Desde que comenzó la crisis, “los jóvenes muestran en
general una mayor flexibilidad laboral, aunque se muestran
bastante inflexibles ante un puesto de trabajo que suponga
un cambio de residencia, una dedicación parcial, un horario
flexible o un contrato indefinido frente a uno de
funcionario”
A la mayoría de los jóvenes españoles no les gusta moverse
de su ciudad, ni para trabajar ni para estudiar. Así lo han
revelado diversos estudios durante las últimas décadas. Sin
embargo, la crisis les ha obligado a ser más flexibles. Y,
en concreto, el paro: uno de cada dos menores de 25 años
está en paro en España. Desde que comenzó la crisis, “los
jóvenes muestran en general una mayor flexibilidad laboral,
aunque se muestran bastante inflexibles ante un puesto de
trabajo que suponga un cambio de residencia, una dedicación
parcial, un horario flexible o un contrato indefinido frente
a uno de funcionario”.
Son las conclusiones del Observatorio de Inserción Laboral
de Jóvenes 2011, elaborado por la Fundación Bancaja (www.bancaja.es/obrasocial)
y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (www.ivie.es),
hecho público ayer, y que publica Cuadernos de Capital
Humano.
Este observatorio realiza este estudio cada tres años con el
objetivo de analizar la situación de los jóvenes que están
en el mercado laboral, desde una perspectiva psicosocial y
laboral. La última muestra, realizada a nivel nacional, está
formada por jóvenes de entre 16 y 30 años que en los últimos
cinco se han incorporado al mercado laboral.
La flexibilidad a la que han cedido los jóvenes tiene sobre
todo que ver, según explica el informe, con aspectos como
aceptar contratos temporales o de menor cualificación que la
que tienen. La mayoría de los que trabajan tiene un contrato
temporal (54%) y a tiempo completo (64%), así como un
horario fijo (66%). Y únicamente un 6% ha cambiado de lugar
de residencia debido a su empleo. Son muchos, uno de cada
cuatro, los que realizan un trabajo para el que están
sobrecualificados.
Los efectos de la precariedad
El informe también resalta cómo afecta de forma negativa la
precariedad a este colectivo de trabajadores. “Los que
tienen contrato temporal poseen menos iniciativa, se
implican menos y son menos innovadores a la hora de poner en
marcha acciones que mejoren su puesto de trabajo”, señala. Y
añade que los que padecen esta situación de temporalidad
junto con la sobrecualificación “presentan mayor inseguridad
laboral y propensión a abandonar el empleo”.
Pero, a pesar de la crisis económica, seis de cada diez
jóvenes renunciarían al 9% de un sueldo de 1.200 euros
mensuales a cambio de no tener que cambiar de domicilio o
incluso al 10% del mismo si les ofrecieran un contrato de
funcionario. A lo que no ponen tanto reparos es a cambiar de
tarea en su trabajo, al 59% le es indiferente, como también
lo es para el 42% que el trabajo suponga un reto. Aunque la
mayoría de los jóvenes (54%) sí prefiere realizar un trabajo
adecuado a su cualificación, a otro alto porcentaje (43%) le
es indiferente. También llama la atención la gran cantidad
de jóvenes que se muestran indiferentes (44%) ante tener un
trabajo por cuenta propia o ser autónomos.
|