad (CBI). De entrada, el 1 de diciembre está convocada en Melilla una manifestación ciudadana de apoyo a las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad de Estado. Y Chramti, ya os vais metiendo las piedras por donde os quepan. Si el Reino de Marruecos está tan seguro, que se deje de diplomacias paralelas y vuelva a plantear su anexionismo en el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas. Ceuta y Melilla no están internacionalmente cuestionadas, el Sáhara Occidental por cierto (y lo escribo solo de pasada), sí. Y a devolver, Yahya, el brazo de Don Pedro a paso ligero. Calma, que las aguas bajan bravas.

El Comité de marras ha insultado nuestros símbolos y despertado el patriotismo español, no solo en Ceuta y Melilla y estos barandas han de saber tres cosas: si algo une a los españoles, de Asturias a Cataluña, de León a Extremadura, de Andalucía a Levante… es paladear el jalufo, degustar un buen vino del país (Rioja o Ribera, Montilla o Ribeiro, Cariñena o de Tierra de Barros) y el tradicional cariño hacia lo que huela a irredentismo marroquí. En cuanto al jingoísmo patriotero del peculiar Comité de la presunta Liberación de Ceuta y Melilla, le sugiero dos inmediatas acciones: a sidi Yahya Yahay, que empiece liberando Marruecos: ¡libertad de pensamiento y religión para todos!. Y a su jefe de operaciones, Said Cramti “el echao p´alante”, que se deje de baladronadas y demuestre su valentía levantándole el “chapiri” a un legionario de guardia en el Tercio del Gran Capitán. A ver si hay cojones. O canutos. Visto.
 

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