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sucesos - DOMINGO, 9 DE DICIEMBRE DE 2012


Carmelo Ordóñez Fernández. m.g.

tribunales
 

Carmelo Ordóñez: “El Gobierno se ha convertido en un poder judicial”

El magistrado titular del Juzgado Mixto
número 5 de Ceuta es uno de los firmantes de la reprobación del indulto del Gobierno a cuatro agentes catalanes por torturas
 

CEUTA
Marcos González

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Nada menos que doscientos magistrados y jueces de toda España se han puesto en contra del doble indulto que el Gobierno ha concedido a cuatro mossos d’Esquadra condenados por torturas a un ciudadano, en este caso de nacionalidad rumana. El hecho, insólito por cuanto respecta a la reacción de la judicatura, ha tenido el respaldo de uno de los magistrados que ejercen su titularidad en Ceuta, concretamente el responsable del Juzgado Mixto número 5, el Ilustrísimo Señor Don Carmelo Ordóñez Fernández, que señala que la reacción de los jueces se produce ante un intento de “desconfigurar, desnaturalizar los poderes del Estado”.

El Ilustrísimo Señor magistrado don Carmelo Ordóñez Fernández trabaja de sol a sol, como se suele decir. A las 06.30 horas ya está en su despacho, con una mesa en la que se amontonan cuestiones que deben ser solucionadas y que, por mor de la falta de medios, le hacen trabajar muchas más horas de lo estipulado.

Se queja de ello, pero no mucho. Prefiere trabajar y sacar el trabajo adelante. Por lo que no pasa es por la injerencia en la división de los poderes del Estado y de hecho es uno de los doscientos magistrados y jueces que han suscrito un manifiesto de reprobación al Gobierno por el indulto a cuatro mossos d’Esquadra condenados por torturas a una persona. Un doble indulto, como indica.

La razón de su posicionamiento es que defiende la separación de poderes del Estado y cree que en este caso -se trata nada menos que un doble indulto, indulto sobre indulto-el poder Ejecutivo ha pretendido -y lo habría hecho- erigirse en una especie de tribunal supremo que anularía las fundamentadas sentencias y resoluciones judiciales de altos tribunales del país. Según publicó en su momento el diario Público.es la Audiencia de Barcelona y el Tribunal Supremo consideraron probado que, el 27 de julio de 2006, los mossos Jordi Perisse Bresc, Joan Salva Páez, Manuel Farre Muñoz y Fernando Cea López, confundieron con un atracador a un ciudadano rumano que salía de su casa en Barcelona junto a su novia a tomar un café.

Los agentes se abalanzaron sobre L.P., “lo arrojaron de cara al suelo colocándolo boca abajo y esposándolo con las manos atrás”, propinándole a continuación “reiterados golpes y puñetazos por todo el cuerpo, pisándole la cabeza contra el asfalto y agarrándole por el cuello para impedir que gritase”. “Todo ello sin identificación alguna”, añade la sentencia.

Cuando un grupo de viandantes les recriminaban por su brutal actuación, uno de ellos “dejó entrever una pistola, sacó la placa, la mostró a los allí presentes y les expresó ‘dejadnos en paz, que estamos haciendo nuestro trabajo’, sin que conste acreditado que L., en el suelo, boca abajo y recibiendo golpes, pudiera apercibirse de la condición policial de los mencionados acusados”.

Luego le llevaron en un vehículo policial a una comisaría de Mossos D’Esquadra en Barcelona, comunicándole que estaba detenido -al haber sido reconocido con dudas por una mujer como autor de un robo con violencia y lesiones-. Durante el traslado, un agente le introdujo la pistola en la boca y le dijo: “reconócelo todo, si no te tiraremos por un barranco”, y luego: “Si la juez te suelta, te podemos matar, no serías el primero”, aparte de darle golpes con la pistola en la espalda.

El detenido, ante los golpes que no paraban de los agentes, les dijo que era hemofílico -lo que era verdad- por lo que podía morir, a lo que un policía le dijo: “Más valía”. En ese momento salió otro agente que les pidió a sus compañeros que pararan porque había cámaras grabadoras.

Luego le llevaron a un calabozo y le desnudaron, informándole por primera vez de sus derechos. El detenido perdió el trabajo “a consecuencia de la detención”.

A partir de ahí, la sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona, que condenó a los agentes por torturas, un “delito grave, gordo”, según Carmelo Ordóñez. Entre enero y febrero de este año, se produce el indulto que rebaja la pena de prisión para los mossos, aunque la sentencia del Tribunal Supremo ratifica casi en su totalidad todos los hechos considerados probados.

Las penas impuestas, como en cualquier supuesto idéntico, suponían el ingreso en prisión de las personas condenadas. El Gobierno decidió en febrero de este año indultar a los agentes condenados para reducir sus penas a dos años de prisión y sustituir la inicial inhabilitación por la suspensión, permitiendo el reingreso en el cuerpo. La Audiencia Provincial de Barcelona, de nuevo en estricta aplicación de lo previsto en el Código Penal, acordó el cumplimiento de la pena que quedaba tras el ejercicio del indulto por el Gobierno. El Gobierno decidió conceder un nuevo indulto a esas personas condenadas para sustituir la pena de prisión por pena de multa.

Para el magistrado don Carmelo Ordóñez, es un hecho “insólito. Por primera vez en España se produce un indulto sobre un indulto”. Desde su punto de vista, la Ley de Indulto, que data de 1870 nada menos, está “obsoleta” y ha de aplicarse en casos “muy especiales y muy concretos”. Lo que no acepta el magistrado es que el Gobierno “se constituya en un órgano que revise las sentencias de los jueces, además por dos veces”.

“Es como una especie de Tribunal Supremo, revisando sentencias firmes, suplantando”, agregó. Desde la perspectiva del reputado magistrado, se trata de “una intromisión descarada sobre las facultades de juzgar y ejecutar de los tribunales”. No sólo es el único en expresar esta opinión, sino que su criterio es también compartido por doscientos magistrados, entre los que se incluyen insignes juristas hasta del Tribunal Supremo.

“Por intranet decidí adherirme a las protestas contra el doble indulto. El primero de los indultos es irreprochable... Pero el segundo.... El Gobierno parece haberse convertido en la Sala II del Tribunal Supremo. Nunca lo había visto”, expresa con perplejidad.

“Es el segundo indulto por el mismo hecho en ocho meses. Se pone en tela de juicio la actuación impecable de policías, guardias civiles y de mossos d’Esquadra que trabajan día a día por la seguridad de todos. Se prima a quienes vulneran la Ley, la Constitución, el Derecho Internacional...”, clama el magistrado.

Para don Carmelo Ordóñez, lo malo es “que se abre una brecha por la vía de indulto en contra de las resoluciones judiciales”. La protesta de los jueces no llegará a parte alguna, puesto que el indulto no se puede revocar, “sin embargo, al menos, queremos dejar constancia de que es inaceptable”, expresa. En este año se han concedido aproximadamente 468 indultos, pero “mientras que no se reforme la ley, está muy en duda la doctrina”. Apunta que la gravedad del asunto es que el Gobierno se ha convertido en un “poder judicial paralelo”. Cree que el doble indulto es “una falta de respeto” a la Sala de la Audiencia Provincial de Barcelona, compuesta por tres magistrados, que tuvieron que trabajar de firme para condenar a cuatro agentes por torturas: “ésa insistencia por el indulto, para que no vayan a la cárcel es una desconfiguración, una desnaturalización de la división de poderes del Estado”.
 

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