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OPINIÓN - DOMINGO, 16 DE DICIEMBRE DE 2012

 
OPINIÓN

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


LUNES 10.

Elisabeth Carreira, Eli para los amigos, es empleada del Hotel Tryp, desde hace la tira de tiempo, y a su más que archiconocida profesionalidad le acompaña siempre una amabilidad revestida de una sempiterna sonrisa. Hoy, cuando nos hemos visto, me ha dicho que su marido, Eduardo Amado Campos, pintor al óleo sobre lienzo, va a exponer una serie de cuadros en la Sala de El Poblado Marinero. La exposición se inaugura el día 13. Así que cuando salga este recuadro, EAC, nacido en La Habana, habrá obtenido el éxito que sus amigos le deseamos. Por cierto, hace ya mucho tiempo que no coincido con el artista cubano. Persona tan culta como agradable. De modo que haré todo lo posible por asistir al acto de exposición de sus lienzos.

Martes. 11

Comida de los martes. Nos sentamos a la mesa Luis Parrillas, Salvador Durá, Álvaro Pérez y quien escribe. Y hablamos de cuanto se encarta y lo hacemos antes de empezar a comer, durante y en la larga sobremesa. Confieso que, en ocasiones, mi estimado SD me saca de quicio. Pues le gusta polemizar acerca de ciertos asuntos sin aportar argumentos suficientes para que se le otorgue la razón buscada por él. No existen verdades absolutas. Claro que no. Pero también es cierto que hay hechos que vienen a demostrar que quienes argumentan más y mejor se acercan más a esa verdad que suele ser tenida por universal en cualquier actividad. Si hablamos de fútbol, por ejemplo, y sale a relucir el área pequeña, hay algo que es dogma: esa zona pertenece al portero y los errores de éste en ese espacio acaban casi siempre condenando a su equipo. En cuanto a su obsesión por los títulos, a mí no me cabe más que decirle que yo nunca me he jactado, ni lo haré, de ser autodidacto, porque es poco lo que se puede aprender sin auxilio ajeno. Pero conviene no olvidar, sin embargo, que este poco es importante y que además nadie me lo puede enseñar. Ya que lo aprendo estudiando sin que nadie me obligue. Luis Parrillas asiste a la conversación, mientras Álvaro Pérez se revela como un magnífico contertulio.

Miércoles. 12

No exagero si digo que llevaba varios meses sin ver a Manolo Gómez Hoyo. Pero hoy nos hemos tropezado y, tras los saludos de rigor, nos hemos puesto a parrafear. Con Manolo siempre me he llevado la mar de bien. Aunque bien sabe que, cuando lo he creído oportuno, le he dicho que nanay de la China a cualquier decisión tomada por él cuando tenía un cargo en Acemsa. Eso sí, debo decir que siempre aceptó mis reproches con el mismo saber estar que cuando creí oportuno salir en su defensa. De ahí que jamás nuestras buenas relaciones se vieran empañadas por nada ni por nadie. Manolo tiene la buena costumbre de recordarme, cuando nos vemos, los títulos de dos o tres columnas escritas por mí, y es capaz de recitármelas de memoria. Así que a mí no me queda más que agradecerle semejante atención. Sí, los halagos, si no son empalagosos, son siempre bien recibidos. Y la excepción no está en mí. MGH me ha dicho, como en él es ya costumbre, que la próxima vez que nos hallemos en cualquier sitio, me contará algo muy especial. Pero yo sé, más que bien, que mi estimado Gómez Hoyo nunca me pondrá al tanto de nada que yo ya no sepa.

Jueves. 13

Coincido con varias mujeres, que suelen leerme, y no tengo el menor inconveniente en pegar la hebra con ellas. La conversación no tiene desperdicios. Y a medida que nos vamos adentrando por la ladera de la confianza, me doy cuenta de que las féminas carecen de prejuicios. Y a mí me encanta que se muestren tan rotunda en sus opiniones. Me cuentan que entre ellas, cuando se encarta, comparan, califican, se intercambian confidencias con estadística y explicaciones técnicas en apoyo de las mismas. Un poco más y concederían “orejas”, como se conceden “estrellas” a los restaurantes. Una oreja: momento agradable, pero que no vale forzosamente la noche entera. Dos orejas: ocasión interesante, buena relación calidad/tiempo. Tres orejas: asunto excepcional, merece el fin de semana y más aún. Nunca he disfrutado más que en una tertulia de mujeres. Los hombres no llegan a tanto en sus conversaciones de dormitorio.

Viernes. 14

Según he leído hoy el “caso” Gordillo, que fue un escándalo en su día y que sirvió para que el que era muy poderoso político tuviera que irse corriendo por la puerta de servicio del Gobierno, ante la alegría de sus compañeros, está viendo ya la luz judicial. De momento, se nos dice que el Fiscal ha pedido el sobreseimiento del asunto porque es evidente que no hubo abuso sexual. Que la relación sexual mantenida con la denunciante, Sineb Ahmed, fue un hecho consentido entre personas adultas. Y que el entonces vicepresidente del Gobierno no favoreció en nada, aprovechándose de sus cargos, a la señora SA. Habrá que esperar a la resolución final. Y será entonces cuando haya que pedirles reparaciones a todas las personas que pusieron a Pedro Gordillo frente al paredón de la deshonra e hicieron befa de él y de los suyos. No olvidemos la incidencia que aquella persecución cruel e ignominiosa, tuvo en la enfermedad de su mujer: Conchita Íñiguez. Fallecida recientemente. En fin, otro baldón que hay que atribuirle a los políticos que nos gobiernan desde hace la tira de tiempo. Y van…

Sábado. 15

Entre ayer y hoy han sido muchas las personas que me han preguntado acerca de quién es el político que, tras adjudicarle varias obras públicas a una empresa, se ha visto recompensado con creces por parte de ésta. Y he tenido que echar mano del socorrido tópico: “Se dice el pecado pero no el pecador”. Por razones obvias. Casi todas las personas, no conformes con mi contestación, han querido conocer, al menos, el nombre de la joyería implicada en tan desagradable acción. Y les he dicho, lógicamente, que nones. Y a partir de ese instante, he tenido que oír cómo los inquiridores hacían cábalas mirándome a la cara. Como si en ella pudiera reflejarse, ante la mención de cualquier nombre, la verdad del asunto. De un asunto que vuelve a demostrar que la corrupción política está vivita y coleando entre nuestros gobernantes. Cansado ya de que se me atosigue a preguntas, decidí manifestarme así: ahora le toca a nuestro alcalde, tan excesivo en los elogios a sus amigos como perseguidor implacable de cuantos no le hacen la ola, interesarse por un caso que está dando que hablar. Y no para bien. Por supuesto.
 

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