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OPINIÓN - VIERNES, 11 DE ENERO DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Ciudad pequeña y problemas grandes
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Ceuta es una ciudad pequeña, con problemas de urbe grande. No en vano es frontera con Marruecos. Es decir, con el Norte de África. Aquí padecemos los mismos sucesos que en otros sitios peninsulares. Ni más ni menos. Incluso menos.

Pero en los sitios pequeños, y éste lo es, todo cuanto acontece se magnífica, se hiperboliza, y bien pronto cunde el miedo y la aversión hacia ‘los otros’. Una actitud que se ha convertido ya en habitual y que va generando odios encontrados. Lo cual es tan absurdo cual contra producente.

Hace un año, más o menos, hubo un fuego en una barriada que estuvo a punto de causar una desgracia de dimensiones incalculables en un edificio. Un fuego intencionado de coches que provocó una desbandada de los muchos vecinos de un bloque hacia la calle. Poseídos por el miedo a perecer bajo las llamas de un incendio del que no sabían más que se estaba produciendo en el garaje.

Las primeras informaciones apuntaban hacia la misma dirección. La de siempre. Y, sin embargo, pasadas las primeras horas de nerviosismo nos fuimos enterando de que los delincuentes eran otros. O sea, los no previstos por sistema. Y ese conocimiento llegó a causar, créanme, cierto desagrado entre los que daban por hecho que los incendiarios de coches no podían ser los que eran. Menudo fiasco.

Cuando ocurren lamentables incidentes en una barriada, harto conocida, los hay que ponen el grito en el cielo y proclaman a voz en cuello que ello no ocurre en ningún sitio de la Península. Olvidándose de que raro es el día en el cual no nos desayunamos con graves desmanes acontecidos en cualquier periferia de cualquier ciudad peninsular.

En esta ciudad tenemos la enorme fortuna de contar con muchos y variados agentes de la autoridad y, por si fuera poco, los militares permanecen en gran número atentos siempre al menos contratiempo y, por tanto, propician una tranquilidad que para sí la quisieran muchas ciudades del otro lado del Estrecho.

Hoy, miércoles por la tarde, quedo enterado de que entre la noche del martes y la mañana de miércoles han ardido coches en un garaje de la calle Linares y que ha habido otros atentados. Y leo de qué manera se está pidiendo ya que las autoridades se reúnan como si fuera el fin del mundo. Las autoridades de Ceuta, encargadas de la seguridad, están reunidas permanentemente. Por una razón muy sencilla: la ciudad es tan pequeña como para que quienes mandan se vean diariamente y hablen de lo divino y lo humano.

Así que lo mejor en estos momentos es mantener la calma. Y dejar que la Policía haga su trabajo Y una vez realizado, no cabe más que el Delegado del Gobierno, Francisco Antonio González, salga a la palestra para decirnos quienes son los autores del hecho. Y hasta puede, por qué no, que no sean los individuos que pensamos. Por todo ello, convendría que la tranquilidad imperase en todos los sentidos. Y, desde luego, sería conveniente no hacer del asunto motivo para que la gente crea que vivimos en una ciudad sin ley. Porque no es así.

Pues Ceuta, por más que sea una ciudad pequeña, con problemas de urbe grande, por ser frontera con Marruecos, está muy protegida.
 

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