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sociedad - LUNES, 31 DE DICIEMBRE DE 2012


guardia civil de mar. fidel raso.

Inmigración / VIGILANCIA
 

El año termina sin que se reproduzcan las avalanchas de inmigrantes a Ceuta

El control de las dos zonas limítrofes froterizas por parte de Marruecos ha surtido efecto y las rutas se han desviado
 

CEUTA
Tamara Crespo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

El año 2011 terminó con el mismo fenómeno que lo caracterizó: las avalanchas de decenas de subsaharianos que entraban en Ceuta en balsas o a nado. Sin embargo, el refuerzo realizado por Marruecos en las dos bahías desde los últimos días de diciembre surtió efecto y a lo largo de 2012 no se ha reproducido esta situación. No obstante, las rutas de la inmigración clandestina, que no cesa, se han desviado a la península.

Mientras en Ceuta se ha vivido un año de relativa tranquilidad en cuanto a la inmigración clandestina, Cádiz ha recibido las mayores avalanchas que se recuerdan desde 2004, con más de un millar de subsaharianos llegados a sus costas desde el litoral marroquí. La razón de este cambio parece estar en el refuerzo de la seguridad por parte de Marruecos en las zonas limítrofes con la ciudad autónoma, que han frenado las avalanchas que caracterizaron 2011 hasta prácticamente los últimos días, pues el 22 de diciembre entraba a nado por el Tarajal el último grupo de 57 subsaharianos.

Dos patrulleras de la Marina Real marroquí, la 139 y la 133, controlaban ayer las aguas del Estrecho en previsión de nuevos avistamientos de las precarias balsas de plástico en las que se desplazan los inmigrantes. Cerca de las 13.00 horas, se produjo de hecho por parte de la embarcación de Salvamento marítimo Alkaid el rescate de nueve subsaharianos en una de estas pateras. Otras dos fueron asistidas, según informó este organismo dependiente del Ministerio de Fomento, por medios marroquíes.

La zona del islote del Perejil ha sido una de las que se han vigilado de forma permanente tanto por las fuerzas de seguridad de Marruecos como por la Guardia Civil, pues en las inmediaciones, en concreto, en los bosques de Oued Mahrsa, se generó desde la primavera pasada un punto de partida de estas embarcaciones.

Por su parte, en el lado marroquí del Tarajal se acometieron obras de refuerzo del espigón fronterizo con Ceuta, se valló toda la playa por la que se lanzaban al mar los inmigrantes y se habilitó una zona de aparcamiento donde estacionan los vehiculos de la Gendarmería y el ejército marroquíes, lo que en la práctica ha supuesto un blindaje casi inexpugnable.
 

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