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OPINIÓN - LUNES, 31 DE DICIEMBRE DE 2012

 

OPINIÓN / EL OASIS

Brindaré por los padres
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Si yo fuera un hombre de fe, tras leer hoy, domingo, La Razón, saldría a la calle gritando albricias y hurras a granel. Recorrería la ciudad, de cabo a rabo y a la inversa, entusiasmado y propalando a voz en cuello la buena nueva: gracias a las medidas que viene tomando el Gobierno de España, dirigidas por su presidente, Mariano Rajoy, los españoles seremos los más felices de Europa en el año 2013.

Si yo fuera un hombre de fe, después de haberme aprendido de memoria los 10 motivos que nos ofrece La Razón, periódico de tirada nacional, para hacernos creer que el 2013 será el de la recuperación económica, me invadiría una alegría descomunal y recorrería las principales arterias de la ciudad expandiendo la gran noticia.

Si yo fuera un hombre de fe, de los que son capaces de creer a pie de trago cuanto nos dice su director, el de La Razón, claro está -Francisco Marhuenda-, convocaría una reunión de amigos y simpatizantes en la plaza más principal de esta tierra para elogiar todas y cada una de las decisiones tomadas por el Gobierno para sacarnos del terrible atolladero en el cual nos metieron los socialistas.

Si yo fuera un hombre de fe, daría a partir de ahora charlas y más charlas acerca de cómo la mente privilegiada de Rajoy ha conseguido que, en solo un año, la España miserable, agotada en todos los sentidos, que él heredó, esté ya en el camino de la salvación total y absoluta. Según se desprende de lo que nos ha contado La Razón y que yo he leído minuciosamente.

La Razón, periódico muy de derecha, y está en su perfecto derecho de serlo, y su director, más de derecha todavía, y muy bien que hace, han pintado un panorama tan de camino de rosa que hasta he llegado a creer que aún estaba viviendo en el día de los Santos Inocentes. Y me explico: nos dicen que las administraciones están en el camino del equilibrio. Que el Tesoro tiene reservas acumuladas. Que la reforma financiera está cerrada. Que la economía echa raíces en los restos del ladrillo. Que las empresas españolas son más competitivas. Que los inversores han recuperado la confianza. Que las posibilidades de un rescate han menguado. Que las exportaciones crecen sin par. Que el motor del turismo late a pleno rendimiento. Y que la bolsa no deja de ser una gran oportunidad de inversión.

Ante semejante enumeración de hechos fantásticos, me he tenido que pellizcar varias veces seguidas las mejillas para hacerme a la idea de que no estaba soñando despierto. Que sí estaba leyendo La Razón, y lo escrito por su director; ambos pertenecientes a un país que tiene seis millones de parados. A los que no se alude en ningún momento cómo será posible devolverlos al tajo. Bajo tal tesitura, comprenderán ustedes que yo siga siendo un hombre carente de toda fe. Sometido a la mayor desconfianza posible. Un incrédulo. Un tipo que, aun sabiendo que no hay mal que cien años dure, no se fía ni del Gobierno ni de los políticos en general, lo más mínimo.

Sé que a Marhuenda le ha ido más que bien en su vida laboral junto a Rajoy y, sobre todo, a la vera de los populares. Pero, por favor, que no nos toque los dídimos a los descreídos. Que somos ya innumerables. Y que a lo máximo que llegaremos mañana, hoy para ustedes, es a brindar con un rioja. Para que los padres puedan seguir ayudando a sus hijos en 2013.
 

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