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economía - LUNES, 10 DE DICIEMBRE DE 2012


José y Noelia. V.S.C.

REPORTAJE / AFECTADOS POR LA CRISIS
 

Hipotecados por una casa de la que no queda rastro

José y Noelia compraron una vivienda que fue declarada en ruina dos años después, estaba construida con paredes de adobe que cedieron a la lluvia, pero no pueden edificar en el solar ni venderlo porque forma parte de un proyecto urbanístico

CEUTA
Virginia Saura

ceuta
@elpueblodeceuta.com

José y Noelia están al límite. Tienen sobre sus hombros el peso de dos hipotecas, una sobre una casa que compraron y que le derribaron tres años después porque la declararon en ruina inminente, y otra de la vivienda en la que ahora residen. Tienen dos niños pequeños y en su hogar sólo entra un sueldo de mil euros. Las cuentas no les salen, y sólo pueden llegar a fin de mes con la ayuda de sus familias. Su banco no acepta su petición de que se realice una rebaja en las cuotas de la hipoteca. Al contrario. En marzo, ya les han avisado de que les subirán la letra de una casa que compraron en buen estado pero que resultó estar en ruina. Las carencias, tampoco son una opción, ya que después se incrementan las cuotas.

En 2005 esta pareja iniciaba una vida en común en una casa en el Recinto Sur. “Era una caramelo”, recuerda José que explica como la vivienda unifamiliar se encontraba en buen estado y así lo verificó el tasador del banco, que tras visitar la casa le ofreció una hipoteca del 100% del precio de la vivienda. Sin embargo, el dicho de que no es oro todo lo que reluce cayó sobre ellos en poco tiempo. En diciembre de 2008, Noelia recuerda especialmente una noche de lluvia. “La casa se nos caía encima, las paredes se rajaban, el techo se caía” relata esta mujer que tuvo que salir corriendo con lo puesto y su hija, de ocho meses, en brazos. Al día siguiente declararon su vivienda en estado de ruina inminente y les obligaron a desalojarla. Las paredes eran de adobe y no de ladrillo, por lo que su consistencia era débil y frágil. “Incluso encontramos conchas en la arena de las paredes”, relata Noelia.

La Ciudad Autónoma se encargó de derribar la casa. El arquitecto municipal les aseguró que existía el riesgo de que se quebrara por la mitad y parte de la estructura cayera a la carretera. Por ello, renovar la casa era imposible. Había que tirarla abajo y por ello la Ciudad Autónoma le exigían que pagarán 7.000 euros, pero no pudieron hacerle frente y se aplazó el pago, ahora la cantidad ya supera los 9.000 euros porque se acumulan los interesen, según explica este matrimonio. Desde la Administración local tampoco han planteado la alternativa de cancelar la deuda.

Cuando se encontraron con esta situación, José y Noelia acudieron al seguro. El banco les había obligado a contratar una póliza para otorgarle la hipoteca. Sin embargo, desde la agencia de seguros también les cerraron la puerta. La empresa les devolvió el recibo de ese año en cuanto esta pareja comunicó al banco que les declaraban la casa en ruina para no hacerse cargo del siniestro.

La posibilidad de vender el solar para recuperar parte de la inversión y saldar la hipoteca tampoco es viable para este pareja que ve todos los caminos vetados. El terreno forma parte de un proyecto urbanístico de la Ciudad Autonóma, por lo que no se puede construir en él. “Nadie compra una tierra donde no se puede hacer nada”, constata amargamente José. Sin embargo, el proyecto no sale adelante y tampoco se cancela.

Con las manos atadas y sin un techo bajo el que cobijarse. Esta pareja, con una niña de ocho meses, se vio obligada a vivir en casa de sus padres. Durante una época con la familia de Noelia y otros meses con la de José. Mientras, seguían pagando la hipoteca. Sin embargo, Noelia no se resignó y acudió varias veces al Ayuntamiento para pedir una casa de Protección Oficial. Finalmente les otorgaron una en El Sarchal, por la que pagan una hipoteca de más de 200 euros. En principio, la Ciudad Autónoma les ofreció una permuta de la casa por el solar, pero nada de eso se ha materializado, según explica esta pareja. Ahora pagan más de 800 euros en hipotecas. Por la primera casa tienen unas cuotas de 600 euros que en marzo pasarán a ser de 720 euros. “Sólo pedimos una solución”, reclama José para afirmar que él quiere pagar, pero un cantidad que se pueda permitir. “Ahora tengo miedo de que me embarguen, yo he dado la cara siempre, pero ya no puedo hacer más”, señala.

Este padre de familia incluso ha acudido a los juzgados, donde denunció a las personas que le vendieron la casa por estafa. Ganó el juicio y la sentencia obligaba a los anteriores propietarios a restablecer la cantidad pagada por la casa. Sin embargo, en la Audiencia Provincial le quitaron la razón sin oportunidad de recurrir. Ahora, quieren denunciar al seguro, pero como José tiene nómina no tienen derecho a un abogado de oficio. Ellos tampoco se pueden costear el servicio de un letrado y, a la desesperada, hacen un llamamiento para que alguien que lea su historia les ayude.

Hace solo dos meses, José y Noelia han tenido a su segundo hijo. Las navidades se acercan y Noelia sólo tiene el deseo de poder comprarle un regalo de Reyes a su hija mayor, de cuatro años. “He pedido en el banco que este mes nos rebajen la cuota y me han respondido que si no pago ya se lo que hay”, se queja esta madre. Desde que los desalojaron han pagado todas sus cuotas, menos dos, y temen que los denuncien el día menos esperado. “Ya no me salen las lágrimas, hemos derramado muchas, y ahora hemos asumido que tenemos que vivir”, afirma cabizbajo José, que sólo sonríe al recordar que sus hijos le ayudan a salir adelante. “Hemos sido víctima de una estafa”, lamenta este padre de familia, que sólo quiere una oportunidad para salir adelante y no verse ahogado por la hipoteca de una casa que no tiene.
 


La dación en pago, una alternativa vetada por la que luchan desde Adicae y los sindicatos

Para José y Noelia, la dación en pago está vetada. En su casa entra un sueldo, pero no da para pagar las dos hipotecas y mantener a la familia. Sin embargo, en el banco no aceptan esta opción para saldar su deuda. Desde Adicae y los sindicatos trabajan para que esta modalidad, con la que se cancela la hipoteca al entregar el inmueble, sea obligatoria para los bancos. Hasta ahora, las entidades pueden rechazar la dación en pago, aunque esta se recomienda en el Código de Buenas Prácticas. En la ciudad, la Federación de Asociaciones de Vecinos (FPAV) se ha encargado de recoger firmas en favor de la dación en pago, iniciativa que también se ha promulgado por los sindicatos para evitar que familias en riesgo de exclusión social tengan que hacer frente a hipotecas que no pueden pagar. Sin embargo, por parte de las entidades financieras son reacios a llevar a cabo esta práctica que sería la solución para miles de familias que durante la crisis han visto como sus recursos económicos disminuían.
 

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