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OPINIÓN - DOMINGO, 23 DE DICIEMBRE DE 2012

 
OPINIÓN

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


LUNES 17.

yer domingo, a esa hora vaga de mediodía, mi teléfono sonó varias veces. Eran Llamadas de personas, conocidas mías, que querían saber más de algunas cosas referidas por mí durante la semana. A Alberto Gallardo lo que le preocupaba es no haberme visto, últimamente, en ningún sarao. Y tuve a bien explicarle las causas por las que, de momento, he decidido abstenerme de ir a festejo alguno aunque agradezca que se me invite. Tras responderle a su pregunta, me preocupé por la salud de Alberto y quedé satisfecho de cuanto me contó sobre su recuperación. De la que sabía bien poco, debido a que hacía ya la tira de tiempo que no charlábamos. También le dedicamos algunos minutos al sobreseimiento que la fiscalía ha pedido para el “caso” Gordillo. Y le ofrecí mi opinión sobre unas declaraciones hechas por el interesado, al recibir tan grata noticia: lo que debería haber hecho es dar los nombres y apellidos de las personas que, desde el primer momento, lo pusieron entre la espada y la pared. A partir de ese momento, hubo nada más que un corto espacio de tiempo dedicado a la cháchara.

Martes.18

Alejandra es morena, de grandes ojos negros, nariz graciosamente respingona. Tiene un cuerpo espléndido que ella ciñe intencionadamente. Los hombres suelen desnudarla con la mirada, porque está llena de vida y ondulaciones para ser acariciadas a cualquier hora. Alejandra, cada vez que nos encontramos, me confirma el interés que le suscita lo que escribo. Y a mí se me cae la baba oyendo el halago proveniente de una criatura que, cumplida la treintena, pasea su cuerpo con un garbo capaz de causar tortícolis a tutiplén. Alejandra, tras saludarnos hoy, me ha preguntado si sé algo acerca de la poca confianza que ya tiene Juan Vivas en Yolanda Bel. Y le he dicho que no. Y ella me ha puesto al tanto de ciertos motivos por los que las relaciones entre ambos se han ido deteriorando en los últimos tiempos. Ahora bien, lo que me ha contado Alejandra, por más que su body esté hecho para la perdición de mucha gente, debo ponerlo en cuarentena. Por una razón muy simple: Alejandra nunca ha negado su fascinación por Yolanda Bel. Y, claro está, se le ve el plumero.

Miércoles. 19

Dos y media de la tarde. Acabo de terminar la columna que saldrá mañana, titulada “Políticos”, cuando Gloria, mi mujer, viene a la salita donde tengo instalado mi escritorio, para decirme que ha oído en la radio lo de Tito Vilanova; es decir, que ha recaído de su enfermedad. Que al entrenador del Barcelona se le ha vuelto a reproducir ese tumor cancerígeno en la glándula parótida del que fue intervenido en noviembre de 2011. Y me descompongo. Me entran sudores fríos. He aquí a un gran tipo, deportista desde que fue nacido, viviendo en la cúspide de la fama, a sus 44 años, que se ve asediado por una enfermedad que hace sus presas sin distinción de ningún tipo. Para él, para Tito Vilanova y los suyos, nada cuenta ya que no sea volver a enfrentarse con éxito a una intervención que le sane para siempre. Es lo que lo uno desea tan fervientemente como dispuesto estoy a invocar a todos mis santos por él.

Jueves. 20

Me desayuno con la noticia de que Ángel María Villar, junto a varios de sus hombres de confianza, ha vuelto a ser imputado por hacer uso de fondos de la RFEF para costear viajes privados. Los imputados, además del presidente, son miembros de su camarilla: Antonio Borrás del Barrio, José María Castillón, Juan Antonio Padrón y Juan Espino. Sí, ya sé que ustedes están esperando que en la lista aparezca Antonio García Gaona; pero no es posible porque, en 2002, cuando toda esta patulea viajaba a costa del presupuesto federativo, García Gaona aún no se codeaba con esta gente que vive dedicada a subirse y bajarse de los aviones y a pegarse todos los homenajes del mundo por ciudades de aquí, de allá y de acullá. Un día, de hace ya bastantes años, le dije a quien más mandaba en la Federación de Fútbol de Ceuta, que los personajes mencionados eran todos muy amantes de vivir a costa del fútbol. Y perdió los estribos defendiendo la honradez de todos ellos. Eso sí, lo que no me pudo negar es que Borras del Barrio era calvo y que un día, siendo árbitro de Primera División, salió al campo con una peluca, presumiendo de playboy, y que ésta se le cayó al césped y lo convirtió en el hazmerreír de toda la España futbolística. A lo que iba, que la Audiencia Provincial de Madrid ha acordado ayer miércoles la reapertura de un caso que, en 2010, decidió archivar Adolfo Carretero, juez del asunto. A ver si ahora hay más suerte y, al menos, tenemos la oportunidad de comprobar que la Justicia hace todo lo posible por avergonzar a estos aprovechados.

Viernes. 21

Lo que más aprecio en esta vida es ver de qué manera se desenvuelven las personas en los tiempos difíciles. Que es cuando hay que sacar el carácter a relucir. Cuando sopla el viento, incluso la veleta tienen carácter. Así me expreso en un corrillo. Y no tengo el menor inconveniente en continuar hablando del asunto. El carácter es la virtud de los tiempos difíciles. Sin duda alguna. Que son los tiempos que corren ahora. Tiempos donde las penurias económicas y los miedos que están sembrando los políticos con sus recortes, están dejando en el camino a millones de personas sumidas en la pobreza y abocadas a pasar canina desoladora. Hambruna como la que se daba en aquella miserable Edad Media. Por lo tanto, creo que en estos momentos cabe la siguiente pregunta que se hacía un señor de cuyo nombre no me acuerdo: “¿Qué es carácter? En las condiciones más hostiles, ser capaz de dar de sí. ¿Y falta de carácter? En las condiciones más favorables, meter la mano en la caja sin contemplaciones. Los políticos, sálvense los que puedan, han carecido de carácter en los tiempos de bonanza. Eso sí, se han hecho de oro. Por ello, es decir, a los de siempre, o sea a los pobres, les está tocando soportar con firmeza las calamidades. Para no cambiar. Me llamaron, tras terminar mi perorata, pesimista solemne.

Sábado. 22

Me tropiezo por la avenida de Sánchez-Prados a Inmaculada Ramírez, quien fuera durante cuatro años diputada y portavoz del Grupo Parlamentario en la Asamblea de la ciudad. De Inmaculada dije en su momento que era, y lo sigue siendo, una mujer extraordinaria, cuyo paso por la política activa no le había aportado beneficio alguno. A pesar de su evidente preparación y del entusiasmo con el cual abordó sus funciones. Hoy se lo he vuelto a recordar, y me ha respondido de la misma manera que lo hizo en su día: Formar parte de la política activa me enseñó a aceptar las críticas negativas de los medios sin perder la compostura. Lo cual considera que no es tarea fácil. Puesto que hubo momentos en los que reconoce que estuvo a punto de perder los nervios. Trato de tirarle de la lengua, pero sigue siendo aquella mujer, que tiene maneras y saber estar, incapaz de hablar mal de nadie. Cuando le pregunto sobre los problemas que parece tener Yolanda Bel con Juan Vivas. Me mira, se sonríe, y me responde de modo que me siento obligado a no contar nada. Inmaculada Ramírez: gran señora, y estimada amiga.
 

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