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OPINIÓN - JUEVES, 29 DE NOVIEMBRE DE 2012

 

OPINIÓN / AL SUR DEL SUR

Consideraciones finales sobre el 14N
 


Juan Carlos Trujillo Muñoz
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

No voy a perder ni un solo minuto de mi valioso tiempo en responder a quien desde la ignominia ha pretendido alcanzar su minuto de gloria calumniando a quien también accedió a la función pública a través de un proceso selectivo hace ya veinticinco años, muchísimo antes de que el Partido Popular alcanzara el Gobierno de la Ciudad. Una vez hecha esta salvedad, dedicaré mi colaboración de hoy a cuestiones que sí interesan a los lectores de este medio.

Tras analizar las diferentes informaciones publicadas en los principales medios de comunicación del país respecto a la convocatoria de Huelga General del miércoles día 14 de noviembre, puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que las centrales sindicales mayoritarias han perdido cualquier atisbo de credibilidad. Los ciudadanos no les perdonamos la pasividad demostrada en los últimos años de desgobierno de un partido socialista que nos ha dejado en las peores circunstancias posibles.

Hablar del 14N es hablar de un fracaso por diferentes motivos. Primero, porque fue el término utilizado en las portadas de tres de los cuatro principales medios de comunicación escritos del país. Segundo, porque la bajada en el consumo eléctrico ha sido la menor de todas las huelgas generales celebradas hasta el momento. Y tercero, porque las propias centrales sindicales confirmaron una disminución de un 12% en la participación respecto a la última huelga.

No podemos olvidar que la convocatoria respondía a la consigna lanzada a toda la izquierda española desde el partido socialista de “ocupar las calles” con la única intención de ganar en ellas lo que perdieron en las urnas. Si tenemos en cuenta el fracaso de la convocatoria, puedo afirmar, que ni siquiera la izquierda española confía ya en sus propios líderes. Los ciudadanos podemos estar descontentos con el actual Gobierno de España, pero lo estamos aún más con unas centrales sindicales que han perdido en los últimos meses casi 300.000 afiliados y con un partido socialista que cosecha derrotas electorales una tras otra.

¿Qué credibilidad pueden tener quienes rechazan una reforma laboral que ellos mismos aplican para despedir a sus empleados a través de expedientes de regulación de empleo (ERES)?, ¿qué credibilidad pueden tener quienes critican las retribuciones de nuestros cargos públicos mientras ellos aprueban recibir, con la que está cayendo, tres pagas extraordinarias y además, blindan sus sueldos? Y ¿qué credibilidad pueden tener quienes reciben el apoyo incondicional de quienes hasta hace unos pocos meses ocupaban un Gobierno de España que fue incapaz de aplicar las medidas necesarias para superar la crisis socio económica? La respuesta es evidente, aunque no seré yo quien lo haga por usted.
 

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