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OPINIÓN - MARTES, 11 DE DICIEMBRE DE 2012

 
OPINIÓN / EL ALA OESTE

Nuestro mejor momento

Por Juan Carlos Hernández


Los días pasan con su cadencia habitual. Todo lo que hacemos, todo lo que somos pasa, en apariencia, rápidamente. De manera sutilmente efímera. Y es ahí, en el leve terreno de lo efímero donde día a día los hombres y mujeres de este país nos jugamos nuestra vida diaria. La hipoteca, el recibo de la luz, la factura del dentista, todo nos oprime y nos teledirige hacia el negro agujero de la depresión, de la derrota moral, de la adversidad. Pero hay muchas formas de luchar contra la adversidad, hay muchas formas de ser grande.

He visto hombres y mujeres de muchas partes de España levantarse al amanecer y trabajar muy duro a lo largo del día sin perder el ánimo, manteniendo la cara y el sentido del humor, sin quejarse, sin aspavientos, con los sueños de toda una vida aún sin cumplir pero perfectamente vivos en su corazón. Los he visto hacer frente a la adversidad en una barra de bar, en un restaurante, en una oficina con un ordenador, en una redacción tras un teclado o un micrófono. He visto brillar sus ojos y latir sus corazones cuando todo parecía perdido, les he visto pelear sin rendirse ante la amenaza del paro y la ruina. Les he visto caer y les he visto volver a levantarse. Doloridos, sin aliento, con la mirada cansada del que ha sido derrotado muchas veces pero jamás definitivamente vencido. He oído sus anhelos, sus sueños, sus afanes; he sido testigo de sus renuncias. Pero también he presenciado cómo han crecido y como han sacado fuerzas de flaqueza. Como dice Diego Alatriste, el inefable personaje de Reverte: “ lo siento Señoría pero este es un tercio español” y con esto queda todo dicho.

Que la crisis es un hecho y no una fantasía no hace falta ni argumentarlo. Que la crisis se ha agravado hasta niveles extremadamente dolorosos debido a la negligencia culpable de los gobiernos del PSOE dirigidos por el ex presidente Jose Luis Rodríguez Zapatero también es un hecho. Como un hecho es que en el tratamiento de la crisis hay personajes que merecerán,en su tiempo,una revisión histórica que determine su responsabilidad en la situación: Pedro Solbes,

Jose Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba. Estos señores sabían, entendían y comprendían el alcance de la situación. Tenían los datos, los contactos y conocimientos suficientes para remediar o al menos paliar la situación.

No lo hicieron. No por falta de medios sino por falta de voluntad.

Son profesionales del poder, necesitan el poder para subsistir como partido. De esa manera y viendo como la tendencia de voto de la población les señalaba como responsables, se jugaron su futuro a una carta incierta pero posible: dejemos que otros lo arreglen si pueden, entorpezcamos todo lo posible (huelgas, críticas, indignados, manifestaciones); en caso de que la situación se enderece el costo será tan grande que probablemente y dada la mala memoria de la población vuelvan al poder. Si la situación no se endereza y contando con el apoyo del complejo mediático-propagandístico, del complejo burocrático-sindical (corrupto y dependiente de los fondos de los Presupuestos Generales del Estado y de actividades poco transparentes relacionadas con la formación), es más que probable que la población vuelva a darles una confianza que no merecen. Da igual, ellos quieren el trabajo sucio hecho por otros y el poder para lucrarse de nuevo.

Y ahora algunos quieren pedir perdón y otros quieren garantizar la continuidad del partido. Ninguna de las dos cosas será real ni sincera si no parte de una revisión profunda de aspectos políticos e ideológicos. Los que no están de acuerdo con la política que nos llevó a esta situación que se dejen de juegos florales y digan lo que quieren y cómo y cuando, y para variar, interésense mas por prescindir de la troika dirigente: González-Zapatero-Rubalcaba, que de conservar su cargo o su puesto. A los partidarios de la troika solo se les podría pedir, y esto haciendo gala de una ingenuidad digna de mejor encomio, que o bien se dediquen al bonsái o que nos expliquen qué es eso de la radicalidad reformista.

Este país nuestro, esta España nuestra no tiene nada que ver con aquella de la guerra civil, ni con aquella otra de la asamblea de facultad y el franquismo ni siquiera con la de Suárez,Carrillo y la transición. Un nuevo país se abre paso y ese país está lleno de gente que, como decía el poeta son “españoles con futuro, españoles que por serlo aunque encarnan lo pasado no pueden darlo por bueno”.

Yo por mi parte seguiré luchando contra la adversidad dsede mi silla de ruedas igual que otros lo hacen con una escoba barriendo nuestras calles; esa es nuestra manera de ser grandes; y que se entere la troika: éste es tercio español y estamos en nuestro mejor momento.
 

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